A la mañana siguiente Milk se levanto para prepararle la comida a su hijo e esposo. Siempre era la primera en despertar y la ultima en dormir ya estaba completamente acostumbrada. En ese momento que puso todo en orden sintió la presencia de su hijo. Tomándolo en sus brazos para llenarlo a besos. Goten amaba eso de su mama, dejándose atrapar por sus brazos riendo a carcajadas. Lo que no sabia que morena era que Vegeta la miraba desde afuera apoyado en un árbol. Quería conocer cada cosa de esa mujer, cada detalle por mas mínimo. Mirando como la morena atrapaba a su hijo en sus brasos desbordando amor. Aprendiendo de esos afectos que el no conocía mucho.
Goku entro a la cocina revolviendo el cabello de su hijo. Vegeta mucho mas atención. No sabia como era Kakaroto en su diario vivir. Viendo como atrapaba a su esposa tomándola por la cintura no dejándola hacer sus tareas. Rió por lo bajo cuando Milk le grito. Sabia que amaba buscar que ella le gritara. Pero no lo empujo ni mucho menos lo rechazo. Aun atrapada en los brazos de su grande esposo que metía su cara en su cuello besándolo. Mientras su hijo reia en son de burla despidiéndose de sus papas para irse a la escuela. Vegeta bajo su ki para que el mocoso no notara aun mirando por la ventana a la pareja. El no era asi con Bulma. Ella siempre trabajaba y el entrenando solo en la noche o cuando estabas a solas le demostraba un poco de afecto. Pero al parecer el gusano no le importaba donde estuvieran o quien. Buscando la manera de tocarla sin culparlo. Besando a Milk apagando la estufa atrapándola con sus brazos.
Goku se sentó en la mesa luego de robarle besos a su bella mujer. Comiendo aun sin dejar de mirarla. Amarando su cabello de mala gana.
― Milk ¿no te molesta que después de trabajar entrene con Kaiosama? ― pregunto Goku con tranquilidad.
― No si vuelves al menos hoy en la noche ― dijo la morena sirviéndole más comida ― Y claro que trabajes.
― Si ― afirmo sonriendo.
Después de comer la morena se levanto para recoger los platos. Goku no apartaba la mirada ni un segundo. Ella nunca lo notaba de hecho pensaba que su esposo era tan despistado como para notarla pero el siempre la miraba...desde que se casaron. Amaba mirar cada gesto lleno de gracia y movimiento. Como el viento soplaba su cabello y impregnaba el lugar con su olor. Vegeta la miraba de la misma manera por la ventana. Como la sencillez la volvía mas hermosa de lo que era. Goku se levanto de la mesa para volverla a besar. Milk no se lo espero poniéndose roja devolviéndole el beso. Rodeando su cuello viendo como sus ojos cambiaban a verdes mirando a ese hombre de cabello rubio. Al separarse de ella sonrío.
― Lo siento hay veces que no puedo controlarlo. ― dijo el guerrero tocándose su cuello mirándola inocente.
― No importa te ves bien así....
Goku le sonrio de vuelta volviendo a besarla. Poniendo sus dedos en la frente para dirigirse hacia el campo a trabajar, vestido normal. Milk lo vio desaparecer comenzando a limpiar la mesa. Subiendo a su cuarto para cambiarse de ropa y lavar en el río. Trenzo su cabello como muchas veces solía hacer. Pero sin darse de cuenta vio al príncipe acostado con los ojos serrados debajo de un árbol. Sonrío volviendo nuevamente a la casa para buscar algo de comida para el.
― Vegeta ¿estas bien? ― pregunto Milk con una bandeja de comida sentándose a su lado.
Vegeta se asusto, no sintió el ki de la mujer mirando como se sentaba a su lado para dejarle comida. El no contesto aun mirando a Milk cosa que le avergonzó a ella.
― Te traje algo de comer espero que te guste... iré a lavar ropa.
― Quédate ― pidió el príncipe con suavidad tomando su mano.
Milk asedio viendo como el sayayin se comía todo con rapidez. La mujer lo miraba con recelo comenzaba a conocer a Vegeta. Bajo ese aire misterioso del sayayin. Ella sabia que el había sufrido. Pero no se atrevió en preguntar. Cuando termino de comer sabia que se habia quedado con hambre. Tomando a Vegeta por la mano para escoltarlo a la casa. El no puso peros, siguiéndola en silencio un poco sonrojado.
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Deseos inevitables.
FanficUna noche de pasión y deseos que son extremadamente inevitables.