4. ¡Era monumental!

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Capítulo 4: "¡Era monumental!

Emma.

¿Cómo anoche no cerré las cortinas? El sol entrando por las ventanas de mi habitación, añadiendo el dolor insoportable de cabeza, no era una muy buena combinación. Me prometí no beber una sola gota de alcohol. Y aquí estoy, con el típico "hachazo", además de unas ganas enormes de vomitar y unos brazos grandes ligeramente apretados a mi cuerpo.

¿¡Qué!? ¿Brazos apretados en mi cuerpo? ¿¡Qué está pasando aquí!?

Me giré horrorizada, y vi el pasivo rostro de Nick frente a mis narices. Estaba con el rostro calmado, labios semi abiertos, y respiración suave. Unas ganas de besarlo me invadieron. ¡Pero no! No caería en la tentación. Otra vez.

Se notaban unos que otros hematomas pequeños en su cara. ¿Había peleado? Unos ligeros recuerdos vinieron a mi mente. Él, Teo y una multitud de gente grabando como se golpeaban. El casi beso.

Me levanté asustada de la cama y comencé a dar vueltas en mi habitación.

¿Y si me violó mientras estaba borracha? Me revisé y estaba intacta. O eso creo.

¿Y si alguien me golpeó en la cabeza y me dejó inconsciente? Toque mi cabeza, no tenía ningún golpe.

¿Y si...?

Corrí al baño, ya que necesitaba descargar todo el alcohol de mi cuerpo y de pasada me lave los dientes. Al ver otra vez a Nick en mi cama, las entrañas se me encogieron. Ahí se veía indefenso. No como un idiota, estúpido, que sólo piensa en sí mismo, se burla de la gente a su antojo, las manejaba a su antojo, se acuesta con la primera mujer que se le cruce, y tantas cosas más que tienes ese chico. Para que pudiera despertar, saqué una almohada de su cabeza y le empecé a golpear.

—¡¡Nick!! ¡¡Despierta soso!! ¡¡Es hora del desayuno!! —grité en su oído, mientras lo golpeaba más fuerte.

— ¡Oh, Emma! ¿Qué maneras son esas de despertar a tu sexy hermanastro?

Abrió un ojo, luego el otro y sonrió de medio lado.

¿Este hombre nunca dejaba de sonreír?

—No. Nunca dejaré de sonreír —su sonrisa se ensanchó aún más— Deberías de tener cuidado con lo que piensas.

¿Mierda, lo dije en voz alta? ¡Ay, qué vergüenza!

—Ahí está otra vez —indicó.

—Maldición, ¡vete de mi habitación! ¡Ahora! —apunté la puerta con mi dedo.

Hizo caso omiso a mi advertencia, se acomodó otra vez y cerró los ojos.

— ¡Nick, debes irte! Mi mamá o Mark nos pueden ver idiota.

Llegué a su lado y comencé a moverlo. En un movimiento rápido, yo quede debajo de él. Solté un gritó.

—Anoche no me dijiste eso —su mirada se fue a mis labios; su ceño se frunció y parecía que debatía entre besarme o no —Mierda.

Lo miré con los ojos abiertos y algo sonrojada.

— ¿Qué ocurrió anoche? —mi voz salió temblorosa.

Necesitaba saberlo ¿y si ligue con un chico sexy y nadie se habría dado cuenta? ¿Y si cometí alguna locura? Nunca debí beber tanto, pero se me hacía imposible no hacerlo, era embriagador. Y lo peor es que no recordaba una pizca de lo que había pasado.

—Nada, olvídalo.

Se levantó de mí y caminó con el ceño fruncido hacia la puerta y cerro de un portazo.

¡No Entres Ahí! [1° TEMPORADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora