Un poder especial

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Desperté con la cara sudada y con taquicardias, había tenido un sueño muy extraño, el cual no recordaba muy bien, pero aún así tenía miedo, miedo de lo que pudiera pasar.
Luna estaba en los pies de mi cama, mirándome fijamente, con esos enorme ojos verdes.

-Buenos días - (le dije no muy convencida) -
-Hola, tu cama es muy cómoda así que no hace falta que me compres una.
-¿Quién te ha dicho que fuera a hacerlo?
-Pues yo, es lo lógico, ¿no?

Pasé de contestarle y me dirigí al baño para arreglarme, cuando salí iva con mis dos moños y unas coletas que salían de ellos, ese era el peinado que SIEMPRE llevaba, salí de la habitación para así bajar por las escaleras y dirigirme al comedor donde se encontraban mis padres, Alexander y Elisabeth y mi hermano, Nícolas.

-Buenos días.
-Buenos días - (contestaron mis padres a coro) -
-Buenos días hermanita.
-¿Cómo has dormido cariño?
-Muy bien mamá, bueno he tenido una pesadilla pero no la recuerdo.
-¿Dónde está Luna? - (preguntó mi hermano muy preocupado) -
-No lo se Nico, supongo que arriba.
-¡Voy a buscarla!
-¡Ni se te ocurra entrar en mi habitación, sabes que no me gusta!, espera a que baje ella sola.
-Valee.
-¡Diamante! ¡Mas vale que te des prisa si no quieres llegar tarde a clase! - (gritó mi padre) -
-Tranquilo, ya lo se.

Pero aunque me dijera eso, todos sabíamos que al final acabaría llegando super justo al Instituto como cada día, al parecer ya era un ámbito que por mas que intentara correr para desayunar, arreglarme...., siempre llegaba justo cuando acababa de sonar el timbre que indicaba el principio de las clases.
Y así fue, salí de casa eran las 8:10, y las clases empiezan a las 8:15, así que salí corriendo y crucé la puerta del Instituto justo cuando sonó el timbre (menos mal que he llegado a tiempo).
Entré en la clase que me tocaba (geografía, como la odiaba), y me dispuse a sentarme, a mi respectivo asiento en tercera fila.

-Buenos días alumnos.
-Buenos días profesor - (dijimos todos con un tono de voz cansado) -
-Hay vamos a diseccionar una rana.
-¡¡No!! - (dije asustada) - ¡no puede obligarnos a hacer ese asesinato!
-Si no lo quieres hacer ya puedes salir fuera de clase y esperarte en el pasillo hasta que acabe.

Recogí mis cosas y salí al pasillo con la mirada bien alta y mi orgullo mas todavía.
Estaba sentada en el suelo del pasillo desde hace ya media hora y aún no habían acabado, cuando de repente, pasó corriendo delante mío una chica, la cual nunca había visto por los pasillos, así que seguramente sería nueva en el Instituto, pero ahora no era el momento de pensar eso, tenía otras cosas en mente, como por ejemplo, ¿por qué Luna acababa de subir por las escaleras?

-Luna, ¿¡qué haces aquí!?
-¿Qué que hago aquí? Pues como veo que no haces nada, vengo para enseñarte tus poderes.
-Lo siento pero ahora no puedo, mejor mas tarde.
-¡Si digo ahora es ahora!
-Lo siento pero paso.

Y al decir eso entré en la clase, que por suerte para mi ya habían acabado de mutilar a ese pequeño he indefenso animal y sonó el timbre de la segunda clase haciendo que me sobre saltara y alzara rápidamente la cabeza, para después mirar a todos lados. Y entonces la volví a ver, esa chica nueva con el pelo negro azulado y al parecer muy tímida estaba en frente de la pizarra totalmente roja, a la vez que esos chicos asquerosos la miraban de arriba a abajo sin parar de reírse y hablar.

-Buenos días chicos y chicas - (dijo la profesora con esa falsa sonrisa en la boca como cada día) - esta es Viana, vuestra nueva compañera de clase y os pido porfavor que la tratéis con el respeto que se merece.
-¡¡Sii!! - (dijimos todos) -

Se sentó a uno de los pocos sitios vacíos que hay en clase y esperó a que la profesora siguiera hablando.
Esta profesora al igual que los demás no sabía, que por el simple hecho de decir eso, los chicos de un momento a otro empezarían a decirle cosas, y que las chicas, por envidia de su cuerpo (porque tiene un cuerpo envidiable), o de otra cosa, harían lo mismo, lo cual era una pena, porque parece muy maja.
La clase pasó lenta y aburrida como todas, pero esta era diferente, notaba que alguien no apartaba la vista de mi, y cuando giré la cabeza para ver quien era me quedé asombrada al observar que Luna estaba tumbada el el borde de la ventana, mirándome fijamente con esos hermosos ojos verdes.
Y muy asustada me levanté de golpe de la silla haciendo que todos me miraran extrañados, por suerte sonó el timbre del patio haciendo que todos al igual que yo se levantaran y se fueran corriendo, menos la nueva, Viana.

-¿Viana?, hola, soy Diamante, ¿te apetece venir con migo a la cafetería?
-¡Claro!, encantada Diamante, ¡vamos!
-Por cierto Viana, me puedes llamar Didi.
-Vale, muchas gracias Didi.

Fuimos hacia la cafetería, con paso decidido, y mientras estábamos sentadas me explicó que ella es de Londres, pero que lleva toda la vida viajando por el mundo y que ella nunca había estado mas de un año en un mismo lugar, pero que sus padres le han dicho que intentarán quedarse aquí.
-Jopé Viana, cuanto lo siento, la verdad es que espero que te puedas quedar aquí.
-Muchas gracias, yo también lo espero.

Por un momento moví la mirada y vi que Luna me estaba haciendo señales para que fuera con ella.

-Viana, voy al baño, ahora vengo.
-¡Vale!

Seguí a Luna por los pasillos, y no se como acabamos yendo por un pasillo prácticamente oscuro. Y aparecimos en un enorme jardín, totalmente despejado y con una gran parte del suelo de madera.

-Diamante, estamos aquí para enseñarte a crear, a controlar y a cambiar para obtener tus poderes.
-Sigo sin entender lo de los poderes, ¿a qué te refieres?
-Me refiero a tus poderes lunares, que al parecer tienes en tu ADN.
-¿Poderes lunares? ¿Ahora que soy, un alien?
-Jajaja, por suerte no, pero si que diferente. Pues que adelante.

Luna sacó de no se donde el medallón que cayó del cielo y empezó a dir:

-Cógelo y di: "¡Por el poder del cristal lunar, transformación!"

Lo dije y algo pasó, levanté la palma de mi mano y mis uñas se pintaron de color rosa y después levité unos centímetros del suelo y cerré los ojos para sentir como cambiaba.
Noté que de repente sentía que no tenía ropa, pero por suerte mi cuerpo brillaba, tanto que no veía nada, de la nada el medallón se posó en mi plexo solar y después aparecieron unas bandas que envolvieron mis hombros, pechos, cintura, cadera, mi espalda hasta el glúteo, como si llevara ropa interior al igual que la parte de delante, se apretaron en mi cuerpo y se volvieron un mallot de color blanco, de tirantes, con un enorme lazo que se posaba en la parte de los pechos, y una pequeña capa marinera de color azul. Y de nuevo otras bandas aparecieron por mis brazos a partir de los codos hasta la punta de mis dedos y unos guantes blancos también ajustados aparecieron y después a partir de mis rodillas unas hermosas y brillantes botas rojas, y una mini falda azul y detrás un enorme lazo rojo. Por último levanté mi cabeza y en mi frente apareció un tercer ojo alargado rojo y de el salió una diadema dorada y en mis pequeños moños aparecieron unos pequeños círculos rojos.

¿Quién soy? ¿me servirá de algo? Solamente quiero averiguar que está pasando.

Holaa.
Espero que os guste mi nuevo capítulo.

PD: intentaré no publicar muy tarde, pero como tengo otra historia tengo que compaginar las publicaciones.

Princesa De La LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora