La Noticia

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Era medio día en la aldea de Konoha, y la estación de primavera se mostraba claramente en las flores que crecían fuertemente, al igual que los más jóvenes de la aldea.

Un ejemplo de aquello eran los hijos del héroe de la aldea: Bolt y Himawari, quienes, en esos momentos, corrían por el parque, mientras Hinata, su madre, los observaba contenta.

-Niños, ya hay que ir a casa- les recordó la mujer.

-¡Sí!- los pequeños dejaron de perseguirse y la abrazaron, contentos.

-Pero primero vayamos a ver a papi y a Kurama-chan- pidió contenta la pequeña.

-¡Sí, sí!- saltó entusiasmado el rubio- ¡Estaban en una misión-dattebasa!-

-Su padre me dijo que ya deberían terminarla a esta hora- recordó la mujer- ¿Qué les parece si vamos a casa? Para tenerles todo listo cuando regresen-

-¡Sí~!-sonrieron ambos pequeños.

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Mientras que, a las afueras de la aldea, Naruto aterrizó con fuerza en una rama, dándose cuenta como la silueta que perseguía se alejaba a una gran velocidad.

-¡No huirás-dattebayo!- hizo una pose de manos- ¡Kage Bunshin no Jutsu!- hizo aparecer a unos cinco clones- ¡Vamos!-

-¡Sí!-

El original y los clones empezaron a correr, logrando llegar hacia el objetivo.

-¡Te tengo!- tres se le abalanzaron, pero la silueta saltó, haciendo que chocaran entre si golpeándose en la cabeza, desvaneciéndose.

-¡Espera!- el original, más los otros dos clones, le cortaron el paso a la silueta.

-¡No tienes escapatoria-dattebayo!-

Pero, para sorpresa de los tres Naruto, la silueta se les abalanzó mostrando sus garras, y empezó a arañarlos con tanta fuerza, que se creó una estela de humo, y de ella salió raudamente, mientras que el verdadero Naruto, con sus clones desaparecidos, estaba tirado en el suelo, con varios rasguños en la cara.

El adulto levantó la cabeza al escuchar una risa muy conocida.

-¿Quién pensaría que te diera problemas semejante contrincante?- se preguntó cierto zorro de nueve colas.

-¡No te burles, Kurama!- miró enojado arriba, donde la figura del zorro lo miraba, sentado tranquilamente en una rama-¡Todo sería más fácil si me ayudaras-dattebayo!-

-¿Oh? ¿Quieres que te preste mi poder?- el zorro sonrió burlón- ¿Qué acaso necesitas entrar a modo Biju para capturarlo?-

-¡Deja de molestar, Kurama!- Naruto se levantó y lo señaló- ¡Estoy en esta misión contigo porque Kiba está ocupado! ¡Necesito tu nariz!-

-¿Qué acaso no puedes sentir tú mismo ese horrible olor a perfume que tiene esa cosa?-

-Tsch. Si sigues así, le diré a Himawari que ya no te dé de sus dulces- murmuró molesto el rubio.

-¡Está bien!- gruñó la figura del zorro, levantándose- ¡Pero no metas a los mocosos en esto!- y, de repente, desapareció.

Naruto sonrió, y corrió a la dirección de su objetivo. Sabía que podía hacer que Kurama le hiciera caso si mencionaba a uno de sus hijos.

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La silueta que el Uzumaki intentaba capturar corría a gran velocidad por el bosque, tan distraída que no notó como las ramas encima suyo se movían bruscamente, y, desde arriba, saltó la figura de un zorro de nueve colas, listo para atraparlo.

¡Vamos a hacer una visita, Kurama-chan!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora