Enero 13 // Buena suerte Markell. [Episodio Final]

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Enero 13, 2015

Para el próximo Ex inquilino de la puerta 307:

Supongo que tendré que comenzar esta carta con una sincera disculpa de mi parte. Sé que han pasado casi dos meses desde la última vez que respondí a tus mensajes, y por ello en verdad me siento terriblemente avergonzada. Siento tanto haberme comportado como todo una inmadura, negándome a responderle a la única persona que se mantuvo a mi lado en este complicado viaje hacia mi reencuentro conmigo misma.

Leí cada uno de tus mensajes, lo sabes, pero, dentro de mi frustración por no poder aceptar el hecho de que tendrías que dejarme, me era imposible encontrar las palabras correctas para corresponderte.

Fui egoísta, tanto, o incluso un poco más que cuando tuve que dejar ir el recuerdo de Jürgen y todo lo que había representado por tantos años en mi vida. Me aterré al ver un cambio en la dinámica de mi nueva aventura sola; fue desconcertante encontrarme con que, una vez más, tendría que enfrentarme conmigo misma, luchando para seguir adelante sin nadie que me tendiera una mano y aceptara con serenidad los ataques de rabia y pánico que muy pocos serían capaces de entender como tú lo hiciste. Lo siento, realmente lo hago.

Ahora, después de un proceso complicado en que tuve que aceptar que quizás tú jamás volverías a leer o escuchar mis quejas y que yo no tendría la suerte de aceptar tus consejos y crueles sugerencias, he entendido que en realidad no vas a dejarme sola. Siempre te mantendré a mi lado, escuchando en mi cabeza la voz imaginaria que te he dado, recordándome lo estúpida que a veces puedo ser por mis cientos de arranques neuróticos, pero también, en lo valiente que me he convertido a través de un año intenso y lleno de matices aterradores, que aunque amenazaron con derrotarme por completo, al final no lograron hacerlo. Si hoy he logrado ver que aún en los peores momentos siempre existirá una pequeña luz de esperanza, es gracias a ti y la forma tan maravillosa en que me enseñaste que, no importa lo terrible que luzca el panorama, al final, si aún tienes un último suspiro de vida, será mejor que lo utilices para mover tu trasero y salir del agujero profundo en el que te metiste, porque a nadie le van a interesar demasiado tus lamentos.

Gracias por ayudarme a construir a una Mörgen menos frágil, con un sentido del humor nuevo y unas ganas renovadas de demostrarle al mundo que, no importan las etiquetas que me haya ganado en el camino, todos se pueden ir a la mierda con sus cuchicheos y primeras impresiones equivocadas. Es broma... pero la verdad es que si, todos se pueden ir a la mierda ahora.

No mentiré, es más difícil de lo que imaginaba hacer esta última carta; con seguridad también será la última vez que anote en el destinatario el número 307, que por tanto tiempo representó todo un cúmulo de emociones y recuerdos que me hicieron feliz intensamente, pero sé que aquella que fue tu casa y que ahora también dejará de serlo, siempre se mantendrá en un lugar especial de mi corazón que nunca nadie podrá arrancarme y ahora, es momento de dejarla ir para siempre.

Sé que por mi culpa retrasaste tu viaje esperando mi respuesta acerca de volver a recuperar la casa con el No.307 y lo confieso, un nudo se apoderó de mi garganta cuando leí tu último mensaje acerca de que esperarías hasta el último día del plazo, para no venderla a cualquiera que pudiera interesarse por ella y no puedo más que agradecerte por defender mis recuerdos aún cuando no te correspondía hacerlo, pero ahora puedes saber mi respuesta. Vende la casa libremente y sin remordimientos, yo ya no la quiero.

Cualquiera de las razones que tuviera para correr de nuevo a Hamburgo y recuperarla, ahora no serían más que pretextos tontos para aferrarme a algo que hace mucho dejó de ser mío. Esa casa fue el mejor lugar donde pudiera haber vivido mi vida, conservando un sueño efímero de felicidad y arrancándome una infinidad de sonrisas, pero ahora no es más que parte del pasado.

Mi vida cambió después de mudarme a Berlín y aún cuando me negué por meses enteros a entender que era lo mejor que pudiera haber hecho, ahora lo comprendo.

Hace un par de semanas dejé de tomar antidepresivos gracias a los avances que he hecho en el tratamiento. Tengo un maravilloso empleo, si, MI EMPLEO. Ya no llego tarde por las mañanas y mi record de 1 café derramado a la semana, tiene emocionadas a las chicas en la cafetería quienes han aumentado mi sueldo al encontrar que tengo más energía que nunca. También le he encontrado el gusto a mi nuevo vecindario e incluso, he hecho amigos en el restaurante italiano donde, como predijiste, me regalaron una cena completa cuando supieron los rumores de que mi ex marido se había suicidado en el piso de abajo en la casa que teníamos juntos en Hamburgo. Cada viernes por las tardes salgo a tomar algo con mamá, quién, por fortuna, pudo volver a su vida habitual sin tener que limpiar los desastres en mi apartamento y gracias al cielo ha vuelto a tener el buen humor que desapareció al momento de tener que lidiar conmigo en este pequeño apartamento. Tengo que presumirte también, por supuesto, que incluso disfruto el regar las plantas cada tercer día yo sola y me encanta ir al supermercado cada fin de semana para abastecer mi propia alacena sin que mamá, o alguien más, tengan que cerciorase de que sigo viva. Esta Markell, es mi nueva vida, una vida caótica, con tropiezos y nada extravagante, pero libre y que se siente como un verdadero nuevo comienzo.

Sólo espero que el nuevo inquilino que llegue a vivir detrás de la puerta 307, sea feliz dentro de esa increíble construcción que tú y yo protegimos valientemente. Puedes estar seguro de que no hubo mejor y más incómodo inquilino que tú, Markell. Estoy segura de que tu esencia y carisma, se quedarán grabados en cada rincón de esa casa a la que lograste arrancarle la desgracia y melancolía que Jürgen y yo le contagiamos al final de nuestra historia dentro de sus paredes. Gracias por convertirla en un lugar más alegre donde sé que alguien más podrá ser tan feliz como nosotros lo fuimos en algún momento de nuestras vidas.

Ahora puedes ir tranquilo a Múnich, Moscú, Los Ángeles, o cualquier otro lugar en el que tengas que estar y empezar una nueva aventura. La Mörgen K, que preparaste para esta nueva vida, está más lista que nunca para iniciar sin retrasos el camino que tiene por delante. Te deseo suerte, donde sea que vayas y te dejo partir sabiendo que el momento en que nos conocimos, fue el correcto, ni un día antes, ni un día después, simplemente cuando debíamos hacerlo. Fuiste la pequeña luz al final del túnel que me guió en medio de la obscuridad y ahora que he logrado encontrar la salida, no puedo más que agradecerte por la compañía en este remolino de experiencias increíbles, aceptando con serenidad, que nuestro tiempo de aprendizaje juntos, ha terminado.

Espero que algún día recuerdes que aún existe una Mörgen K en Berlín y no te alejes demasiado, pero si lo haces, envía un texto de vez en cuando, sólo para saber que el "Incómodo y terrorista inquilino" que vandalisó mis amargos recuerdos, sigue bien y más vivo que nunca contagiando a otros con su maravillosa forma de ver la vida.

Te extrañaré, no de la forma dramática y destructiva en que lo hubiera hecho hace unos meses, más bien, con un sentimiento de regocijo en el pecho por haberte conocido y tener la dicha de que estuvieses conmigo durante el tiempo correcto y necesario.

Suerte, Markell y gracias por cada una de las cosas que hiciste por mí.

¡Hasta siempre, amigo!

Emocionada, completa y más feliz que nunca,

Mörgen Klummer, la desquiciada viuda lunática que tanto te quiere y que espera, en algún punto del camino, volver a encontrarse contigo.

La puerta 307© (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora