Mi Salvación (Pablo Alborán)

Capítulo 20

Me preparo y pongo rumbo al aeropuerto, ya que el vuelo de Pablo llegará a las 11:30

***

Estoy en el aeropuerto esperando a que anuncien su llegada, cuando veo un grupo de chicas que tienen un cartel gigante que pone:
"TENERIFE te quiere Pablo, siempre juntos en este sueño"

¡Madre mía! ¿Cómo se habrán enterado de que Pablo ha venido?, si él no ha anunciado nada por las redes sociales, bueno, son alboranistas al igual que yo, y algún contacto tendrán

Me parece que no voy a esperar a Pablo aquí, o...Bueno tengo un plan; me acerco al resto de las alboranistas y les digo que yo también lo soy, y si me puedo 'acoplar' a lo que ellas me responden con un "sí"

11:25

Aquí estoy esperando a Pablo, de una manera que no acordamos, pero que creo que le gustará.

De repente oigo gritos y voces que dicen "Pablo ya está aquí" miro a la puerta por donde salen los pasajeros y veo a Pablo con una camisa roja, unos vaqueros y unas All Star, sale y se queda muy sorprendido ya que no se esperaba para nada esto, la verdad que yo tampoco; mira hacia donde estoy yo, y al verme no puede disimular su cara de asombro y yo, no puedo evitar reír.

Después atiende a las alboranistas con fotos, firmas, besos y abrazos; llega mi turno y como una fan más me acerco y lo abrazo susurrándole un:
"te he echado de menos yogurín" a lo que él, me responde:
"Yo también princesa"

Nos separamos, y una chica de las que estaba allí, nos saca una foto, lógicamente tengo que disimular, ya que no creo que les haga gracia saber que soy amiga de Pablo Alborán.

Pablo se queda firmando, y yo decido salir fuera del aeropuerto y esperarle allí, pero antes, paso por su lado, y le digo: "Te espero afuera"

Salgo me siento en uno de los bancos, y saco el libro que me estaba leyendo

***
Noto unos pasos que avanzan hacia donde yo estoy, y se paran delante de mí, miro al suelo y descubro las All Star que tenía puestas, sigo subiendo mi mirada, y finalmente me encuentro con su cara, que me mira sonriente y cansada. Me levanto del banco y le abrazo; la verdad que lo he echado de menos

-Que sorpresa me has dado- dice

-¿No te lo esperabas, verdad?-

-Sinceramente, no- dijo tajante

-La verdad que yo tampoco- reímos

Estuvimos un rato más hablando sobre lo que habíamos echo en el mes que habíamos estado sin vernos, y después decidimos ir a comer algo. Pasamos la tarde entre risas, chuches y películas en mi casa

18:30

-¿Quieres que vayamos a dar un paseo por la playa?- dijo Pablo

-Vale- respondí

Bajamos a la playa, nos quitamos los zapatos y dimos un paseo. La verdad que la noche se estaba quedando muy buena, y yo decidí acercarme a la orilla a tocar el agua.

-¿Está fresquita?- dijo Pablo

-Sí, ven mójate-

Pablo se acercó y se mojó los pies, no se como pero al final acabamos los dos metidos en el agua, dándonos un baño con ropa

-Madre mía Pablo, voy a coger una neumonía-

-Exagerada, disfruta del momento- dijo cerca de mí

Después de salpicarnos mutuamente, salimos del agua totalmente empapados, después, fuimos a mi casa y nos duchamos, primero Pablo y luego yo.

-¿Oye, y dónde me quedo?- preguntó

-Al fondo a la izquierda está el cuarto de invitados-

-Vale-

Cenamos lasaña, cocinada por Pablo, que la verdad que no lo hacía nada mal, y después, nos pusimos a ver la televisión, hasta que llegó mi madre.

-Hola- dijo

-Hola mamá, mira el es- me interrumpió

-¡¡Madre mía!!, pero si tu eres Pablo Alborán, el amor platónico de mi hija- dijo mi madre sorprendidísima

-¡¡Mamá!!- dije y reímos

-Encantada de conocerla Macarena- dijo Pablo amablemente

-Lo mismo digo Pablo-

-¿Hija, pero que hace Pablo aquí?

Le contamos la historia de nuestra amistad, y después cada uno se fue a su habitación.

3:35
Narra Pablo;
Me despierto porque no puedo dormir, ya que soy medio búho, y estoy acostumbrado a dormir poco.

Salgo a la terraza y para mi sorpresa me encuentro a Noelia llorando

-Eyyy que te pasa, digo acariciando sus mejillas-

-Na...nada que he soñado con...con Javier, él...in... Intentaba, pues eso...-

-Tranquila ya pasó- dije abrazándola

-¿Por qué no me despertaste?- dije

-No quería molestarte, estabas durmiendo-

-Tú no molestas, y ahora mismo te vienes a mi habitación a dormir, yo no puedo dejarte así-

La llevé hasta la habitación y nos metimos en la cama, recostó su cabeza en mi pecho y poco a poco se fue quedado dormida, al igual que yo.