Paternidad

4.7K 159 1
                                    

Estaba arreglándome para ir a casa de Sam a conocer a su prometido. Cuando termine de cambiarme, tome las llaves de mi auto y salí para comenzar a conducir hasta la dirección que me había dado Sam.

Cuando llegue estacione el auto y camine hasta la puerta donde debía ser, era una hermosa casa clásica familiar. Toqué timbre.

—Hola, soy Mark es un gusto al fin conocerte—dijo abrazándome de repente y le correspondí también emocionada.

—El gusto es mío. Soy Elena—le dije y el me invito a pasar.

—Lo sé, escuche mucho sobre ti.

—¿Es Elena? —pregunto Sam desde la cocina.

—Así es—respondió Mark. —Ven, siéntate—dijo apretándome la silla frente a la mesa ya colocada.

—Qué bonito, gracias—dije viendo la decoración y la casa en sí.

—Gracias—dijo Sam entrando con la comida en sus manos. —Qué bueno que te guste, no te lo había contado, pero la compramos.

Aunque me guste viajar, este es mi hogar y Mark estuvo de acuerdo asi que, nos veremos seguido—sonrió feliz.

—¿Enserio? Muchas felicidades, la casa es hermosa, me alegra muchísimo. Ahora te tendré cerca para siempre—me emocioné con que Sam estuviera tan asentada y feliz formando su propia familia cerca para que pudiera verla.

—Muchas gracias—respondieron con unas sonrisas enormes.

Nos la pasamos toda la cena hablando muy felices. Sam también aprendió a cocinar, esto estaba delicioso. Parecía no reconocer a mi amiga, con la que crecí y me crie.

—Quisimos invitarte, no solo para que conozcas a Mark, también queremos que conozcas a otra persona—dijo Sam riendo y se la notaba nerviosa.

—¿Qué pasa? —dijo frunciendo el ceño, pero con una sonrisa.

—Sucede que estoy embarazada—dijo y quede con la boca abierta hasta que unas lágrimas comenzaron a salir.

—¿Estás hablando enserio? Júrame que no es una broma ya mismo. Soy sensible—dije cubriendo mi boca de asombro y felicidad.

—No es broma, te lo juro—me pare instantáneamente y ella hizo lo mismo. La abrace y lloramos juntas, luego me agache un poco para ver su vientre y lo acaricie.

—¿De cuantos meses estas? —pregunté.

—Apenas tres meses, quise esperar para contártelo, eres la primera.

—Voy a ser tía—dije aun sorprendida por todo.

—Si—me respondió llorando. —Disculpen, hormonas—reímos.

La cena siguió transcurriendo entre risas y charlas sobre su futuro hijo o hija, hasta que se hizo muy tarde y yo debía trabajar mañana. Sam y Mark me acompañaron hasta la salida y allí me despedí de ambos con un afectuoso abrazo colmado de emoción y felicidad. Luego me incliné hasta estar frente al vientre de mi amiga.

—Adiós pequeñin—lo saludé acariciándolo por última vez antes de ir hasta mi auto.

Al llegar y sin pensarlo dos veces me tumbe en mi cama hasta la mañana siguiente, cuando mi alarma sonó ruidosa por una llamada. Tomé el teléfono adormilada y contesté.

—¿Hola? —pregunte creyendo que tal vez sería mi madre o Sam.

—Hola Elena, soy Nate­—respondió y rápidamente me levante asustada fijándome que aún no son las 9.

—Ah, hola Nate.

—Siento mucho si interrumpí algo, sucede que Emma quiere saber si quieres desayunar con nosotros. Está un poco insistente—escuché reír un poco a Nate mientras de fondo la pequeña Emma le suplicaba que le pase el teléfono.

Desde el CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora