Alison.
En ese instante era la persona más feliz del mundo. No pensé ni en mi familia, ni en Jack, ni en lo que dirían mis amigas. En nada. Solo éramos Matt y yo. Dos personas que se habían conocido por una venganza y habían acabado enamorándose. ¿Irónico verdad? Pero era así, estaba enamorada de él, no quería darme cuenta ni admitirlo. Pero al oír esas palabras salir de su boca, no pude negar lo innegable. Lo quería. Lo quería desde el momento en que me miro a los ojos y me contó la historia de mi padre. Lo quería cuando me compro la ropa. Lo quería el día que me llevo a ver Londres. Lo quería y lo quiero.
Estábamos casi en Navidad. Y estas fechas eran muy importantes para mí, mi familia entera se reunía en casa para cenar el día de Nochebuena. Pero este año sería todo diferente. No habría cenas, no habría conversaciones aburridas sobre política, no habría Alison en casa. Había decidido que no quería volver con mis padres.
Estaba feliz con Matt, y no quería ir a casa a afrontar lo que estaba pasando. Tenía que empezar con mi plan. No quería que nada me saliera mal.
Terminamos una cena fantástica llena de risas, de anécdotas, de chistes malos por parte de Matt. Fue una velada perfecta.
Cuando llegamos a casa estaba completamente congelada. Le dije que iba a ir a ponerme el pijama y luego bajaba para ver un poco la tele.
Cuando ya me había cambiado, limpiado la cara y me había hecho una coleta alta me senté en la cama.
Llevaba toda la noche con una sonrisa de estúpida en la cara. Y todo era gracias al chico que me había llevado ahí. Y tenía que comprarle algún regalo para Navidad. A él y a Amber, que tan bien se había portado conmigo.
Sentí unos golpecitos en la puerta que me sacaron de mis pensamientos. Era Matt. Claramente no podía ser nadie más.
-¿Se puede? – Preguntó asomando la cabeza por una pequeña rendija abierta en mi puerta.
-Si ya tienes medio cuerpo dentro que más da que preguntes - Le conteste riendo.
-Tienes razón.
Pasó y se sentó junto a mí.
-Al, había estado pensando que tal vez, ahora que se acerca la Navidad quieras hablar con tus padres. Ya sabes, como celebráis juntos esta fiesta y todo eso...
No podía creer lo que me estaba diciendo.
-Matt es un precioso detalle.-Le dije sonriendo.- Pero verás...
-No, espera, antes de que digas nada.-Me interrumpió.- Sé que tu familia es muy importante para ti. Y si quieres hablar con ellos no te lo voy a negar. Pero me da miedo que si hablas con ellos quieras dejarme aquí, que cambies de opinión y quieras volver a casa. Tengo miedo de perderte ahora que te tengo.
-Matt, déjame hablar por favor.- El asintió dándome la palabra.- Verás, estaba pensando que no quiero volver a casa. No quiero hablar con mis padres. Estoy demasiado enfadada con ellos como para llamar o volver. Mi padre se ha comportado como un capullo contigo. Nos ha mentido a todos. Y la verdad con mi madre tampoco me apetece hablar. Pero estaba pensando, podría escribirles una carta diciéndoles que estoy bien y felicitándoles la Navidad. Les diré poca cosa. Tengo un plan ¿recuerdas? Todo va a salir bien. Y no me vas a perder. Confía en mí.- Le dije dándole un cariñoso beso en los labios.
-Gracias Alison, de verdad.
Nuestros besos fueron subiendo de intensidad. Lo que comenzó como un beso inocente se había convertido en un beso con pasión, con desesperación, sus labios buscaban los míos tanto como mis labios buscaban los suyos. Sus manos comenzaron a meterse por mi camiseta, acariciando cada centímetro de mi espalda. Notaba como los latidos de mi corazón iban subiendo cada vez más. Nunca había hecho esto con nadie. Jack y yo a lo máximo que habíamos llegado eran a darnos un par de besos más subidos de tono, pero nada más allá. Lo que Matt y yo teníamos era fuego, fuego que sentía que me quemaba por dentro. Necesitaba tenerlo todo lo cerca posible. Necesitaba sentir sus labios. Lo necesitaba a él. Pero no estaba preparada para entregarme totalmente. Me invadió una sensación extraña que hizo que me separara de él.
Me miro preocupado.
-Al, lo siento, no quería...
-No Matt, no te preocupes. Es que aún creo que no estoy preparada, ya sabes, para esto. – Me sonrojé.
-Alison, no te voy a obligar a nada. Te quiero y voy a esperar todo lo que haga falta. ¿Lo entiendes? No quiero que te sientas presionada a nada.
-Gracias Matt, enserio.
Él se iba a levantar de la cama.
-Matt, ¿puedo pedirte algo?
-Claro, pídeme lo que quieras.
-¿Te quedas a dormir conmigo?
Una sonrisa de oreja a oreja se expandió en su rostro.
-No podías pedirme nada mejor. Claro que me quedo a dormir contigo.
Y así fue, nos metimos los dos en la cama, Matt me tenía abrazada por la espalda, sentía su calor, su protección. En esos momentos no había mejor lugar en el mundo.
Me sentía nerviosa aun de nuestro momento ''apasionado'' pero él me había entendido perfectamente y me había dicho que iba a esperarme todo lo que hiciera falta. No tenía nada más que oír. Y sinceramente, no me importaría que el primer chico con el que pasara algo asi fuera con Matt, pues podía decir que era del único chico del que me había enamorado. Pues Jack, bueno, él no contaba.
Al día siguiente le escribiría una carta a mis padres para que supieran que estoy bien, pero aún no tengo intención de volver a casa. Primero tenía que conseguir que me mandaran el dinero para ayudar a la madre de Matt y ya pensaría si volver.
Pero en ese momento decidí cerrar los ojos y caer en brazos de Morfeo.
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Cuidado con lo que eliges.
RomanceComo si fueran pocos los días que llevaba ahí encerrada, seguían y seguían sumando, había perdido la cuenta. No tenía compañía, no tenía nadie con quien hablar, nadie salvo él, la persona que la había llevado a ese oscuro y frio lugar. Su secuestrad...