El deseo final

3.1K 98 2
                                    

Meses después.

Todo estaba mejor. Ya no pensaba demasiado en Emma y su muerte, sino en lo que vivió estando con nosotros y eso me hace sentir mejor todos los días. Vamos a ver su lapida cada semana, Nate también nos acompaña.

Tengo casi 9 meses de embarazo, podría tener a este pequeño hoy mismo. Nate y yo hablamos sobre él y me convenció de que le pongamos ambos apellidos y además me convenció de acompañarme en el parto. Seria incomodo, pero lo sobrellevaría.

Por suerte su habitación ya estaba lista. Podía ver como Sara se ponía celosa del bebé de vez en cuando. Desde ayer duerme en casa de mi padre, lo decidimos cuando llegue a los 8 meses y medio, porque si se rompe la fuente un día de estos, no podría también llevarme a Sara.

Me acosté en la cama, era bastante tarde. Tuve dolor todo el día, todos dijeron que era normal, pero yo podía sentir que este bebe nacería hoy mientras yo dormía, lo sabía. No sé cómo, pero lo sabía. Y así paso.

5 a.m. cuando sentí mi cama mojada, fue exacto. La fuente se rompió, con dolor agarre mi celular y le marque a mi padre, no hubo respuesta. Ni Adam contesto. No tenía otra opción que el mismísimo padre de mi hijo, estaba segura que el destino lo eligió para estar conmigo en esto porque el atendió.

—¿Elena? —pregunto adormilado.

—Nate, se rompió la fuente. Necesito que vengas— estaba inhalando y exhalando muy rápido.

—Voy en camino— me corto.

Me puse mi bata, zapatos y tomé la valija con ropa del bebé y mía. Caminaba por toda la sala hasta que Nate llego y me ayudo a subir a su auto.

—Respira Elena. Tranquila— me decía mitras miraba al frente y de vez en cuando me miraba a mí. Con una mano manejaba y con la otra tomo mi mano, las cuales se entrelazaron.

Cuando llegamos, bajamos y una enfermera nos ayudó. Me llevo a una habitación para saber la dilatación y cuando lo supo inmediatamente me llevo a una sala de parto, ya estaba lista. Nate estaba a mi lado tomando mi mano con una ropa muy rara, parecía un elfo. Me volví a concentrar en pujar, es como si no oía nada, solo el sonido de los corazones que estaban a mi alrededor. En minutos escucharía otro corazón, nuevo y fuerte.

No recode nada más luego de ver a la enfermera apoyar al bebé sobre mí, apenas lo podía ver, pero era lo más hermoso que me había pasado nunca. Dylan ya estaba conmigo. Se llevaron a mi bebe luego y Nate susurraba en mi oído lo fuerte que era. También sentí sus labios chocar con los míos antes de quedarme profundamente dormida.

Me reincorporé horas después cuando abrí los ojos y vi a Nate con él bebe en sus brazos.

—Hola— saludo dulcemente. —Mira a quien tengo aquí— me acerco a Dylan. —¿Quieres sostenerlo? — me pregunto.

—Hola, claro que si— traté de sentarme en la camilla para poder cargarlo mejor.

—Tu familia estuvo aquí hace un rato. Vieron a Dylan desde un cristal, no los dejaron entrar, pero dijeron que volverían.

—Bien— dije mientras Dylan tomaba mi mano, estaba enloquecida con él. No podía dejar de verlo.

—Es un bebe hermoso— sonrió. —Tenia que sacar la hermosura de alguien, digo tiene tú mismo cabello, nariz y labios, pero tiene mi belleza— dijo Nate e hizo que riera.

—No, ni siquiera tiene tu belleza, es la mía.

—Es una gran opción— me sonrió. —No volteo a verte a cada segundo para no notar que Dylan es tan hermoso como tú.

Me ruborice.

—Se que no volvimos a hablar de esto, pero tú y yo nos conocemos después de tanto. Sientes lo mismo que yo y quiero intentarlo de nuevo... lo nuestro— se sentó a mi lado nervioso.

—Si, Nate. También lo quiero— le sonreí y me besó por primera vez en mucho tiempo desde que lo estábamos esperando y deseando. Me había vuelto a enamorar de él.

Me beso y así pude ser feliz, lo volví a tener todo con ellos. Estaba cumpliendo con el deseo de mi querida Emma.


Fin.




Desde el CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora