Capítulo 8: La pelea de gatas.

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Ya no estábamos Maikel y yo solo en aquella habitación del hospital que tenía más trozos de pared caídos que los canutillos que se podría haber fumado Er Mikel en toda su vida, y precisamente éste dato oscila entre unos 1000/1200.
De repente una muchacha con un moño de forma peineta agarrado con una singular goma rosa chicle, un pelo lamioso de no haberse lavado la cabeza en 7 años mínimo y un chandal de Adidas rosa chicle (a conjunto con la gomilla del pelo) con dos olorientos y fatigosos cercos de sudor en la zona de la axila, se abalanzó hacia mí.
-Toca a Er Mikel y te mato loka, te lo juroh por Carlos Alfredo el de la voz Kí.- dijo esta muchacha que echaba una peste similar a la de una mofeta.
- Mmm.... ¿Y tú quién eres? ¿Te conozco?, nunca había prestado atención a un ser tan insignificante como... Ah tú.- dije mirando a aquella bajuna trabuqueña.
-Tssss.... Y ensima ni me abreh los wasá, quien voy a sé so gilipolla, po soy Piluka San Basilio de los amores del Cristo de lo gitano.
-Piluka veteh ya que no me quean canutillo, y que te entre en esa cabesa de bala perdía que no te quiero, que ésta shiquilla es de buena familia cojone.- dijo Er Mikel, me dio la sensación de que se había creado falsas expectativas y o u esperanzas conmigo, pero no quise decir nada más.

A todo esto entraron 4 "seres" (si es que se les puede llamar así) con un pijama de Leopardo similar al de Belén Esteban con una chaqueta de cuero rosa chicle (ese color gustaba) con la cara de Belén Esteban impregnada.
A veces me planteaba volverme a Madrid sola, mi padre ganaba un pastón en este pueblo pero iba a acabar con mi salud, no por los sofocones, sino por los canutillos y sobre todo los pitis.

Dejé a la Piluka y su clan acercarse a Er Mikel mientras yo hacía el amago de salir de aquella habitación con un olor entre langostino de las navidades pasadas y un zapato del mercadillo después de llevar 24 horas bajo la planta de un pie.
Fui a tomarme un café a la cafetería y me encontré con la Serrana, una de las profesoras de mi instituto, concretamente la jefa de estudios que me había realizado la entrevista. Problema. Había faltado a todas las horas de clase que había tenido hasta ahora, así que subí de nuevo para aquella habitación 134. Mientras me acercaba a la puerta llegaban a mis oídos mezclas de canciones de Camarón y Camela, un "Sueño contigo como el agua". Entré en la habitación y una del clan pilukil empezó a vacilarme y acto seguido me dí cuenta de que la Piluka era... BIZCA.
Sí, eso fue un gran impacto en mi vida.
No sé cómo, horas después tenía un brazo roto, estaba en la camilla de al lado de Er Mikel y tenía alrededor mía a mis padres y a la Serrana (que no sé qué hacía ahí), acto seguido Er Mikel se sacó otro piti y me contó que la Piluka me había roto el brazo sin querer ya que su principal intención era romperme la cabeza, pero al ser bizca se le fue el ojo, literalmente.
Total, esto no pintaba nada bien y Er Mikel nada más que hacía descojonarse en la cara de mis padres, los cuales intuyo que ya habrían pensado mandarme a un centro de menores o a un centro de internamiento y de alguna manera exterminar a Er Mikel sin llegar a matarlo, muy propio de mis padres, así normal que no tuviera amigos (como os dije al principio).

Bueno nenas y nenes, o sea nenos, espero que os haya gustado este capítulo, Piluka en verdad es una gran persona amargada, pero gran persona. No se olviden de que las amo ❤️❤️❤️❤️❤️.

Amor IlegalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora