NUEVA EXPERIENCIA (SAM)

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Cuando abrí los ojos, me encontraba en una sala completamente blanca, estaba enchufada a varias máquinas y tenía varios tubos enterrados en mis venas. Recordaba perfectamnete lo que había pasado hace unas horas. El fuego, Zayn, Niall...Niall. Ese chico me había caído bien desde el principio, me había salvado la vida, cosa que no agradecía tanto, pero el simple echo de que se preocupase por mi me hizo sentir bien.

Me encontraba allí totalmente inmóvil, reflexionando acerca de la vida y la muerte, el amor, lo que consideramos bueno y malo...sobre todo en general, cuando alguien llamó a la puerta. Ésta se abrió y dejó ver al chico rubio de ojos azules.

-Hey, os-osita, ¿cómo t-t encuentras?- me encantaba el apodo que me había puesto nada más conocernos. Pero aparte de aquel monísimo mote, noté algo extraño en él. Parecía drogado o fumado o algo así. Se acercó al borde de la cama y me tomó la mano con su mano derecha. En la otra, vi como estaba vendada y la llevaba en un blanco cabestrillo.

-Bien, ¿qué te ha pasado?- dije señalándole la mano y el sonrió amargamente y chocó sus preciosos ojos con los mios.

-E-el fuego...me quemé mu-mucho. Y me dolía- se comenzó a reir. Sí, era confirmable que le habían dado algún calmante que le había relajado más de la cuenta. La puerta se volvió a abrir sin previo aviso y un hombre, de unos cuaremta años aproximádamente, se colocó a nuestro lado.

-Señor Horan, señorita Smith. Soy su doctor, el señor Jones- dijo sonriente, y por como dijo su apellido supe que también era el médico de Nialler.

-Doctor-asentí y el comenzó a hacerme algunas pruebas básicas mientras el rubio deambulaba por el cuarto.

-Bueno, señorita Smith, ahora mismo le quito todo esto y puede volver a su cuarto, le han asignado uno nuevo, el 1886, ya que el suyo esta completamente calcinado-me puse roja y triste a la vez- pude llevarse al señor Horan si quiere, si no llamaremos a su jefe de planta, el señor Malik, para que lo recoja aquí.

-No, no se preocupe viene conmigo.-oí como Niall gritaba un "wii" desde la ventana y me comencé a reír sin entender nada.

-Ha tomado algunos calmantes, cuídelo bien- sonrió y me quitó todos los chismes a los que estaba conectada- hasta luego, su ropa está en esa bolsa- me señaló una bolsa de plástico que estaba en la silla. Me levanté y la cogí, me metí al baño y me cambié rápido rezando para que Niall no se escapase. Salí a todo correr y allí estaba, mirando la vemtana totalmente embobado.

-Rubio, vamonos venga- le cogí la mano y el sonrió. Me tiró de la mano para que quedase acurrucada en su pecho, y la verdad es que me sentía genial allí. Con mucha fuerza de voluntad, me separé de él mientras hacía un puchero y le conduje a través de los pasillos hasta la habitación, entramos y todo era exactamente igual de muerto que mi cuarto anterior. Ahora si que no tenía nada con lo que poder dañarme. Puse morros.

-¡Camaaa!- me reí cuando se lanzó a la cama y se quitó la ropa quedando en unos calzoncillos negros super sexys. Tenía un cuerpo....madre mía que cuerpo, con todos esos tatuajes a la vista que ponían cachondo a cualquiera, y ese torso tan perfectamnete formado. Me hizo una seña para que me fuera con él. La verdad estaba cansada, por lo que había podido ver por los pasillos, se había hecho de noche y ya tocaba descandar, pero eso de tener a Niall al lado era muy tentador.

Me tumbé a su lado y sin ninguna señal ni nada, me tomó de la cintura y me acercó a su cuerpo haciendo que nos rozáramos. Entonces, me tomó la cara entre sus grandes manos y me besó con una ternura que me derretía, pero poco a poco ese beso se convirtió en una llamada de desesperación y tuve que detenerlo.

-Niall, estás mal...- nuestros labios dejaron de besarse, pero aún seguía sosteniendo mi cintura cerca de él.

-Vamos, Sam-parecía que el calmante ya iba dejando de hacerle efecto, pero aún estaba algo mal- ¿tú quieres?- me hizo una pregumta que no me esperaba y me esperaba aún menos mi respuesta siguiente.

-Sí- sonrió victorioso.

-Hagámoslo entonces-me tocó todo el cuerpo de arriba a abajo, aunque solo fuesen huesos, cosa que yo no veía.

-Pero...pero yo no...soy...soy virgen Niall- el chico se rió y sacudió la cabeza.

-Será suave te lo prometo- con algo de duda me acerqué a él y comencé a besarle de nuevo. Ambos reimos cuando al rubio le comenzó a costar quitarme la ropa. Así que me separé y me quité los pantalones y la camiseta, quedando en ropa interior ante él. Me miró y se mordió el labio. Al principio tenía un mirada muy preocupante, me miraba con deseperación y ayuda por la sirueta esqueltica que tenía enfrente, pero después cerró los ojos y comenzó a desabrocharme el sujetador, lo dejó caer y luego mis bragas. Se quitó los calzoncillos y ambos quedamos completamnete desnudos. Las caricias de mi osito comenzaron a provocarme y tras unos cuantos prelimimares más, se puso encima mío y puso la punta de su miembro en mi entrada. Me quedé algo petrificada al ver cuatro pirceings, em....ya sabéis ahí.

-No pasara nada tranquila- me hizo mirarle y le cogí fuerte de los brazos cuando entró en mi de un movimiento, grité de dolor pero poco a poco esa sensación se fue y a cada movimiento me volvía más loca. Unas cuantas embestidas después, ambos nos dejamos llevar y noté como sangraba, pero eso era normal... ¿no?

SÁLVAME DE LA MUERTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora