24. Saludo al sol, Emma.

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Capítulo 24: "Saludo al sol, Emma."

Emma.

Oh no. Después de que Nick se marchó, se puede decir que, literalmente, me tomé hasta el agua de los floreros. Me emborraché más que la vez pasada, porque mi cabeza era un infierno de dolor y con suerte podía abrir los ojos cuando desperté. La ducha fría tampoco ayudaba mucho.

Sentía una extraña sensación de satisfacción en mi pecho. Recordaba lo de anoche y no tenía rabia ni pena, sino que estaba cerrando algo demasiado importante. Conversar así con Nick me hacía dar cuenta de que nuestros sentimientos no eran de niños, eran reales, pero lamentablemente no podíamos juntos y no me pondría depresiva ni menos triste por eso.

Desastre, era la definición perfecta para cómo estaba la casa. Parte de la noche estuvimos en la sala y no sé cómo se habían trasladado a mi habitación. Me encontré con Camelia y James durmiendo muy juntos en el suelo solo con ropa interior, Cooper estaba a los pies de mi cama tapado con una manta y yo estaba a su lado. Ojalá no haya pasado nada extraño, para no arrepentirse después.

— ¿Cómo empezamos a limpiar este desastre? —pregunto con una escoba y bolsa en mano.

Las latas de cervezas estaban en la dirección que tú miraras; por todos lados. Los envases a medio abrir de las chucherías se esparcían por el suelo y sofás. También se lograba ver unos cigarros de dudosa procedencia.

Cooper permanecía en una silla con la cabeza mirando hacia el techo, con una bolsa sobre esta.

—En estos momentos no sirvo para nada —murmura— Solo quiero vomitar.

Cubre la boca con sus manos y se levanta como un rayo hacia el baño. Lo miré con los ojos abiertos, mientras cerraba la puerta estrepitosamente. Ahí estaría un buen rato limpiando sus intestinos y al parecer era la única en buen estado para limpiar el desastre. Camelia y James seguían durmiendo y Dominik había desaparecido en toda la noche.

Empiezo con la basura más grande, la lanzo toda al suelo y la recojo, metiéndola dentro la bolsa. Tomo con asco las colillas de cigarro y las pongo dentro también. Una vez terminada mi tarea y de pasar un poco el escobillón por ciertas áreas, aparte de abrir todas las ventanas para airear la casa, ya estaba con mi espalda adolorida y dos bolsas llenas de basura.

— ¡Joder! No recuerdo nada —James venía bajando con muy mala cara y peina su cabellera rubia; me mira— ¿Recuerdas algo? ¡Estaba en paños menores con tu amiga!

—Pues... recuerdo ciertas partes —hago una mueca y lo miro de vuelta— Si sigues limpiando te contaré todo —levanto la escoba y otra bolsa que tenía en mi mano— ¡Quiero ver este lugar reluciente!

Salgo al patio pateando la puerta, mis manos estaban un poco lastimadas por el peso que cargaban las bolsas, cuando las lanzo dentro del contenedor y lo cierro, siento unos leves quejidos, miro a ambos lados pero nada. No alcanzo a poner un pie dentro de la casa, cuando vuelvo escuchar el mismo ruido. Esos quejidos no parecían de algún animal malherido, sino de un humano con serios problemas. Tomo un palo del suelo y me acerco sigilosamente al bote de basura, comienzo a hurgar entre los deshechos, hasta que vuelvo a escuchar lo mismo.

— ¡Auch! —Dice esa voz débilmente— ¿Quién eres?

— ¿No debería hacer yo esa pregunta? —Veía un rostro cubierto de envoltorios, cascaras de frutas, cosa que me hacía un poco difícil de distinguir quien era la persona— Estas en el contendor de mi casa ¿eres un ladrón? — ¿Quién en su sano juicio pregunta si es un ladrón? Solo Emma. La persona se empezó a mover y retirar los restos de su cara, poco a poco pude ver de quien se trataba al darme cuenta de los intensos ojos azules adormilados — ¡Dominik!

Lo tomo de la camiseta, no me importó lo sucio que estuviera, solo lo quería sacar de ahí. Este chico sí que tenía problemas.

—Déjame —dice cerrando sus ojos y ver que yo no me movía de mi lugar los vuelve a abrir— Vete, quiero dormir.

Si no iba a salir por las buenas, seria por las malas. Lo jalo del cabello y logro levantar su cabeza; suelta un agudo grito.

— ¿Eres un estúpido o qué? Dominik te sales ahora mismo de ahí —lo apunto con mi dedo índice— Si no lo haces me veré obligada a sacarte a patas ¿me oíste? ¿Qué van a pensar tus padres cuando sepan que su hijo durmió en la basura de la vecina?

—No —se levanta de un salto y sale— Estas demente. Necesito un baño urgente y en mi casa no puede ser.

—Baño de huéspedes. Arriba, izquierda. Creo que hay lo necesario —me quedo pensativa un momento— Creo que Nick no se llevó toda su ropa cuando vino aquí, puedes ocupar algunas —cuando pasa por mi lado me dan unas inmensas ganas de vomitar, el olor era más que apestoso— Y procura de sacarte bien ese olor ¿de acuerdo?

Vuelvo a dejar el bote de basura en su lugar y al entrar a la casa lo primero que veo es el pálido trasero de James, quien miraba por la ventana y con las cortinas abiertas de par en par. Pobres vecinas.

Definitivamente el alcohol les jugó una mala pasada.

— ¿Me podrías decir que mierda haces James? —Me ubico detrás de él con mis manos en mis ojos— ¡Exhibicionista! Los vecinos me vendrán a reclamar idiota.

Se da la vuelta y aprieto más mis manos en mis ojos. No quiero pasar por esa vergüenza, otra vez. Él suelta una sonora risotada.

—Saludo al sol, Emma —siento como se pone al lado mío y suspira— Lo hago todos los días en mi departamento, es un tipo de ritual para comenzar bien el día —vuelve a suspirar— La vecina ha recreado la vista como una loca.

—Claro —me pongo a reír— Eres un caso especial James. Ahora vístete.

Sentía como caminaba a mí alrededor, seguramente buscando parte de su ropa. De pronto toca mi hombro.

—Como nuevo. Puedes abrir los ojos —se estaba poniendo su camisa, que le hacían falta un par de botones en la parte alta— Ahora nos sentaremos como gente civilizada y me contarás que ocurrió anoche ¿verdad?

Muerdo mi labio.

—Quizás... —contesto vagamente y me guía hasta el sofá más grande. Al ver que no decía una palabra aprieta mi mejilla amistosamente— Estoy segura de que recuerdas el baile erótico que hiciste con Camelia ahí —apunto hacia la mesa de centro— Y después de eso mi mente es una laguna, en la mañana amanecimos en mi habitación y no sé cómo llegamos hasta allá —me encojo de hombros— Eso es todo.

James me miraba con una sonrisa extraña en su rostro, como si me dijera que recordaba todo, pero que solo necesitaba saber algo más. De seguro sabe qué pasó con Nick, debe recordar lo fogoso que nos pusimos en un momento.

—No me estas contando todo —entrecierra sus ojos— ¡Vamos Emma! Ya sabes que me puedes contar todo.

¿O será que también sabe lo que Nick me dijo en mi habitación? De seguro, los hombres también se cuentan todo.

—James... tú sabes... —me muevo incomoda— Yo sé que tú sabes lo que me dijo Nick, no nací ayer para no darme cuenta con que intensiones lo trajeron. Él no está feliz con la unión que tendrá con Sky, eso se nota de aquí hasta la China y con la confesión que me hizo ayer... era para ver si yo impedía de alguna manera ese matrimonio, pero no será esa la manera. Yo quiero ser feliz, mis padres quieren ser feliz y no voy a dejar que un simple capricho me impida eso.

Él despeina su cabello y me da una sonrisa.

—Tienes razón —toma mis manos— Es Nick quien tiene que decidir ahora, porque tú tienes tus principios claros... le hacen falta un par de bolas nuevas —susurra.

—Toda la razón James —le doy una palmadita en el brazo— Ahora me iré a cambiar.

—Mucha falta que te hace —me dice cuando voy subiendo la escalera— Apestas, igual que tu amigo Dominik.

¡No Entres Ahí! [1° TEMPORADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora