Capítulo 24

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Nos levantamos un poco más tarde esta vez, no había razón para ir tan temprano a la galería que se abrí al publico en general al medio día. Eran las 8 de la mañana y ya habían personas del hotel mirando las fotos.

Pasamos a desayunar y esperando a que se abriera la galería al publico en general, me quedé en la habitación. Abrí el cuaderno y me puse a escribirle otra carta a los chicos, ya que anoche estaba muy cansado y pase directo a la cama.

Pronto fueron las 11, ya era momento de ir bajando. Apagué la televisión(estaban dando noticias sobre actos de bandalismo, se creen que estan asociados con el Club de la lámpara) y bajé a la la galería, no sin antes mandar la carta.

Al entrar, aún seguía lleno de personas y casi no me dejaban pasar. Por suerte tenia un gafete con mi nombre que decía que era participante del concurso.

No me había dado el tiempo de pasar por las otras fotos. El señor Róbinson no me dejaba alejarme de la mía, decia que no debiamos de "hacer buenas migas" con el enemigo, y que no debía alejarme de mi zona. Esta es mi oportunidad de escaparme por un rato y mirar el trabajo de los otro.

Pasé por los pasillo que exibían las fotografía y, debo admitir, que habían algunas muy buenas. Me entró un miedo el perder el concurso, aunque nunca me interesó ganar, es más, nunca quise participar.

Regresé al lugar donde estaba mi fotografía. Era una foto de Rebecca, de perfil, sentada bajo un árbol del campus, con una mirada difícil de penetrar. Usualmente, los artistas se refieren a los ojos como "ventanas del alma", en las cuales, se puede apreciar la identidad de una persona. Pero en esta foto. No había manera de ver la identidad de Rebecca, era como si sus ojos se hubieran cerrado. Esa es la razón por la que le puse "Cierre".

Salí una vez más y visité una heladería cercana al hotel. El lugar quedaba frente a la calle principal y era bastante cómodo. Me senté y pedí un helado de menta.

Llamé a Rebecca, quería saber cómo estaban todos por ahí, y saber que estaba pasando en mi ausencia.

- ¿hola? - dijo Rebecca al contestar, sonaba un poco diferente.

-¿Rebecca? - respondí un poco nervioso.

- ella esta ocupada, ¿quíen habla?

- soy Gabriel.

- ¿cuál Gabriel?

- ¿qu... Quién habla? - respondí indignado.

- si va a ponerse así joven, mejor no vuelva a a molestar - colgó.

Me sentí confundido y molesto, ¿Quién era esa mujer y por qué me estaba interrogando? ¿Acaso Rebecca cambió su número de teléfono en este transcurso de los días? No lo creo, me hubiera dicho algo.

Me comí mi helado pensando en lo que me acaba de pasar hace unos minutos. Estaba tan desconcertado que ni me di cuenta cuando termine de comer. No había saboreado el helado y aún tenia hambre.

Miré mi camisa y me levanté muy sorprendido, no me fijé que la razón por la cual ya no había helado, fue por que estaba en el suelo, y otra parte en mi ropa. ¿en qué momento se me cayó? debió ser cuando colgué desconcertado por esa llamada.

La personas de la heladería se me quedaban mirando muy extrañadas y de cierta manera, sentía que me estaban juzgando. Me limpié, dejé el dinero en la mesa y salí de ahí corriendo de regreso al hotel.

Logré regresar al cuarto y me desvestí rápido, la sensación pegajosa de la ropa se hacia insoportable. 

La ducha no duró mucho, solo tenía que lavarme y ya.

L y R (Arreglando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora