NADA VA BIEN (PARTE 3)

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Pff... no había dormido nada bien, el día anterior había sido muy duro, y enterarme de los chanchullos que tenia Liam entre manos solo me ponía aún más nerviosa. Me moví en la cama en busca de una mayor comodidad y fue entonces cuando note un cuerpo cálido detrás de mi y pegué un salto. Me giré rápidamente y pude ver aquel rostro tan conocido y en parte aborrecido por mi. Liam. ¿Qué hacía ahí? ¿Creí que le había dejado durmiendo en el sofá? sin moverme mucho ni hacer demasiado ruido, me levanté de la cama y me dirigí al salón.

-Oh no- la mesa volvía a estar llena de polvos blancos y alguna que otra pastilla. Pero eso no era lo que más me chocaba de aquella escena, no, sino los dos hombre, totalmente desconocidos para mi, que había en el sofá. Decidí no comerme mucho la cabeza, ya que no iba a encontrar ninguna respuesta lógica, y me fui a la cocina para preparame un buen café solo que me diera fuerzas para comenzar el día de una manera un poco más decente. Terminé de calentarlo y me lo tomé poco a poco dejando que el fuerte y acafeinado sabor bajase por mi garganta. En ese momento de tranquilidad plena, un chico entró en la estancia. Al principio pensé que era alguno de esos extraños hombres, así que cojí un cuchillo que había en la mesita de al lado e intenté defederme para que no se acercasen a mi.

-¡Hey!-al oir aquella voz, reaccioné. Era él. Bajé el cuchillo y respiré ondo. Me quedé mirando la imagen que tenía frente a mi. Era liam, sin camiseta, dejando ver su hermosamente formado abdominal y algunos tatuajes de los brazos, tenía sus ojos miel de un color rojo pimiento horrible y además los tenía hinchados. Llevaba puestos los pantalones de chandal grises de anoche y tenía el pelo rizado y despeinado de una manera tan sexy, que al verlo, casi me caigo de culo por la pérdida de conocimiento.

-Lo siento- agaché la cabeza y me dirigí a la cafetera para ponerme otro café un poco más grande que el anterior. Noté unas enormes manos en mi cintura e inmediatamente reaccioné pegando un enorme salto a la encimera. Odiaba que la gente me tocase y más si me pillaban por sorpresa- ¿Qué-qué haces?- tenía los ojos muy abiertos y notaba la angustia, el miedo y la ansiedad recorriendo mis venas. Estaba al borde de un paro cardíaco.

-Tranquila, solo quería disculparme por lo de ayer y explicarte lo que ya habrás visto en el salón- bajé de la encimera y le aparté un poco de mi cuerpo para poder respirar algo más pausadamente. La verdad no quería escuchar absolutamnete nada que viniese de él, pero por una vez desde que nos conocíamos, me habló de manera seguida y sin malhumor en el tono de voz. Por otra parte, él también tenía que darse cuenta de que yo no vivía por ni para nadie, y que si querí yo también podía tener mala leche, aunque fuese bastante floja tanto por detro como por fuera.

-Paso- intenté no ponerme nerviosa para que no perdiese credibilidad. Salí de la sala y me fui a la habitación. Me cambié y me puse unos shorts negros que se ajustabann perfectamente a mi trasero, una blusa cortita de color rojo y unos tacones altos del mismo color. Para terminar me hice la línea del ojos bien marcada, me puse colorete y me pinté los labios de negro. Me puse un sombrero negro y cogí mis gafas y mi bolso. Fui de nuevo a la cocina y vi que Liam seguía en la misma postura en que lo había dejado, solo que ahora estaba recostado en la encimera. Sin hacerle mucho caso, o por lo menos eso pretendía, puse una buena cantidad de café en un termo, y, sabiendo que él me estaba viendo, le añadí un buen chorro de Whisky para alegrar la mañana. Con un orgullo impresionante que jamás había experimentado, me decidí a acercarme a él que aún me observaba, con la mirada de un niño al quitarle su piruleta, y le di un sonoro beso en la mejilla y acto seguido me fui corriendo de la casa.

*

Caminaba sin un rumbo fijo por las frías calles de Berlín. Solo podía pensar en la cara que había puesto Liam con mi actitud desafiante ante su persona y sus actos. Hacía un buen día para estar en un parque y dedicarse a hacer el vago totalmente y pensar en lo que se estaba convirtiendo tu vida. Pero cómo no, a mi me encantaba hacer las cosas a mi manera. Así que, como cada vez que salía de casa, me llevé la guitarra. Me senté en la helada hierba del parque Schöneberger Südgelände, cogí la guitarra y observí detenidamente el paisaje en busca de alguna inspiración. Vi una pareja sentada en uno de los pequeños bancos del lugar y por fin la conseguí. James Blunt: You're Beautiful.

My life is brilliant.

My love is pure.

I saw an angel.

Of that I'm sure.

She smiled at me on the subway.

She was with another man.

But I won't lose no sleep on that,

'Cause I've got a plan.

You're beautiful. You're beautiful.

You're beautiful, it's true.

I saw you face in a crowded place,

And I don't know what to do,

'Cause I'll never be with you.

Yeah, she caught my eye,

As we walked on by.

She could see from my face that I was,

Fucking high,

And I don't think that I'll see her again,

But we shared a moment that will last till the end.

You're beautiful. You're beautiful.

You're beautiful, it's true.

I saw you face in a crowded place,

And I don't know what to do,

'Cause I'll never be with you.

You're beautiful. You're beautiful.

You're beautiful, it's true.

There must be an angel with a smile on her face,

When she thought up that I should be with you.

But it's time to face the truth,

I will never be with you.

-Ojalá seáis todo lo felices que yo jamás podré ser...-fue lo último que susurré antes de tumbarme en la hierba y quedarme totalmente dormida.

SÁLVAME DE LA MUERTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora