Capítulo 4: Hogwarts.

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En el momento que Hermione vio oportunidad, se zafó de su novio, quitó el seguro que le habían puesto a la puerta y salió rápido de ese lugar. Unos segundos después sintió los pasos de Ron tras de ella. Llegaron al compartimento de los prefectos rápido pero antes de que abrieran la puerta, los prefectos de Hufflepuff salieron y seguidos de ellos salió Luna, quien les dedicó una soñadora sonrisa a los dos, junto con un chico moreno. Cuando entraron al pequeño lugar, solo encontraron al Profesor Flitwick, a Draco Malfoy y a Pansy Parkinson sentados.

-Señorita Granger, señor Weasley por fin llegan. El señor Malfoy, la señorita Parkinson y yo los estábamos esperando.

-Sentimos mucho llegar hasta ahora profesor pero tuvimos algunos inconvenientes en el camino para acá.- Le aclaró Ron al profesor, mientras él y Hermione se sentaban.

-Ya no importa. Bueno, les informo rápido porque me tengo que retirar. Las rondas de prefectos ya fueron asignadas y les tocaran con sus compañeros Slytherins, ya que Ravenclaw y Hufflepuff harán sus rondas juntos, y ustedes cuatro tendrán que organizar solos sus horarios.- Les dijo el pequeño hombre a los Gryffindor que tan solo se limitaron a asentir.- Bueno me retiro muchachos, nos vemos en Hogwarts en unas horas.- El profesor se levantó y salió por la puerta, pero antes de que los chicos pudieran decir algo, apareció de nuevo a la entrada del compartimento.- Olvidaba avisarles, señorita Granger y señor Malfoy, la directora McGonagall quiere verlos después del banquete de bienvenida en su oficina.

Después de eso el profesor desapareció por el marco de la puerta, un silencio reino en el compartimento en el que se encontraban hasta que Parkinson habló, pues a ella no se le podía llamar una persona paciente.

-Bueno, hagamos esos malditos horarios cuanto antes que ya quiero irme a mi compartimento.

Y como si a todos les colocaran un interruptor y lo encendieran, se pusieron a trabajar. No se entretuvieron mucho en hacerlos y cuando terminaron cada pareja se fue a sus respectivos lugares con sus amigos.

A pesar de la pequeña discusión al principio del viaje entre Ron Weasley y Draco Malfoy, de la que ya todo el mundo se había enterado, el resto del trayecto fue bastante tranquilo. El grupo de Slytherins, después de que llegaran Draco y Pansy, se quedaron en su compartimento todo el tiempo hablando de cualquier cosa, sin ser molestados por nadie, solo cuando un estudiante pasaba por ahí les enviaba miradas de repulsión, pero como siempre no les importaba. También los Gryffindors se habían quedado adentro de su compartimento, cada uno con su respectiva pareja. En comparación con las serpientes, cuando alguien pasaba por enfrente, les saludaban y les regalaban una sonrisa.

Después de unas horas más de viaje, el tren se detuvo en la estación de Hogsmeade y todos los estudiantes comenzaron a bajar del tren para irse en un carruaje al castillo, excepto los de primero, a los cuales como todos los años, Hagrid los llamaba para llevarlos al catillo en los botes por el Lago Negro.

-¡Hagrid!- Llamo Ginny al semi-gigante.

-Chicos, que bueno que regresaron al colegio. Me entristecía pensar que no los volvería a ver.

-Tranquilo Hagrid, que algunos te estaremos molestando un año más.- Dijo Hermione

-Nunca serán una molestia para mi, muchachos.- Les dijo el gran hombre con una sonrisa en el rostro.

Después de despedirse de Hagrid fueron a esperar algún carruaje que los llevara a la entrada del colegio. Mientras lo esperaban se encontraron con Luna, a quien no habían visto desde que había terminado la guerra. La chica llevaba sus gafas y una de sus acostumbradas revistas "El quisquilloso", de la cual su padre era el director.

Cruel destino...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora