NADA VA BIEN (PARTE 2)

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No podía más. Estar en aquella casa con aquel puto mujeriego era una de las mayores pesadillas que una podía imaginar. Todos los días tenían que pasar montones de mujeres por cada sala recóndita de la enorme mansión. Estaba muy cansada ya que no podía dormir bien debido a las enormes y numerosas juergas que se montaba cada noche.

Estaba tomando mi habitual té de las seis. Estaba sentada en una de las sillas de la isla de la cocina. Todo estaba realmente silenciosos y la paz y la calma se habían presentes en cada parte de la casa, ¿por qué? porque don "SOY LA PERFECCIÓN Y EL PUTO AMO" no estaba. Estaba terminando de tomarme el té con galletas que me había preparado yo misma, porque detestaba como lo hacía la cocinera de Harry, hasta que de repente oigo como se da un portazo y aparece un Hazza estresado, enfadado y agobiado. Solté una risita sin que se diese cuenta.

-Hola- creo que era la primera vez que se dirigía a mi desde que llegamos a aquel lugar.

-Hola- dije secamente concordando con su tono de voz. Se sentó frente a mi y se me quedó mirando directamente a los ojos. Vaya, esa era la primera vez desde que se conocieron que la miraba a los ojos y no al cuerpo entero.

-Estás guapísima- mierda, tal vez me había adelantado a los acontecimientos, porque me miró de arriba a abajo pero esta vez de manera diferente, porque apartó la mirada rápidamente .

-Gra-gracias- fue lo único que pude soltar en aquel momento. Vi como se levantaba y se sentaba justo a mi lado. Oh, oh , no creía que pudiese salir bien nada de eso.

-Oye he estado pensando, y te pasas el día aquí encerrada, ¿no te gustaría realizar alguna actividad con la que entretenerte todas las tardes?- me sorprendió de primeras que él, precisamente él, se preocupase lo más mínimo por mi, pero reconozco que me parecía algo tierno.

"Tierno los cojones"

"Quiere convertirte en una más"

"Tiene unos labios tan perfectos..."

Sí, estaba de acuerdo con esa última voz. En fin, pensando seriamente en la propuesta que Harry me acababa de hacer, no era mala idea, al fin y al cabo tendría que conocer gente y relacionarme para irme lo más rápido posible de allí , o por lo menos pasar el menor tiempo posible con ese...individuo.

-Estaría bien supongo-intentí parecer indiferente pero aquella estúpida sonrisa me hizo quedarme como una atontada.

-Bien ya veremos que es lo que te gusta, debo irme- justo en ese momento se escuchó como varias voces de chicas llegaban a la casa y Harry se levantó para recibirlas. Genial, la paz y la tranquilidad se terminaron. Decidí subir a mi habitación y poner algo de música triste que invadiese por completo la estancia. Suponía que a Harry no le importaba porque nunca se había quejado del volumen de la música. Me puse frente al espejo y me miré de arriba a abajo, era increíble pensar que yo tenía complejos ya que una de mis mejores amigas estaba peor aún que yo con ese tema, pero aun así tener varias voces en la cabeza que te están criticando constantemente y que lo peor aún es que son tus mejores amigas, es bastante duro de llevar.

"Sabes que queremos ayudarte"

"¿Ves eso? eres tú y así jamás vas a conseguir lo que nos proponemos"

"Debes sacar lo mejor de ti"

-¿Cómo?- esto era un sufrimiento. Comencé a escuchar gemidos y gritos de chicas en una habitación cercana a la mía. De verdad era jodidamente estresante. ¿Cómo era posible que teniendo el volumen a tope, aún se oyesen a esas putas? Cosas de la vida. Pero esa vez si que no iba a callarme. A tomar por culo todo, que se joda ese puto niño de ojos verdes y rizos tan perfectos. Salí dando un portazo a la puerta y seguí a aquellos espeluznantes sonidos para poder plantarle cara a aquel hijo de puta que me estababa margando la vida. Tras un buen rato andando por el inmenso pasillo lo encontré. Era una sala sin puerta, con lo que se podía ver el interior. Ahí había una alargada sala, con lo que parecían cojines y banquetas pegadas a la pared de estilo árabe. En el estrecho pasillo que quedaba en el medio había un par de mesas con manteles rojos y sobre éstos, cachimbas, bebidas, algo de picar, y sobre uno había.... joder, que asco, un puto condón usado.

Añadido a esta paranoia, había un montón de tías perfectamente formadas corporalmente besándose y tocándose, mientras que el "señor de la casa" se montaba otra orgía a parte en la otra esquina de la sala

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Añadido a esta paranoia, había un montón de tías perfectamente formadas corporalmente besándose y tocándose, mientras que el "señor de la casa" se montaba otra orgía a parte en la otra esquina de la sala. Tenía a dos chicas besándole los labios, otras dos besándole el cuerpo, tres chicas se besaban y tocaban frente a él, mientras les tocaba las tetas, y por último una chica le cabalgaba encima, por como se la oía por encima de todas las demás, gozaba que no veas.

Seguí allí sin poder moverme. Por lo que a mi me constaba, iba para echarle una buena bronca pero al contrario de todo ello, me quedé allí, como si no tuviese sistema locomotor, lo peor supongo que era estar allí como una puta maníaca sexual mirando lo que hacía Harry. Contaba los movimientos al dedillo, no se me escapa absolutamente nada, pero hubo algo que hizo hacer chocar mi teoría. ¿Recordáis que os he dicho que una chica cabalgaba al chico? Pues bien. Aquella melena castaña, aquel cuerpo asquerosamente perfecto, los ojos marrones sensual.... sí, me sonaba demasiado, así que seguí observándola y caí.

-Kate...

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