Cruel destino...

Prólogo

Gritos, golpes, estruendos, tristeza, llanto,... muerte.

Era lo que se escuchaba y se sentía en cada rincón, pasillo, aula y patio del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. La Segunda Guerra Mágica se estaba suscitando en esta institución escolar y estaban participando alumnos, profesores, miembros del Ejército de Dumbledore y de la Orden del Fénix. Peleaban contra los mortifagos defendiendo Hogwarts, sus vidas y las de sus seres queridos; a cada segundo se veían rayos verdes yendo de un lado a otro por parte de los seguidores de Tom Riddle y alguno de los que peleaban contra ellos. Millones de hechizos y contra ataques se gritaban en los pasillos y cada parte del colegio.

Mientras tanto, Harry Potter "el elegido", se debatía la vida contra el Señor Tenebroso, más furioso que nunca, pues el muchacho que pensó que por fin había matado después de tantos años y por el cual su victoria absoluta se frustraba, estaba ahí, parado a unos cuantos metros de él, luchando con todas sus fuerzas por salvar la vida de traidores de sangre y sangre sucias.

Por otra parte, Hermione Granger junto con Ron Weasley se enfrentaban a Nagini "el último horrocrux" que Voldemort había creado. La serpiente ya los tenía acorralados pero para la fortuna de ambos apareció Neville Longbottom con la espada de Gryffindor y degolló al animal. En seguida de eso escucharon un grito proveniente del patio central, se apresuraron a llegar pensando lo peor, pero cuando llegaron solo encontraron a Harry parado y agitado, y por la sonrisa que tenía en el rostro lo supieron.

Lord Voldemort había sido derrotado.

Los mortifagos, al darse cuenta de que su líder había caído comenzaron a escapar. Solo unos cuantos lo lograron pues los aurores detuvieron a la mayoría. Todos celebraban en silencio pues habían perdido a familiares y amigos por los que ahora deberían guardar luto.

Los días pasaron, al igual que los funerales de todos aquellos valientes combatientes de guerra. Se habían hecho muchos juicios a mortifagos en los que la mayoría terminaban en un encarcelamiento no menor de 30 años. La familia Malfoy también había sido atrapada mientras intentaban escapar y su juicio se haría dentro de poco.

Mientras tanto, Hermione había decidió viajar al día siguiente a Australia para buscar a sus padres y regresarles la memoria, lo que le alegraba era que ya tenía una pista de donde se podrían encontrar ellos. Harry, Ginny y Ron se quedarían en la Madriguera pues aun dolía la perdida de Fred, Lupin y Tonks. Hermione se sentía mal por dejarlos en estos momentos pero sabía que tanto la familia Weasley como Harry entendían que lo que más deseaba era encontrar a su padre y a su madre, para volver a ser la familia de antes.

2 semanas después.

Los días habían pasado volando. En el fondo del Ministerio de Magia, tres personas se encontraban en medio de una enorme sala, siendo enjuiciados. El ambiente era tenso pero todos esperaban el veredicto de los Magos de Wizengamot. Además del Ministro, los jurados y los Magos de Wizengamot, también se encontraban presentes los tres héroes de guerra Harry Potter, Hermione Granger y Ron Weasley. El hombre que se encontraba en medio de la enorme sala, llamo la atención de la audiencia y después pozo su mirada en los tres enjuiciados.

-Sin muchas evidencias que revisar, los Magos del Wizengamot han decidido declarar a Lucius Malfoy culpable de todo delito...- Hablo el ahora Ministro Kingsley.- del que es acusado y se le condena a pasar 60 años en la prisión para magos peligroso, Azkaban. En cambio los dos enjuiciados, Narcissa Malfoy, de soltera Black y Draco L. Malfoy son exonerados de todos los cargos por ser identificados como victimas ante la amenaza del Señor Tenebroso de asesinarlos. Además de ayudar de cierta forma al héroe de guerra Harry Potter. Se cierra el caso.

Al dar por finalizado el juicio, todas las personas comenzaron a salir de la sala y Lucius Malfoy fue escoltado por cuatro guardias a su celda en el Ministerio y, dentro 12 horas sería trasladado a la prisión Azkaban. Mientras que Narcissa Malfoy y su hijo, salían lo más silencioso y desapercibidamente posible del Ministerio. Ellos solamente querían volver a hacer su vida de antes y poner de nuevo el apellido Malfoy en alto ante la sociedad mágica.