F L A W L E S S [IchiJyushi/OsoKara]

Recuentos de la vida [Ver.Osomatsu] 1

Autora: Hola, como saben hoy es lunes de actualización y de Osomatsu-San solo nos quedan dos capítulos de anime, pero, muchos de fanfic. Oh, saltará una duda Ren y el chico trap ¿Desean que les muestre dibujos que hice sobre esos personajes? son únicamente para la historia, la hermana de Ren estoy segura que saben de quien se trata, en fin espero que me respondan y que les guste este capitulo. Se que seguro se decepcionarán de este capitulo si no le tienen amor a Osomatsu, pero, me vale madres (?) yo lo amo y espero ver comentarios en el capitulo pasado hubo muy pocos D': eso me puso sadness. 

 

El mayor de los Matsuno ha visitado más de un millón de veces el mismo lugar donde todo ocurrió. Ha recorrido con sus manos, piernas y ojos el lugar en busca de recuerdos que él pudo haber tirado sin intención de hacerlo. Algún rastro que le haga saber que su realidad no es exactamente lo que debería de ser; como siempre, termina por darse cuenta de que si, definitivamente no ha olvidado nada en aquel lugar, por lo tanto no existe una razón por la cual algo tan valioso para él también.

Él ha hecho ese viaje desde hace cinco años cada que puede, cada que siente que no puede seguir viviendo siendo la clase de persona en la cual se ha convertido. Nadie nota cuando él desaparece más no se lo toma a pecho, sabe que los mayores se dedican a cuidar de los menores y que los menores tienen cierto lazo entre ellos que solo les permite concentrarse entre los tres.

Hoy es otro de esos días donde sus ojos se abren con pereza, su corazón late a un ritmo tan lento que refleja el mismo cansancio que siente su persona día tras día al tener que fingir una sonrisa o palabras despreocupadas. Mira el reloj con su incontrolable "Tic-Tac". Lo memoriza como siempre, nota que Ichimatsu y Jyushimatsu ya han abandonado la habitación, puede jurar que Karamatsu también lo ha hecho, siempre siendo el perro faldero del cuarto hermano; no se atreve a echar un vistazo.

—No soy tan masoquista —piensa.

Aun así se atreve a mirar solo para darse cuenta que se encuentra todavía ahí. El segundo hermano posee una expresión sumamente tranquila cuando está dormido, sus cejas marcadas son el rasgo más grande en él, la manera en que sus labios lucen tan apetecibles cuando están ligeramente abiertos y la calma con la que respira mata lentamente a Osomatsu.

Así es como en momentos tan simples que le regala la vida, él puede darse el lujo de dejar de pensar en todos para pensar únicamente en ellos dos, en lo que puede ser y seguramente no será. Se desliza a través de la cama para llegar hasta donde se encuentra el mayor, se sitúa en el lugar que huele al cuarto hermano, sabe perfectamente que el olor que conserva ese lugar es lo que mantiene al segundo dormido con tanta tranquilidad, sabe que ni siquiera su presencia u olor serán algo que marque la diferencia. Esta vez no existe llanto o maldiciones de por medio, esta vez desea culpar a un falso insomnio cuando desplaza su cuerpo debajo de las sabanas y cruza su izquierda entorno a la cintura de Karamatsu.

Se pierde en su olor, se olvida nuevamente de que no es correspondido y lo mucho que duele vivir de esa manera. Vuelve años en el pasado, donde no se preocupaba de lo que siente en esos momentos, vuelve al pasado justo en el momento en que comenzó a sentirse enamorado y sonríe. Esta vez confiado en que puede dormir unas horas más.

—Matsuno Osomatsu —la mujer de una edad aproximada a los treinta años repasa los nombres del listado de alumnos para asegurarse que estén presentes en el primer día de clases.

Uno de los últimos es el que alza de su mano, lo hace de una forma tan animada que todo el mundo ha volteado a ver a aquel chico de cabellos negros. Este ya se encuentra de pie, sonriente.