Capítulo 5: El chico nuevo.

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Al salir de la oficina de la Directora McGonagall, los cuatro chicos se miraron un momento hasta que la chica de Ravenclaw habló:

-Bueno, creo lo correcto es presentarnos. Me llamó Ally Garden y soy de Ravenclaw.

-Yo soy de Hufflepuff y me pueden decir Rick. Y, supongo que no es necesario que ustedes se presenten pues son de las personas más populares del mundo mágico, claro por diferentes razones.

-Bien, entonces no es necesario que siga aquí.- Habló Draco sin mirar a nadie y comenzó a caminar hacía las mazmorras. Los tres jóvenes se le quedaron viendo hasta que se les perdió de vista al doblar en un pasillo.

-Será duro trabajar con él, no creo que nos sea de gran ayuda con esa maldita actitud.- Dijo Rick.

-Encontraremos la forma, siempre hay una. Bueno, ahora que nos hemos presentado supongo que no hay más que hacer por el momento así que me despido. ¿Ustedes son prefectos?- Pregunto la castaña antes de irse.

-Yo no, me ofrecieron el puesto pero no lo acepte.- Dijo la chica de Ravenclaw. Era de piel pálida, algo alta, de ojos negros y cabello azabache. Bonita y con un toque de misterio.

-Por mi parte si, así que nos seguiremos viendo señorita Granger.- Dijo el chico. Él también tenía la piel pálida, algo bajito de estatura, no muy delgado y con el cabello castaño.

-Oh, por favor llámenme Hermione. No estoy acostumbrada a esa clase de formalidad con mis compañeros.

-En ese caso, nos veremos después Hermione.- Se despidió el castaño y justo después le siguió la chica.

Hermione camino directo hacía la Sala común de Gryffindor, quería llegar y cambiar todas sus cosas a su nueva habitación. Se encontraba emocionada, un cuarto para ella sola donde no la podían molestar. Al llegar a la habitación que compartía con Ginny y las otras chicas, guardo sus cosas con algunos cuantos movimientos de su varita y algunos otros los guardo a mano, agradecía que las chicas no se encontraran y así no tenía que dar ningún tipo de explicación, por lo menos no ahora que lo único que deseaba era acostarse en su nueva cama y dormir por el resto de la noche.

En cuanto abrió la puerta de lo que sería su nueva habitación quedó con la boca abierta. La habitación era enorme casi igual de grande a la que compartía con las chicas, estaba decorada con los colores de su casa, en medio del lugar había una enorme cama con unas mesitas de noche a cada lado en las que había una lámpara, también tenía un gran ropero de madera, un enorme escritorio donde podía hacer sus deberes con comodidad, un baño particular, un sillón y una enorme ventana por la que entraba la luz de la hermosa Luna.

Una vez que acomodo todas sus cosas en donde deben ir, se coloco la pijama y cepillo sus dientes, se acostó y le rogo a Morfeo que pudiera dormir pues necesitaba energías para comenzar las clases en la mañana.

Por otro lado del castillo, en lo profundo de las oscuras y húmedas mazmorras, un chico rubio iba llegando a su sala común. No le desagradaba el hecho de haber sido nombrado Premio Anual, a pesar de que aún no comprendía perfectamente que McGonagall le hubiera dado ese puesto, pero lo que si le desagradaba era que tenía que organizar un estúpido baile de Navidad con aquellos dos chicos y Granger... ¡Granger! Aunque tenía en claro que ya no iba a lazar insultos, o por lo menos no tan a menudo, también sabía que la chica no iba a olvidar todos lo años anteriores llenos de bromas pesadas, palabras ofensivas y demás.

Después de entrar a su sala común, se dirigió directamente a la habitación donde se encontraban sus cosas. Cuando abrió la puerta de madera se encontró adentro a Blaise dormido espléndidamente en su gran y cómoda cama, igual a las otras dos que había ahí, y a Theodore leyendo un enorme libro mientras se apoyaba en su elegante escritorio. Theo, al notar la presencia del rubio, apartó la vista del libro y lo cerró mientras lo dejaba sobre el mueble de madera.

Cruel destino...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora