11. Traidora.

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Capítulo 11: "Traidora".

Emma.

Mamá había preparado una exquisita pasta con crema de champiñones; mejor cocinera en la vida no existe. Me había dicho que la vecina de al lado le había pedido los ravioles quemados para su perro ¿ella estaba loca o quería que su perro le diera un cólico fulminante? Eso me lleva a pensar que mis vecinos son más locos que los de mi casa.

Por suerte a Mark le habían alargado el turno del hospital, lo que se suponía llegaba al otro día, una ventaja para que no mirara con cara de gato mojado a Cooper. Con mi amigo nos habíamos ofrecido para lavar los trastes mientras mi madre veía televisión, ella si necesitaba un descanso.

—No se te vaya a caer un plato... —mis palabras habían quedado en el aire cuando escuchamos a mi madre dar un grito desde la sala que nos puso en alertas, dejamos todo tal cual y corrimos a ver que sucedía.

Mi cara se deformó al ver a James cargando a Nick de su hombro, completamente golpeado, que a duras penas podía ponerse en pie. Su ojo derecho estaba morado e hinchado a más no poder, su nariz tenía sangre seca y en su mano traía un paño empapado en sangre. Más atrás venía Sky ¿Sky? ¿Qué estaba haciendo aquí?

— ¡Maldición Nick! ¡Mira nada más como te dejaron! ¿¡Quien ha sido!? —Mi madre revisaba cada centímetro de Nick— Si Mark te ve así le dará un infarto —lo recostaron en el sofá más cercano, cuando Teresa cruza su mirada con la mía— Emma ve por el botiquín.

Alguien me había puesto en modo congelada, porque no podía mover un solo musculo, estaba estática viendo a Nick y como se quejaba. Sky, desde detrás de James me hizo un gesto con su cabeza para que la siguiera, por otro lado, Cooper me dio una palmadita en el brazo para reaccionar.

— ¡No! —La voz rasposa de Nick llenó la sala— Prefiero ir yo, antes que la traidora de Ema.

Traidora ¿ahora que había hecho? Solo sentía como algo se desprendía de mí y se quebraba en pedacitos frente a mí. Mi corazón, pensé. Por inercia miro mi pecho como subía y bajaba con rapidez, no sabía si era rabia, enojo o simplemente la conexión con Nick se había cortado de raíz. Al mirarlo me di cuenta de que estaba en lo correcto. El cable de corriente había sido retirado de en medio con éxito. Ya no más Nick y Emma.

Al levantar mi rostro todos me miran, como si esperaran que respondiera a Nick. No lo hice, no dejaría que me viera derrumbada. Doy un paso al lado, literal, camino hasta la escalera y la subo como alma en pena. Ni siquiera me detuve a buscar el botiquín y bajarlo, pasé de largo hacia mi habitación, cerré de un portazo la puerta y no pude evitar llorar. Malditos sentimientos, los odio, porque siempre tienen que centrarse en la persona equivocada, como en mi caso. Desde pequeña me había prometido nunca llorar por un hombre, pero aquí estoy.

Cuando se sufre de un mal amor no se puede reparar con un par de llantos, todo se restaura con olvidos y perdones. Con Nick seria todo lo contraria, lo olvidaría a como dé lugar y todo volvería a la normalidad, como hermanastros que somos. Mi lección de todo esto, es que no confíe en las personas tan fácil y que mi corazón no gobierne todas mis decisiones, porque más de alguna puede salir mal.

Unos leves golpes en la puerta me hacen levantarme de mi cama, limpio una que otra lágrima y su suspiro. Aquí vamos.

Era James.

—Tu cara me lo dice todo —tenía sus manos en los bolsillos. Abrió sus brazos y me acercó a él— Ven aquí mapache. James te dará uno de esos abrazos que todos alguna vez necesitamos.

Sonreí y lo apreté contra mí. Siempre consolándome en momentos apropiados. Que personas así se multipliquen.

—Esto parece una maldita pesadilla —limpio mi nariz con la manga de mi sweater— Me iré a vivir al Himalaya y comenzaré una nueva vida.

¡No Entres Ahí! [1° TEMPORADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora