Alison.
Una, dos, tres... había estado llamando a Matt desesperadamente, le había dejado casi 10 llamadas perdidas y algunos mensajes en el contestador, pero no tenía respuesta, hacia casi tres horas que había salido de casa y no había vuelto, estaba demasiado preocupada.
Sabía que tal vez la mejor opción era ir a buscarlo, pero tenía miedo, miedo de lo que podía encontrarme, miedo de no encontrarlo y de encontrarlo a la vez, de ver con quien había quedado, en fin, miedo.
Le di muchas vueltas al asunto y decidí subir a mi cuarto a coger una chaqueta y salir a buscar a Matt. Iba subiendo lentamente las escaleras, sumida en mis pensamientos cuando un ruido me puso en alerta, la puerta principal estaba abriéndose, bajé rápidamente las escaleras y me encontré una imagen que hubiera preferido no ver nunca. Matt iba borracho, y eso no era lo peor, venía acompañado de una repelente rubia llamada Kelsey, una mala pécora que había tenido el gusto de conocer en Navidad cuando se lanzó desesperada al cuello de mi novio.
-¿¡SE PUEDE SABER QUE HACES TU AQUÍ!? –Grite visiblemente alterada, no me hacía ni pizca de gracia ver así a Matt, tirado en los brazos de esa chica.
Ella sonrió de la manera más cínica posible y me miró con suficiencia.
Llevó a Matt al sofá y ahí él se quedó dormido al instante.
-He venido a traer a tu chico, no te preocupes cariño, está bien, tal vez un poco borracho. Imagino que habréis discutido para que haya acudido desesperadamente a mí, o, ¿me equivoco?
Si las miradas mataran, definitivamente está estaría más que bajo tierra, no la contesté, deje que siguiera hablando.
-Verás, Matt me llamo hace unas horas diciéndome que necesitaba alguien con quien hablar, ya que en casa estaba un poco incómodo. Yo como buena amiga que soy, le di el gusto de verme. Estuvimos charlando divertidos en un bar, me contó que había enterrado esta misma mañana a su madre y que había descubierto algo que no podía creer, pero no quiso contarme el que, por mucho que yo le insistí. Una cosa llevo a la otra y acabamos en el baño de la discoteca, los detalles me los ahorro mejor ¿verdad?
No podía procesar bien las palabras que estaban saliendo de su asquerosa boca, no podía ser capaz. Matt no me haría daño, yo lo sabía, confiaba plenamente en él, aunque en ese estado, me hacía dudar, y con la convicción con la que hablaba la rubia, hacía que mis sospechas fueran cada vez más grandes.
-Tras ver que su teléfono no dejaba de sonar, he decidido traerlo a casa, ya que en el estado en el que se encontraba no era el mejor. Su coche está aparcado a unas manzanas de aquí, por si quieres ir a recogerlo. Y yo creo que es mejor que me vaya, ya veo que Matt está dormido. Dile que mañana lo llamaré para ver si quiere repetir lo de esta noche.
No dejé que terminara la frase cuando mi puño se estampó contra su mandíbula. La rabia podía conmigo en esos momentos. Ella saltó encima de mí, se subió a horcajadas en mi abdomen y me propinó varios puñetazos en la cara. Rodamos mientras seguíamos con una serie de arañazos, puñetazos y algún que otro tirón de pelo.
Estaba descargando toda mi ira contra ella cuando noté que me elevaba, unos fuertes brazos me tenían agarrada de la cintura y me separaban de aquella asquerosa persona.
Traté de zafarme de su agarre pero no pude.
Solté una serie de improperios que nunca habían estado en mi vocabulario pero que en ese momento no podía callarme.
Matt me giró hacia sí, y me miro a los ojos, suplicante, pidiéndome sin palabras que parara, que me relajara, yo únicamente pude mirarle con asco. El dolor que sentía por su traición era más grande que todos los ojitos de corderito que me pusiera.
Kelsey decidió marcharse de casa sangrando por la nariz, se lo merecía.
Yo aun en brazos de Matt, me fui relajando, pero mi ira fue convirtiéndose en un dolor inimaginable, prefería el dolor de los puñetazos y arañazos de esa chica antes que el dolor que sentía después lo que me había contado.
-Al, puedo explicártelo de verdad.
-Suéltame Matt, va a ser la decisión más acertada que tomes hoy.
El cedió, no muy convencido. Me soltó y yo fui corriendo a mi cuarto, a hacer las maletas para regresar a casa. Iba a volver dentro de unos días, pero visto lo visto, se había acabado por completo.
Metí las pocas cosas que me había llevado en la maleta. Decidí dejar allí toda la ropa que me había comprado en mi estancia en casa de Matt, no quería llevarme nada que tuviera que ver con él.
Noté como subía las escaleras. Sabía que tenía que hablar con él, tenía que pedirle explicaciones, no podía irme sin saber por qué. Por qué había hecho esa estupidez. Porque había decidido hacerme daño. Después de todo lo que habíamos pasado juntos.
Vale que yo no hubiera tenido ninguna relación aun con él, pero eso no quería decir que a la mínima de cambio, cuando las cosas se pusieran un poco feas el cogiera y me engañara con otra. Yo no le habría hecho algo así jamás.
Llamó varias veces a la puerta, pero no contesté, no estaba preparada para hablar con él.
Pero a él le dio totalmente igual que yo no contestara y decidió entrar a mi cuarto. Tenía muy mal aspecto, y aún seguía borracho. Me dolía demasiado verlo así, pero más me dolía lo que me había hecho.
-Alison por favor, déjame hablar contigo, explicártelo todo.
Lo miré fijamente a los ojos. Me senté en la cama esperando a que hablara.
-Verás, sí, es cierto que llamé a Kelsey, no sé porque, joder, no tenía que haber hecho eso, tenía que haber hablado las cosas contigo, tranquilamente, pero no, hice una estupidez llamándola a ella. Estaba enfadado ¿vale? Enfadado con todos, con mi madre, contigo, conmigo mismo, con todo el mundo. Y necesitaba salir, desahogarme. Y llame a Kelsey, y fue la peor decisión que he podido cometer. Empezamos hablando de todo, no le conté lo que había pasado, es más, le dije que nosotros estábamos bien, que no iba a cambiar nada, pero una cosa llevo a la otra, y cuando me quise dar cuenta tenia los labios de Kelsey sobre los míos. Te prometo que no quería hacer nada con ella Alison. Te quiero, y no podría hacerte daño, pero el alcohol que había en mi cuerpo y todos los problemas que había tenido, pudieron conmigo. Lo siento de verdad.
No podía parar de llorar, entonces, era cierto, habían tenido algo juntos.
-Pero te prometo que no fue más allá de los besos, no sé qué te habrá dicho ella, pero no hicimos nada Al, ni borracho tocaría a otra chica que no fueras tú, te lo juro.
Saque fuerzas de donde no las tenía para hablar.
-Matt, déjame sola. Necesito terminar las maletas. Mañana me voy. Y por cierto, no me busques, necesito pasar tiempo sola.
Y tras oír esto, salió de mi cuarto.
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Cuidado con lo que eliges.
RomansaComo si fueran pocos los días que llevaba ahí encerrada, seguían y seguían sumando, había perdido la cuenta. No tenía compañía, no tenía nadie con quien hablar, nadie salvo él, la persona que la había llevado a ese oscuro y frio lugar. Su secuestrad...