-¿Dónde te habías metido? -inquirió Marina con el ceño fruncido.
-Me he perdido por el camino... -contesté, algo nerviosa.
-¿Pasó algo? - preguntó Marina.
-Todavía... me meo un poco. -murmuré.
Marina me acompañó al baño mientras Dana colocaba las chucherías, bolsas y palomitas en una mesa baja en el centro del salón, junto a un sofá del tamaño de una piscina.
Cerré la puerta del baño y me refresqué la nuca, me acomodé el pelo y me miré al espejo. Unas ojeras muy mal disimuladas resaltaban el agotamiento que sentía. Hice una mueca de disgusto, tenía que empezar a tomar algo para dormir, ya que desde que había empezado al instituto, las pesadillas habían vuelto...
Salí del baño y forcé una sonrisa para mi amiga.
Ella me guiñó un ojo y me agarró del brazo, dirigiéndome al sofá.
-Sentaos donde queráis, es vuestra casa. - se río Dana.
-Tengo que contaros algo... -empecé.
Ambas asintieron, conscientes de que era importante.
Y les conté todo.
-...y esta semana lo he visto otra vez.-finalicé.
-Oh,Dios mío. ¿Estás segura? -gimió Dana.
-K,lo siento mucho. -se apenó mi amiga pelirroja.
-Por favor, no digas eso. Odio dar pena. Además, no llegó a hacerme nada, su hijo me salvó, aunque no se quién es. Y sí, estoy segura de que era él. -aclaré.
Me dieron un abrazo mientras sonreía. Ni siquiera lloré, él no merecía ni una más de mis lágrimas.
-Tengo... miedo de volver a verle. No quiero que intente acabar lo que empezó. -susurré, con la voz entrecortada.
-No lo permitiremos. -prometieron las dos.
-Oye, ¿y si echamos un vistazo a mi armario? Hay que encontrarte un vestido, y ahora mismo paso de pelis ñoñas. -sugirió Marina.
-Me parece bien. -asentí. -Pero nos llevamos la nutella...
Nos reímos y echamos una carrera hasta la habitación de la pelirroja.
Hicimos un juego que consistía en tapar los ojos a una de nosotras y que maquillara a otra (y no hará falta decir que parecíamos payasos).
Más tarde hicimos una pasarela y empezamos a desfilar con vestidos y disfraces de Marina.
Encontré un precioso vestido azul rebuscando en el fondo del armario.
-Wow. Me encanta este, ¿me lo puedo probar? -pregunté, enamorada de la prenda.
-Claro guapa. -dijo poniendo la voz masculina y guiñándome un ojo.
Saqué un papel de mi bolsillo y escribí mi número.
-Llámame.- jadeé imitando a la plástica y haciendo con mis dedos como si fuera un teléfono.
Me di la vuelta (era bastante tímida para desvestirme delante de la gente) y me coloqué el precioso vestido azul.
-¿Me ayudáis con la cremallera? -pedí.
Dana fue a ayudarme y la subió hasta la mitad.
-¡Mierda Kaya, no entra,no respires! -gruñó Marina, acercándose a echarnos una mano.
-Joder...no...estoy...respirando... -jadeé casi sin aire.
Aviso: la nutella engorda.
El puñetero vestido no entraba.
Oí la puerta abrirse.
-¿Se puede saber a qué viene todo este jaleo? -protestó "el chico de los ojos azules" (yo y mis apodos originales...)
Me pegué tal susto al darme cuenta de que estaba medio desnuda que tropecé hacia atrás y caí. Me puse roja y me dirigí al baño con rapidez (parecía un pingüino metida en aquel vestido tan embutido).
-Enzo, eres un aguafiestas. -se enfadó Marina.
-Al menos yo no molesto. Bajad el volumen o llamaré a tu madre. -amenazó.
-Que te den. -gruñó la pelirroja.
-Buena suerte con eso. -retó.
Y después se fue.
Malditos gemelos. Va a ser verdad eso de que lo malo nunca viene solo...
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Espero que os guste.
Gracias por leer, os lo agradezco muchísimo♡♡
(Siempre pongo lo mismo aquí, pero es que no sé qué más puedo decir xd)
Dadme nutella pls. Tengo hambre...
#BYENOTBYE
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¿¡Veo doble!?
Cerita PendekEs verdad eso que dicen de que lo malo nunca viene solo (¿O no?)