Alguien me quiere muerto

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Un día entero había pasado, Samuel se estaba aburriendo en aquella mansión, estaba solo, no estaba ni Zeus, ni Jade, ni si quiera Dante y este ultimo después de hablar con él sobre si lo dejaba libre o no, después de hacer aquel trato que le haría permanecer una semana, no había vuelto a hablarle, paso todo ese día (o lo que restaba) y el siguiente, y ahora que era este, no sabia nada, ni si quiera si estaba en casa o había salido.

Suspiro al sentirse frustrado por sus sentimientos, una parte de él le decía que se quedara con el vampiro, que él le daría lo que perdió hace unos años, ya que había prometido cambiar y también su amigo decía que le trataba de una forma diferente a la de los demás esclavos que tenia. Pero, por otra parte, había otra que le decía que escapara, que hiciera una vida nueva, que olvidara al vampiro y empezara de nuevo.

¿Porque siempre tenían que estar en desacuerdo?

Se levantó no porque supiera que hacer para quitarse el aburrimiento, si no que le había dado hambre y era mejor entretenerse en algo.

Rebuscó en los estantes y el refrigerador pero solo encontró carne (de quien sabe donde vendría), algunas verduras y sopas, pero nada se le antojaba.

Una idea cruzo por su mente y esta era ir a casa de Damian, quedaba a treinta a cuarenta minutos caminando, pero puesto para un vampiro era en un santiamén, pero, él no era un vampiro. También la estaba descartando puesto que ya le había pasado un accidente al querer ir ahí.

Eso le recordó aquel vampiro e involuntariamente llevo su mano a donde estaría la mordedura, pero no la encontró, bajo la mano y con la otra toco en donde le había mordido Dante, al pasar sus dedos por aquella marca sintió un escalofrío recorrerle la espina dorsal y casi llegar a su entrepierna, se asusto y quito rápidamente la mano, ¿porque se había sentido así?.

Estaba teniendo muchas dudas y ninguna tenia respuesta, era lo malo de él, odiaba que su propia mente sacara conclusiones tan rápidamente que ni él sabía cual era cual, cual era la verdadera y la que solo quedaba como una hipótesis.

- Mejor me iré a dormir - Se dijo a si mismo, dejando a un lado el hambre para cuando llegara uno de aquellos vampiros.

Subió a su habitación y se recostó en la cama, miro el techo con aburrimiento, si salia quedaba la posibilidad que le atacaran y estaría muerto pero si se quedaba en la mansión le daba un aburrimiento si no se encontraba ninguno de sus "amigos" vampiros.

Resoplo al ver que él solo de nueva manera se revolvía con sus pensamientos, se dio la vuelta y cerro los ojos, para instantes después quedarse dormido.

Samuel

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Samuel...

¿Quien le llamaba?

Samuel...

¿De quien era esa voz?

Sal de ahí.

¿Porque?

El diario de un humanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora