(Leandro)
Yo miré como abría la carta, estaba deseando que se quemara de la nada, que un rayo entrará por la ventana y la desaparezca.
- perdón pero no - le quité la carta - no puedes leerla.
- vamos Leandro - dijo Gabriel con expresión seria - ¿para qué me escribiste una carta si después te arrepientes?
- por que pensé que sería divertido, pero ahora es estúpido.
- devuelvela, por favor.
Me levanté y cerré la puerta con seguro. Me volteé hacia él.
- te diré que es, pero no te puedes enojar.
- me enojaré más si no me dices.
Me acerqué hasta volver a sentarme en la cama, abrí la carta y saque lo que contenía despacio.
- ¿qué es eso? - dijo Gabriel si saber que era ese trapo de ropa.
- es mi ropa interior - dije mirando a otro lado.
- ¿por qué me das tu ropa interior? - mostró una cara de curiosidad y un poco de asco.
Saqué la carta y la leí en voz alta, no tanto como para que me escuchar desee afuera.
- "oye lindo, esta en mi ropa interior favorita, esta limpia y quiero que la uses, piensa en mí y en como me marca esa parte del cuerpo".
Se quedó mirandome con estupefacto y luego se echó a reír; nunca lo había escuchado reír desde que lo conozco. Tenia una encantadora risa, alegre y parecida a la de un niño en un parque de atracciones; me reí yo también pues, ahora que lo pienso, fue una tontería.
- ¿y qué planeabas que pasaría cuando los recibiera? - dijo entre risas. Su rostro apagado y algo sombrío ya no estaba.
- no sé, pero nunca me imaginé que te causaría tanta gracia.
- es que me imagino tu cara cuando escribías la nota y cuando pusiste la ropa en el sobre - dijo mientas se acomodaba más adentro de mi cama, pegando su espalda a la pared - te creías el más guapo y el nuevo Christian Grey, Cincuenta sombras de Leandro.
Me tiré en la cama y me cubrí la cara, estaba avergonzado por esta estupidez. En eso siento la respiración de alguien en frente, era Gabriel quién me sonreía divertido.
- lamento ser un idiota - dije.
- no creo que seas un idiota - dijo mientras se acostaba en mi pecho - solo que pensaste erróneamente sobre lo que yo encontraría excitante.
Miré esos bellos ojos verdes y le sonreí como el lo hacía.
- no recuerdo haberte escudado reír en todo el tiempo que te conozco.
- no soy alguien que ría muy seguido - dijo mientras acostaba su cabeza en mi pecho - casi siempre vivía una vida muy seria y algo tranquila en casa.
Le acaricie el cabello un rato mientras miraba el techo de mi cuarto. En eso levantó la mirada y me miró fijamente.
Comenzó a acerca su rostro al mío y término dándome un pequeño beso en la comisura de la boca.
- perdón - dijo.
- si te disculpas por el beso, no me disgusta - le acaricié el rostro - disfruto de tus besos, de tu piel suave, de tu bella cara y de tus hermosos ojos verdes.
Su rostro se ponía rojo mientras una sonrisa se formaba en rostro, luego volvió a besarme, esta vez en la boca y con más ganas.
Nos besamos un buen rato y empecé a acariciar su espalda. Metí mis manos por debajo de su camisa (aún seguía en su espalda) mientras nos besábamos.
Lentamente baje hasta su bello y redondo trasero y metí mis manos en sus pantalones y su ropa interior. Un gemido salió de él.
- Le-Leandro - dijo mientras se separaba de mi boca - no salgas de ahí - paso a besar mi cuello y me mataba con cada beso y mordida.
Seguía tocándolo, ya había bajado sus pantalones y ropa interior, dejando su trasero al aire y acercaba mis dedos a cierta parte que empecé a masajear.
Él soltó mi cuello y comenzó a gemir. Se notaba en su rostro que disfrutaba que tocara ahí abajo.
- Gabriel - dejé de tocarlo - quítate los pantalones, quiero darte algo que se que te gustará.
Él se quitó toda la ropa y yo hice lo mismo, estábamos de nuevo desnudos y volví a ver ese cuerpo de joven delgado y sin ningún defecto, y, aunque tuviera una mancha o algo, estoy seguro de que sería igual de hermoso.
Esta vez, era él quien estaba acostado en la cama y yo estaba sobre él. Comencé a besar su cuello mientras sentía cómo tocaba mis glúteos de la misma forma que hacíamos ambos hace un momento.
Acerque mi pene hacia su rostro y él se animó a lamer la punta. No se como, pero tenía una manera de lamer la punta que sentía espasmos en mi cuerpo como si estuviera yo poseído.
- espera - alejé mi órgano sexual de su órgano mágico de placer - aún no quiero correrme - me acerqué a su hermoso rostro una vez más - quiero ser yo quien te haga disfrutar.
Le di un beso que, cuando me separe, siguió mi boca, él no quería que le detuviera. Besé su cuello en la parte en la que me había quedado. Bajé por su pecho y dejaba un rastro de besos hasta llegar al ombligo y de ahí pasar a lo que lo hacía hombre.
Una mata de vello de un normal espesor estaba por encima de lo que buscaba. Revolví mi nariz en el vello y olía a jabón, todo su cuerpo olía a limpio, sin ningún olor fuerte, más que el de su jabón. No es que no esperaba eso de él, pero en mi mente me imaginaba algún olor corporal por parte de su cuerpo más que el del jabon.
Después de deleitarme con el olor a pureza y limpieza de su cuerpo, llegue a lo que buscaba. Su pene estaba muy firme y goteaba un líquido trasparente. Lo miré un segundo y pensé" si él llego a lamer el mío, el merece que yo lama el de él", y así lo hice.
No me lo metí todo a la boca, solo lo lamia de arriba a bajo y, de vez en cuando, lo besaba o metía la punta en mi boca.
Su pene también olía a jabón, eso demostraba que se preocupaba de como olía y que tan sucio estaba su cuerpo. Siempre encuentro algo nuevo que me sorprende de Gabriel, su afición por mantener muy limpio su cuerpo hacia que no me desagradara lamer su miembro, es más, admito que disfruté más lamerlo a él que él me lamiera a mí.
Pasamos un momento muy agradable hasta que llegamos al clímax. Él primero.
Le ayudé a limpiarse y él a mí. Decidimos quedarnos desnudos por un rato y nos cobijamos en mi cama para quedar completamente dormidos.
Una canción, que nunca había escuchado, irrumpió nuestro sueño. Era el teléfono de Gabriel, el cuál contestó algo adormilado.
- ¿Hola? - dijo al contestar. Yo lo abrase por detrás - ah ¿cómo estas?... Sí, estoy bien... Estaba algo dormido... Donde Leandro tonteando... No, este...- susurró algo en voz baja que no logré escuchar - bueno, luego te veo... Adiós, te quiero.
Por su despedida, supuse que era Rebecca.
- tengo que irme - dijo acariciando mi rostro - ¿dónde está mi ropa?
La ropa de Gabriel no estaba por ningún lado de la habitación, buscamos por todos lados y no logré encontrarla.
- supongo que tendré que ponerme algo tuyo - dijo volviendo a sonreír.
Tomó la ropa interior que había puesto en la carta y se la puso, le pasé más ropa y un poco de mi desodorante para que no oliera ha... nuestro acto.
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L y R (Arreglando)
Teen FictionGabriel es un joven que entra en la facultad de artes con la esperanza de volverse un gran fotógrafo. Durante su vida en el campus conoce a una chica llamada Rebecca, de la cual se enamora, pero también conoce al capitán del equipo de fútbol, llamad...