Matt.
-Soy Kelsey. La novia de Matt.
¿La novia de Matt? No podía creer que Kels estuviera haciendo eso. Ella y yo lo habíamos dejado hacía ya muchísimo tiempo. No tenía ni idea de la razón por la que había venido aquí.
Cuando vi a Alison salir por la puerta se me partió el alma.
-¿¡Porque has hecho eso!?
-Matt, ¿qué más da? Ahora estamos juntos. Te quiero, y me arrepiento de todo lo que pasó entre nosotros.
-Vale, muy bien, pero yo no, ¿has visto esa chica que se ha ido? La quiero, la quiero más de lo que he podido llegar a quererte a ti. Me importa más de lo que me has importado tú. Y yo le importo a ella. Tú no sabes lo que es querer Kels, nunca lo has sentido. ¿Cuándo te acostabas con mi mejor amigo lo sentías? No. ¿Cuándo te fuiste dejándome solo lo sentías? No. Asique ahora vete y no vuelvas más. Y más te vale que no hayas hecho que pierda a Alison para siempre.
-Venga ya Matt, tú no te has enamorado nunca. Así que no vengas a darme lecciones de amor porque tú tampoco sabes lo que es. Pero si quieres que me vaya, lo haré. Por hoy. Pero no creas que voy a desaparecer para siempre. Ya me conoces, y si quiero algo, lo consigo. Por cierto, ¿has dicho Alison? – Asentí.- ¿Alison Collins?- volví a asentir.- Matt, sus padres la están buscando por todo el país.
Sentí como el corazón se me aceleraba.
-Ten cuidado, no sé lo que se me puede escapar. De momento no diré nada. Pero no creas que vaya a estar callada mucho tiempo. Ya vendré otro día y hablaremos de esto. Ve a buscar a tu querida Alison.
Y diciendo esto se fue.
Me había arruinado la noche. La navidad. Todo.
Yo si amaba a Alison. La quería. Me había enamorado de ella. Y ni Kelsey ni nadie iba a romper lo que teníamos.
Salí de casa corriendo. Necesitaba encontrarla. Aparte de para arreglar lo que Kels había fastidiado. Estaba nevando y ella había salido sin abrigo. Podría enfermar.
La busqué por todos los restaurantes y cafés que pillaban cerca de mi barrio. No estaba. La busque por los parques. Tampoco estaba. Me iba a dar por vencido cuando la vi. La vi tumbada en un banco en el parque que estaba cerca de casa. ¿Por qué no se me había ocurrido pasar antes por ahí? Corrí hacia ella y la imagen que me asalto fue horrible. Tenía los labios morados y la cara pálida. Tenía los ojos cerrados. La llamé un par de veces pero no respondía. El pánico me asaltó. La cogí en mis brazos y llame a una ambulancia. Me había quitado mi abrigo, mi bufanda y mi gorro. La tenia completamente abrigada y abrazada.
Sin darme cuenta empecé a llorar. No podía estar pasándome eso a mí. Ahora que había encontrado al verdadero amor todo se había ido a la mierda.
La ambulancia llegó enseguida. Me subí junto a ella. No le solté la mano en todo el camino, estaba helada.
La pasaron enseguida a una habitación a la que no me dejaban entrar. Pues estaba en observación.
Al cabo de dos desesperantes horas vi que un médico salía de su habitación.
-Familiares de Alison Collins.
Me levante al instante.
-Sí, soy yo. ¿Cómo está?
-Está estable. Ha sufrido una leve hipotermia. Ha estado mucho tiempo expuesta al frio. ¿Cómo ha hecho esa locura? Si no llega a llegar a tiempo, podría haber muerto. Tiene suerte.
-¿Mu-mu-muerto? ¿Pero ya está a salvo? Dígame por favor que no le va a pasar nada malo.
-No le va a pasar nada malo, tranquilo muchacho. Solo necesita reposo, tal vez si mañana está mejor le demos el alta para que pueda pasar la navidad con usted y su familia.
-¿Puedo pasar a verla?
-Sí, puede pasar, pero no la agobie. Está débil aún.
Al oír esas palabras pasé a su cuarto. Estaba tendida en la cama. Tenía ojeras y los labios aun morados. Pero parecía estar mejor.
-Al, antes de que digas nada quiero decirte que lo siento.
-Matt... no me apetece hablar.
-Por eso, no hables, solo escúchame.-Le dije llorando.
Vi caer unas lágrimas por sus mejillas. Odiaba esto.
-Kelsey no es nadie Alison. –Vi una extraña mueca en su cara al oír el nombre de mi ex.- Estuvimos saliendo unos meses hace un año más o menos. Pero me dejó, se fue sin decir nada, ni adiós, ni una nota. Nada. Pocos días después me enteré de que se había estado acostando con mi mejor amigo y que juntos se habían ido a vivir fuera del país. Me sentí mal las primeras semanas, pero luego me di cuenta de que no sentía nada por ella.
-Pero ella dijo que erais...
-Si Alison, sé que dijo que éramos novios. Pero no, eso se acabó cuando se fue. Eso en realidad había acabado mucho antes. En realidad lo único que hacíamos era discutir por cualquier cosa. No sentía nada por ella. Nunca voy a sentir nada por nadie que no seas tú Al. Te quiero y jamás te haría daño. Y mucho menos te mentiría.- Vi como su expresión se relajaba un poco y hasta parecía asomar una sonrisa de sus labios. Me creía.
-Matt, cuando dijo que era tu novia mi mundo se derrumbó. Pensé que todo era mentira, pensé que tú no me querías. Pensé...-La corte antes de que siguiera hablando. Estaba llorando y eso me mataba.
-Al, no pienses nunca cosas así. Eso no va a pasar. Y por favor nunca te vuelvas a ir. No sabes lo que he sufrido sin encontrarte. Me he recorrido todos los cafés y restaurantes de mi zona. Y sabes que son bastantes. He recorrido parques y tampoco estabas. Hasta que te he visto. Y ha sido la imagen más desoladora que he podido encontrarme.
-Lo siento Matt. No quería. Pero no podía estar en casa después de oír eso.
-Shhh... calla anda, descansa. El médico me ha dicho que si te encuentras mejor, mañana te darán el alta. Podremos volver a casa y celebrar nochebuena como habíamos planeado.
Ella asintió y cerró los ojos.
Yo me quede pensando en lo que me había dicho Kels. Esperaba que no se le ocurriera llamar a los padres de Alison para decirles que yo tenía a su hija. Que estaba conmigo. Conocía lo retorcida que era mi ex. Y a cambio de su silencio seguro que querría algo. Maldita Kelsey. Ha tenido que aparecer en el mejor momento y cuando nadie quería su presencia.
-Matt.-La oí susurrar.
-Dime Alison.-La cogí de la mano.
-No te vayas. Quédate conmigo.
-Nunca me iré Al, siempre estaré aquí. Por mucho que cueste.
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Cuidado con lo que eliges.
RomantikComo si fueran pocos los días que llevaba ahí encerrada, seguían y seguían sumando, había perdido la cuenta. No tenía compañía, no tenía nadie con quien hablar, nadie salvo él, la persona que la había llevado a ese oscuro y frio lugar. Su secuestrad...