13. Olvídalo y vete.

427K 33.5K 4.4K
                                    

Capítulo 13: "Olvídalo y vete".

Emma.

Lo último que había escuchado de Camelia fue "haz bien las cosas" y salí hecha un demonio de su casa hacia la mía, los nervios y rabia me inundaban.

Entro a mi casa dando un portazo de aquellos. Sentí el pomo de la puerta vibrar en mi mano. Miré a mí alrededor, no había rastro de moradores, salvo las cosas de mamá y Mark esparcidas por los sillones, me indicaba que habían llegado del hospital. Subí la escalera de dos en dos, sentía como la adrenalina corría por mis venas. No tenía claro que haría.

En el cuarto de mi madre no se escuchaba ruido, quizás estaban durmiendo, eran pasada las doce de la noche, conversando con Camelia la hora pasó volando y ni cuenta nos habíamos dado. Continué caminando por el tenue pasillo y me detuve en la puerta de Nick.

¿Qué haría ahora? Esa pregunta rondaba con frecuencia en mi cabeza, solo sabía que mi odio hacia Nick crecía más y más al recordar esas asquerosas fotos. Sentía que por primera vez en mi existencia no tenía la menor idea que hacer frente a la puerta café.

¡No entres ahí! Me gritaba mi subconsciente ¿Debería de hacerle caso? ¿Era Nick más que mi hermanastro? No, nada de eso, en la tarde me lo había dejado clarísimo.

Te detesto inercia. La puerta está entreabierta, le di un empujoncito y se abrió completamente. Mis manos sudan. La habitación estaba a oscuras. Paso mi mano por la pared para encontrar el interruptor. Cuando me acostumbro a la claridad, lo primero que veo es su ropa esparcida por el suelo y luego a él, Nick, durmiendo plácidamente en su cama.

Trato de acercarme lo más sigilosa posible entre la ropa, mis puños estaban muy apretados a mis costados. Matarlo no era buena idea, su fantasma me atormentaría toda la vida, solo iba a dejar que el tiempo hiciera la justicia necesaria. Sobre la mesa de noche se encontraba un vaso con agua y unos medicamentos, no lo pensé dos veces y rocié toda el agua por su cara.

— ¿¡Qué diablos pasa!? —se levanta de golpe de la cama. Los hematomas en su cara comenzaban a verse más y más. Tomó su remera y la pasó por su cara mojada. Su mirada estaba cargada de ira— ¿Cuál es tu maldito problema Emma?

— ¿Qué cuál es mi maldito problema? —Dije molesta, posando una mano bajo mi barbilla— ¡Tu! ¡Tú eres el maldito problema! ¿Crees que no me dolió cuando me dijiste traidora hace unas horas? No entiendo tu comportamiento Nick, primero me juras amor eterno y luego te comportas como un malnacido, como si nunca hubiese pasado algo entre nosotros. Eres un desgraciado y cobarde, si tuvieras las bolas suficientes le dirías a Mark todo lo que está pasando aquí, pero no —suelto una risa burlona— A él le da lo mismo como la otra persona se sienta. Lo que tuvimos o no lo sé, se acabó y para siempre.

Podía seguir toda la noche reprochándole las cosas, pero no me quería humillar tanto, desahogarme me haría bastante bien. Su mirada estaba fija en mí, su boca estaba semi abierta, como si se sorprendiera de mis palabras. Estábamos frente a frente y solo nos separaba su cama. Mi pecho subía y bajaba, la adrenalina en mi cuerpo ya estaba haciendo su retirada, sentía mis piernas temblorosas y si hacía más presión en mis manos llegarían a sangrar, me estaba costando en gran manera mantener mi autocontrol.

Siempre que quieres ser feliz con alguien hay algo que se interpone y no arruina. Pueden ser terceras personas, incluso nosotros mismos que interpones esas paredes para que no avancemos; eso podría ver reflejado en un futuro y preguntarse ¿porque no hice esto?

La habitación se sumió en un silencio acogedor, mientras que Nick seguía escaneándome.

—Primero que nada, Emma, tú y yo nunca tuvimos nada —una daga más— Segundo ¿crees que es sencillo que Mark sea mi padre y contarle con tanta tranquilidad que nosotros nos besamos? Estas muy equivocada y por último —hace un pausa, agitada su cabeza mirando hacia el suelo y vuelve a mirarme— Olvídalo y vete, esto nunca pasó.

—No —camino hasta él— Es hora de sincerarse, dime.

Masajea su cabeza unos momentos.

—Te vi... te vi besar a Cooper a la salida de clases —me dice sin ánimo— Yo iba con intenciones de decirte todo lo que sentía contigo, pero eso hizo que rompieras mi corazón Emma, me enojé demasiado y cuando los encontré en casa me enfurecí y quería que sintieras lo mismo que yo. Sentí asco y decepcion en ese momento. No pensé tu hicieras tal cosa.

Por un momento mi barbilla tembló. Yo también sabía que se había besado con mi amiga y no dije nada. Error mío.

—No me hablaste claro Nick ¿querías que te esperara por el resto de nuestras vidas? Pues te equivocas, soy demasiado joven para seguir un juego como el tuyo. Estoy harta de toda esta situación. Lo que yo haga o deje de hacer es problema mío —muerdo mi labio— Ayudo a un buen amigo.

De su garganta brota una socarrona risa.

—Entonces si James te hubiese pedido algo así ¿le hubieses dado ese beso? —dudo antes de responder. No me debe ver flaquear, no en estos momentos, mi paciencia no dura para siempre.

—No —respondo firme—Ahora que estamos hablando de besos ¿también estabas ayudando a Sky que se besuquean tanto? —levanto una ceja. Sus ojos se abren de par en par. He dado en el blanco, justo la reacción que quería ver en su cara estaba ahí frente a mí. Se le veía incómodo. Ahora yo tenía las riendas del asunto.

— ¿Cómo lo sabes? ¿Quién te lo dijo? —su voz sonaba dura.

—Entonces es verdad —frunzo mis labios— Quien me lo haya dicho no es de tu incumbencia Nick —sentía que mi energía había sido consumida en un par de segundos, solo quería dormir— Me dejaste muy en claro que entre nosotros nada pasa, demos vuelta la página, cada uno hace su vida por separado, tal y como lo hacíamos antes de... antes de ese beso —trago saliva y Nick sigue con su mirada— Nunca debí confiar en mis sentimientos hacia ti.

A los dos nos hacía mal estar cerca, se estaba convirtiendo en una relación más que toxica y en cualquier momento alguien colapsaría mentalmente. Siendo tan joven sufriendo por amor, no gracias, por ahora paso. Cerré mis ojos y suspiré. Me doy la vuelta y camino hasta la puerta, la fuerte mano de Nick se cierra en mi muñeca.

—Perdón, nunca quise que este terminara así, pero está claro que no podemos estar juntos —comienza con una voz calmada, mis tripas se encogieron— Mark siempre tuvo la razón, por más que queramos tener un acercamiento hay algo que nos separa.

—Tienes razón —muevo mi mano para que me libere de su agarre, me inclino hacia él y deposito un beso en su mejilla— Buenas noches.

No me sentía triste en lo absoluto, sino más bien liberada, liberada de ese remordimiento que me comía por dentro.


¡No Entres Ahí! [1° TEMPORADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora