Capítulo 17: Pide un deseo.

73 11 0
                                    

Me dirigí a mi casa corriendo. Ni siquiera espere a coger el bus.
Les mandé un whatsapp a mis amigas diciéndoles que fueran juntas de tiendas, que no tenía ganas. Me sentía mal por no haberles contado nada y esperaba que el resto del instituto no se hubiera enterado de lo que había querido decir la plástica... aunque era difícil.

No quería llegar al colegio el lunes y ver un montón de caras que apenas conocía de dos días mirándome con pena.

Odiaba dar pena, por eso odiaba llorar. No me malinterpretéis, me gusta emocionarme con una película o una canción... pero... hacerlo cuando estoy mal no me gusta. Primero porque no me gusta preocupar a las personas a las que quiero y segundo porque no soporto que la gente me mire con compasión (además de que mi cara es un cuadro y parezco Rudolf).

A los cinco minutos me llega un whats de mis amigas.

Danaaa♧: Vas a ir como que me llamo Dana María Isabel de todos los Santos.

Marina♡: Dana, ya sabemos que no te llamas así. K, si no vienes tú, voy yo a buscarte.

Yo☆: No me voy a mover de aquí, estoy pasando la tarde con mi nutella. Id y pasadlo bien.

Danaaa♧: Ya estamos de camino.

Y me lo creía, Dana nunca bromeaba con esas cosas, así que me puse unos vaqueros rotos y la camiseta más grande y cómoda que tenía y unas converse. Ni siquiera me peiné, y tampoco me maquillé a pesar de tener una cara bastante poco decente después de la llorera (no era de maquillarme mucho, me solía echar base y brillo de labios, odiaba echarme demasiado potingue porque cuanto más natural estaba, mejor me sentía).

Diez minutos después llamaron a la puerta.

-Voy -dije sin mucho entusiasmo.

Abrí la puerta y allí estaban mis amigas con sus brillantes sonrisas y yo puse una mueca intentando sonreír (sin mucho éxito).

-Estás hecha un cuadro - comentaron al unísono.

-Lo sé. - me encogí de hombros.

Dana me peinó un poco y Marina me echó brillo de labios.

-Así mejor - afirmó la pelirroja.

Nos fuimos andando hasta el autobús y por el camino reinó un silencio bastante incómodo.

-Y bien, ¿nos vas a decir que ha pasado? - rompió el silencio Dana.

-Creo que es mejor que no saquemos ese tema ahora Dana, se trata de sacarla a que se distraiga, si hablamos de eso es peor. - explicó Marina.

-Tienes razón. Lo siento. - se disculpó mi amiga rubia.

Asentí con la cabeza, aceptando sus disculpas.

Durante el trayecto, mis amigas estuvieron hablando de lo maravillosa que iba a ser la fiesta y lo bien que lo íbamos a pasar. Yo me dediqué a asentir de vez en cuando y mirar por la ventana.

Llegamos al centro comercial y ellas, al ver que seguía muda me cogieron una por los pies y otra por los hombros y empezaron a balancearme de un lado a otro.

-¡Parad! ¡Por...por favor! - exclamé entre carcajadas. - Como le pase algo a mi precioso culo os tiro a la fuente.

Señalé con mi dedo la fuente que estaba a unos metros de nosotras.

Finalmente mis amigas me soltaron y sonrieron.

-Hombre, ¡estás viva! - gritaron a la vez, chocándose las manos.

-Quiero ir a la fuente y pedir un deseo - dije.

-Kaya, ¿sabes que nadie hace eso, no? - murmuró Dana.

-Por eso... quiero ser la primera - sonreí.

Fuimos juntas a la fuente y cogimos una moneda. Nos agarramos de las manos y la lanzamos, después nos dimos un abrazo.

-Y ahora vamos a por un vestido. ¡Mañana tenemos que arrasar! - grité.

Mis amigas sonrieron al ver que ya estaba mejor.

Nos pasamos lo que quedaba de tarde buscando nuestro vestido perfecto. Cuando íbamos por la cuarta tienda (y yo ya estaba agotada), Dana encontró un vestido rojo. Marina y yo nos quedamos con la boca abierta, le quedaba como un guante.

-Es ese.-dijimos las dos.

Dana sonrió y empezó a saltar como una loca.

-Cuidado tonta, te lo vas a cargar - susurró Marina, entre risas.

Un rato después Marina encontró el suyo. Era un vestido sencillo y negro, le quedaba muy bien y lo mejor es que era totalmente su estilo. Yo siempre decía "menos es más" y ese era el claro ejemplo.

Seguimos buscando uno para mí hasta que el centro comercial cerró. No llegué a encontrar ninguno que me gustara lo suficiente.

-No te preocupes, mañana miraremos en una tienda muy chula que han abierto en el centro. Sino, puedes ponerte algo nuestro. - sugirió Dana.

-Vale. No importa. - respondí.

-Oye, ¿os apetece dormir en mi casa? - preguntó Marina. - Hoy no están mi madre y mi padrastro... y Enzo y Will seguramente estén fuera.

Nos pareció una buena idea, así que fuimos a coger ropa para cambiarnos y a avisar a nuestras madres.

Estaba mucho más animada gracias a mis amigas.

Sabía que esa noche tenía que contárselo todo. No podía esconderles nada.

Esa misma noche mi mayor secreto saldría a la luz.

----------
Espero que os guste el capítulo, como véis es un poco más largo que los otros. Todavía no tengo claro si hacerlos más largos o no.
Gracias por leer gente♡
Dana con su vestido rojo en multimedia.
#BYENOTBYE

¿¡Veo doble!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora