Agosto 20, 2015
¿Qué cantidad de recuerdos se pueden almacenar en un simple ático, Mörgen?
Esta mañana por fin me he decidido a poner un poco de orden en la parte más abandonada de "nuestra" casa, esa que por meses me negué a husmear. Ya sabes, siempre aparecen los pretextos perfectos para no entrometerte en las tareas que desde inicio, suenan demasiado complicadas como para agotarse por ellas, pero por fin llegó el momento.
Desde que puse un pie aquí, supe que adueñarme de esta casa que tanto amas, no sería tarea sencilla. Aún cuando el comprar un hogar de ensueño, tal y como sus dueños lo dejaron al partir, sonara como todo un tesoro en bruto, después de tan sólo unos días, me di cuenta de que cada uno de los rincones reclamaban escandalosamente su regreso. Lo primero en mi lista para ser desalojado entonces, fue la horrible alfombra del estudio, a ella le siguieron los sofás en la sala de estar y la mesa del recibidor. Un poco después, comenzaron a incomodarme las cortinas en las habitaciones y los enormes libreros colocados estorbosamente entre la cocina y el pasillo principal. Lentamente todo aquello que pensé que sería interesante al llegar, se volvió incómodo y una a una de las cosas que dejaron atrás, fueron desapareciendo.
Recordaba vagamente que tu madre me advirtió acerca del ático, según ella, la premura por mudarse a Berlín, había obligado a su vieja dueña a dejar "unas cuantas cosas atrás", nada importante, había dicho; ahora que por fin he descubierto el misterio acerca de las cajas olvidadas en esa habitación, es que me doy cuenta del porqué tu madre las dejó tratando de no darle importancia, rogando para que alguien más que no fuera ella, terminara por deshacerse de todas aquellas cosas que alguna vez le pertenecieron a él, a tu Jürgen y que, con seguridad, ninguna de ustedes podría haber echado a la basura y es que, ahora la entiendo perfectamente, yo jamás lo ví, pero después de conocerlo poco a poco a través de ti, me cuesta el doble de trabajo organizar lo que he encontrado y una parte de mi se alegra al saber que por primera vez en mi vida, estoy haciendo algo importante para evitarle a alguien un dolor aún más grande que el que ya ha estado pasando.
Así que, de nada Mörgen.
Como un buen amigo, que espero ya lo sea, podría ofrecer el enviarte todo lo que he encontrado a Berlín, bastaría con unos cuantos días de espera para que recibas las cajas embaladas para el viaje con todas y cada una de las cosas que le pertenecieron a Jürgen, pero, como un mucho mejor amigo que creo ser, no lo haré. He decidido que la mayor parte de las cosas que dejó, sean donadas a la caridad, de nada serviría enviarlas a tu apartamento para que duermas sobre ellas lloriqueando sin parar, negándote la posibilidad de superarlo, por el contrario, estoy seguro de que al menos una docena de personas estarán agradecidas por el buen gesto que haremos; los inviernos son crudos en Hamburgo y casi a ojos cerrados podría jurar que él también consideraría una pérdida de recursos el mantener en el ático el guardarropa completo que olvidó de camino.
Lo demás, Mörgen, tendrá un buen destino final, a mi consideración por supuesto y espero que puedas entender mis decisiones. Se que quizás terminarás por odiarme después de esto, pero te aseguro que estoy haciéndote un enorme favor con ello. Míralo como una forma de terminar por fin con los fantasmas que se quedaron en Hamburgo y que, silenciosamente, te mantienen atada a esta casa con el No.307.
Jürgen dejó una historia completa en este ático a través de cada una de las cosas que empacaron con rapidez antes de que huyeras a Berlín y este es un buen momento para que comiences a dejar ir a ese amor de tu vida que ya no está más aquí, ni en ningún lugar.
Quizás al inicio tengas el impulso de tomar el primer tren de la mañana para impedírmelo, pero no lo hagas por favor, porque para cuando esta carta llegue a tus manos, ya habré terminado mi limpieza en el ático.
Sólo hago lo mejor para ti y espero que puedas comprenderlo.
Markell G.
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La puerta 307© (En edición)
Narrativa generaleHa pasado 1 mes desde que el funeral de su amado esposo se llevó a cabo y Mörgen K. escribe la primera carta que enviará al nuevo inquilino detrás de la puerta 307. Sin esperanzas ni rumbo fijo, Mörgen lucha por encontrar una buena razón para conti...