Capítulo 25: Caos.

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Decidí llevar a Dana a mi casa; no quería que su madre se enfadase con ella (aunque yo estaba algo triste y confusa con lo que había pasado).

Durmió como un lirón el resto de la noche, mientras yo daba vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño.

Por la mañana, me desperté ojerosa y con una cara de perros increíble.

Dana tampoco tenía muy buena pinta, parecía estar a punto de echar todo por la borda y además tenía una resaca del quince.

Miré mi teléfono y tenía unas cuantas llamadas y mensajes de Marina, preguntando qué había pasado ayer en la fiesta. También Zack me había mandado un par de whatsapps preguntando por Dana.

-Kaya - habló mi amiga.

-¿Qué?-lo dije más borde de lo que me esperaba.

-¿Qué pasó ayer...?

Suspiré con frustración al saber que no recordaba nada de lo que había pasado durante y después de la pelea.

-¿Cuál es tu último recuerdo?-pregunté con una mueca de fastidio.

-Pues...un tipo...me obligaba a besarle y luego yo...me emborraché y el resto no lo recuerdo.-explicó achinando los ojos, intentando recordar algo más.

Se me cristalizaron los ojos al darme cuenta de que la culpa de lo que le había hecho Daniel era mía.

-Yo...lo siento, fue culpa mía. Perdóname.-sollocé.

Y le conté todo lo que había pasado.

-¿Rompí...mi promesa?-dijo poniendo cara de vergüenza.

Asentí y ella me pidió disculpas mil veces.

Yo hice lo mismo así que finalmente nos perdonamos y nos dimos un abrazo.

Le mandé un whatsapp a Marina preguntándole si podía quedar para explicárselo todo y otro a Zack diciéndole que Dana estaba bien.

Un rato después nos encontrábamos en mi heladería favorita esperando por la pelirroja.

Me pedí una tarrina de helado de turrón (raro para mí porque siempre pido el helado más grande posible) y comí sin mucho entusiasmo. Dana se revolvía en su asiento y seguía con la cara pálida.

-Deberías ir al baño, todavía no has vomitado.-advertí.-No querrás echar la pota aquí.

Hizo caso de mi consejo y se fue a los servicios, así que me quedé sola con mi tarrina. Hasta que alguien me tapó los ojos. ¡Qué manía con hacerme eso!

-Marina, sé que eres tú.-dije con tono cansado.

-Casi pero no.-escuché una voz masculina que se me hizo familiar.

-Maldito seas Will, estás en todos los lados a los que voy, ¿qué eres una especie de acosador o algo así?-bufé.

-Claro, como si tuviera ganas de verte esa cara de malas pulgas allá a donde voy.-se rió.

-No decías lo mismo el otro día.-contesté con una sonrisa de triunfo recordando lo que había pasado aquella noche en su casa.

Me sorprendí bastante cuando se sonrojó y una sonrisa sincera apareció en su rostro.

-Bueno, la verdad es que tu cara de pulgas no está nada mal. De hecho podría decir que me gusta mucho.-me guiñó un ojo y noté como me subía el color.

-Will, hoy no estoy para bromas,por favor.-pedí.

-Kayita, yo nunca estoy de broma.-dijo.

-¿Kayita? Dios, parece el nombre de un detergente. ¿¡Por qué la gente no me llama por mi nombre y ya está!?-levanté demasiado la voz y la gente me empezó a mirar con muecas extrañas o incluso a reírse.

-He dejado a Roberta.-soltó él sin más.

-Se veía venir.-mentí en parte;sabía que la relación no tenía futuro pero pensé que estarían juntos más tiempo para mantener su popularidad y todo ese rollo.-¿Lo llevas bien,no?

-Sí,claro. No nos queríamos y yo ya estaba harto. Ella no me atraía. Me gustan las chicas con las que se puede tener una conversación, que tengan un buen interior y una belleza de esas que tiene sus defectos pero luego a ti te parecen virtudes, ¿entiendes? No quiero una persona que se quite las extensiones y el maquillaje y no tenga nada más. Creo que estoy empezando a madurar.

Su discurso me dejó totalmente en shock, incluso hizo que me pareciese más inteligente de lo que aparentaba.

-Eso...está bien. Así tendrás las ideas más claras.-respondí con una sonrisa estúpida (*nota mental* quita esa sonrisa ya o se va a enterar pedazo de tonta)

-Las tengo, y tienen que ver contigo Kaya. Me gustas, y se podría decir que mucho.-se sinceró con una mueca divertida.

-¿Estás de coña?-pregunté con tono irónico.

-No.-se río.

-¡¡K!!-escuché una voz femenina que conocía muy bien.

Intenté disimular lo que acababa de pasar y fui a saludar a mi amiga. Cuando me giré para hablar con Will, él ya se había ido.

¿Por qué mi vida había pasado de la monotonía total a la locura absoluta de un día para otro?

Señoras y señores, mi vida es un caos.

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Quiero nutella pero no puedo comer chocolate porque estoy comiendo "sano" y haciendo deporte, ¡socorro!
🎵Cuando zarpa el amor, quien navega a ciegas es quien lleva el timoooon🎵
Salu2
#BYENOTBYE

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