NEW LIFE: ALEX-LOUIS

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Sentía tanta tristeza por él. Lo que más me fastidiaba era no poder decirle que eso era mentira, que él no era repugnante y que era una de las personas más buenas y humildes que había conocido en toda mi vida.

Ambos caímos en un profundo sueño. Sí, se quedó a dormir conmigo, claramente no tenía para volver a casa y no iba a dejar que se fuese andando treinta kilómetros él solo, en plena noche y con el frío tan horrible que hacía.

Varias horas después, lentamente fui abriendo los ojos, una fina y tenue luz trapasaba la ventana y me daba directamente a la cara. Todo seguía tal cual se había quedado la noche anterior, exepto porque al darme la vuelta, tenía un hermoso chico junto a mi. Me quedé observándolo un buen rato. La verdad es que no tenía ni idea de como habíamos obtenido un grado de confianza tan alto, al fin y al cabo él me había contado un resumen bastante completo de su vida y yo...bueno yo seguí con mi famosa ley del silencio. Recordé el beso que nos habíamos dado hace unas pocas horas. Podría jurar que en aquel momento aún sentía el chocolate proveniente de sus labios en los míos. También recordé sus últimas palabras que me hicieron un aguajero en el corazón.

"Eres la primera persona que me deja besarla. Todas dicen que soy repugnante...."

Aquel era el día en el que tendría que despedirme, por un período indefinido, de mis amigas. No estaba preparada para abandonarlas ni a ellas, ni a todo lo que me rodeaba en aquel punto de mi vida. Pero por otra parte, el tener la oportunidad de viajar a Italia, pasar un tiempo junto a Louis (a quien le había empezado a coger un cariño especial en tan solo medio día), y el cambiar un poco de aires no me vendría nada mal ¿no? Además otra pregunta rondaba mi cabeza, ¿cómo nos las apañaríamos para sobrevivir? Louis apenas ganaba dinero y yo,  simplemente no hago nada, eso era algo que me preocupaba de manera exagerada.

Mi cabeza seguía dando vueltas por los mundos de la incertidumbre, cuando una gruñido condenamente sensual salió de la garganta del chico de ojos azules que se encontraba a mi lado. Comenzó a despertarse y lo primero que miró fue a mi.

-Buenos días, princesa- sentí como todos mis órganos vitales se derretían y me dejaban vacía por dentro. Era tan adorable... Sin poder decir nada, alcé la mano y la sacudí a modo de hola casual. Se comenzó a reír, supongo que por mi expresión de niña de dos años. -Eres tan adorable..-¿acababa de pensar lo mismo que yo? Sí, definitivamente, ese chico iba a matarme de la forma más cruel posible que ha inventado la humanidad, el amor.

Me levanté y me fijé que aún seguía con la ropa de ayer, cosa que me dio algo de verguenza, ya que no fije en su momento de como iba con una camiseta vieja rota y unos pantalones con manchurrones de pintura en ellos.
Levanté la cabeza y vi a Louis frente a mi con una expresión divertida. Al parecer era toda una cómica.

Tras un buen rato de miradas en incomodidades le hice un gesto a Louis para que se fuese a algún sitio para poder cambiarme, puso una cara triste pero finalmente cedió.

-Voy al baño a ducharme. Después te ayudo a recoger tus cosas- cogió su mochila y le vi desparecer tras la puerta de mi baño privado.

Antes de acercarme siquiera al armario, ya sabía que modelito iba a escoger.

Decidí ponerme algo realmente sencillo pero que siempre me habíaa quedado genial

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Decidí ponerme algo realmente sencillo pero que siempre me habíaa quedado genial. Cogí unos pantalones pitillos negros, una camisa leñadora, mis botas marrones ya algo desgastadas, algunos accesorios y un gorrito de lana gris. Ya vestida, oí como quitaban el pestillo de la puerta y aparecía ante mi un Louis con el cabello húmedo goteándole el torso desnudo que dejaba ver sus perfectos músculos tonificados y algunos tatuajes que hasta ese momento no había visto. Llebaba unos pantalos negros a juego con los míos, pero algo más desgastados y unas playeras blancas. Se había quedado con una cara de atontado muy parecida a la mía. Levanté los hombros en señal de un intento de distracción. Dirigió su mirada que estaba recorriéndome el cuerpo hasta mis ojos.

-Estás increíblemente preciosa- mis mejillas se tiñeron de un rojo putón intenso. Creo que ya no necesitaría maquillarme. Tras aclararme un poco las ideas y procesar lo que me acababa de decir, levanté el pulgar y le lancé un beso para que supiese que él estaba perfecto tal cual. No le hacía falta ni camiseta. Pero para mi desgracia, cogió la que llevaba en la mano y se la puso. Hice un puchero y comenzó a reírse. Se acercó a mi y me tomó de la barbilla para darme un pequeño beso en los labios. Me quedé super atontada, pero en ese momento una pregunta extraña pasó por mi cabeza. ¿Qué eramos? Novios, amantes, follamigos, amigos, conocidos.... Solo nos conocíamos de unas pocas horas,  pero sentía que le conociese de toda la vida.

Nos separamos y me guiñó un ojo.

-Vamos a preparar las maletas, en dos horas salimos de aquí al aeropuerto- ambos comenzamos a recoger todas mis cosas...

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