Prólogo

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Bienvenida al inframundo

"Recuerda algo mi querido ángel: los mortales no entienden que nosotros poseemos el corazón más puro; porque cuando encontramos a quien llena nuestros vacíos, la luz de esa persona quita todas nuestras penumbras".

Apenas tengo un recuerdo vago de todo lo que había pasado hoy. Que duro es estar agonizando sin estar en mis cinco sentidos. Hoy es un día especial y debía estar vestido para la ocasión: jacket de cuero, un jeans negro y una camisa de vestir roja. Me encanta andar así, casi como un vampiro moderno que no quiere ser notado por simples mortales pero quiere ser evidente para los de su clase. Pero al fin y al cabo, ¿Para qué vestir así si te disparan y no lo nota nadie porque tu camisa es del mismo color de tu sangre?

La luz blanca a través del oscuro túnel se hacía cada vez más brillante. El camino era algo estrecho y la sensación de estar ahí dentro era algo...fría. Sentirse sin aire en un momento y estar en otro mundo al siguiente segundo, no era algo que toda persona relata después de experimentar tener a la muerte de cerca, y menos cuando es ella misma quien te guía para cruzar un pasillo que no tiene vuelta atrás.

Morir en un asalto es lo menos que esperas después de una noche de fiesta en la que se suponer que debes de estar en el éxtasis de la vida, celebrando cada día como un único momento que no quieres que se termine. Jamás quieres terminar en un hospital con una bala en el tórax, una muñeca quebrada y un golpe en la cabeza. O al menos eso recuerdo, no lo sé. Todo fue muy rápido.

Escuchar únicamente el sonido de la brisa y alguna que otra persona pasando con indiferencia, pensando que era un borracho más de esa calle. Era irónico que el mayor miedo que tuve en todos mis 21 años de vida, se estaba cumpliendo cuando se supone debía ser el mejor día, con la mejor celebración y la mejor compañía. Después de todo, ¿quién espera morir en su propio cumpleaños? Para peores, estar borracho y casi inconsciente no ayuda en nada y menos decir todo tipo de incoherencias en medio de la noche y de los pocos autos que pasaban.

Recibir ese disparo quitó de mi cuerpo toda sensación de mareo y me despertó tan rápido como se incrustó en mi piel. Un sonido de explosión seguido por un calor que dolía y sangraba. Ni siquiera recuerdo haber forcejeado con el cabrón que solo quería el dinero de mi boleto de autobús y uno que otro dólar de más. De no ser por el pequeño chorro de sangre o porque esa buena persona escuchó el ruido del disparo, la ambulancia no hubiera llegado.

Cruzar al otro lado tan de pronto, dejando toda una simple y mortal vida atrás (de la cual no estoy realmente orgulloso por tanto pasado turbio que he tenido), fue quitarme toda esperanza que tenía de un solo golpe. Todos esos sueños, metas, promesas, lágrimas y demás sentimientos ya no importan, se fueron con el viento helado de las noches de la ciudad de Pensilvania. Lo decepcionante de todo esto, es dejar tanto en una húmeda y congelada calle de mi avenida favorita, llena de tiendas en descuentos, con gente que al igual que yo le teme al futuro incierto, con gente que le tiene miedo a morir.

Sin embargo, la mayor sorpresa que me llevé en todo este proceso de visitar el más allá no fue dejar este mundo tan abruptamente, sino encontrarme en un juicio extraño que tenemos que pasar todas las almas. Darme cuenta que podía ser sentenciado a pasar toda mi vida inmortal lleno de sufrimiento y envuelto en llamas todos los días hasta que el mismísimo Diablo se llegara a aburrir de mi o ver el paraíso que tanto me promovían de pequeño fueron las primeras cosas que pensé al terminar de ver el final del camino.

Al pasar finalmente aquella luz, llegué a un paraje totalmente gris, donde no cabía la más mínima expresión de otro color o sensación que no fueran la soledad, la tristeza, el vacío o la desolación. Todo ese desierto oscuro estaba opacado por un gran edifico de mármol en medio de un valle árido, algo tan grande como los antiguos templos romanos dedicados a algún dios pagano al que debían rendirle culto

The World Begins With You: Limbo's GameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora