Harder. [2da temporada "Miradas Secretas"] Justin Bieber & Tú.

Capítulo 31. "Irracional"

-Espere. ¿Esta usted celosa? -balbuceo antes de decir cualquier otra cosa. Por mi mente pasan mil maldiciones.

-No. -digo simplemente-. Mire, lo dejo con sus asuntos importantes y sus mujeres, señor Bieber. -odio estar sonando como una mujer maniática y celosa. Pero... No puedo ocultarlo.

-¿Vuelvo a ser el señor Bieber? -su voz ahora se torna tensa y hay un filo herido en él-. ¿Qué es lo que te estas imaginando, Hundson?

-Qué más da, señor Bieber. Lo dejo. Y por cierto, en cuanto pueda le devuelvo sus cosas que no puedo recibir. -dije tajante. No puedo ocultar el enojo en mi.

-Mira, Hundson, deja de...

Justin fue interrumpido por una voz llamándole: «Profesor Bieber, ¿Podría explicarme algo? Esta parte del libro, no comprendo» dijo la voz de un chico.

La aprehensión golpeo con brutalidad en mi, comprendiendo todo, bastante tarde, por mala suerte.

"¡Idiota, eran sus alumnos! Esta en clase. ¡Santa mierda!"

Trague en seco y mi sangre fue hirviendo hasta mis pómulos.

Puedo estar ardiendo en vergüenza. ¿Por qué no muero un poco?

-Espera un segundo por favor, Bert, ahora les explico. -dijo Justin a su alumno, supongo.

-¿Estas en... Clase? -digo en un hilo de voz. El matiz de mi voz ha cambiado de un claro enojo a un tono de vergüenza.

El nudo de mi garganta se siente casi en mi pecho.

-Sí, Hundson. Estoy en clase, las mujeres que me hablaron eran mis alumnas. ¿Hay alguna otra sospecha? -esta completamente irritado-. Detesto la desconfianza, los celos histéricos.

-Yo no estaba celosa. -digo, defiendo aun mi muy perdida situación.

-Deja de parecer tan inmadura, Hundson. -gruñó-. Espera...

Me siento aun mas idiota, con humillación abarcando en mi pecho.

«Dime, Bert. ¿Cual es tu duda?» contesto a su alumno. Escucho mas alejado, pero puedo escuchar. «¿Problemas con su novia? » dijo el muchacho. Explotaron un billón de abejorros en mi estómago y sonreí ligeramente del mero pensamiento. «No. No es mi novia. Y tampoco es su incumbencia...» contesto seco.

Sus palabras golpearon en mi como quitándome el aire. Mi sonrisa se borra y cualquier pensamiento alentador e iluso se esfuma.

«Espere, Bert.»

-¿Hundson? ¿Sigues ahí?

-Sí. -mi voz es pequeña.

-Te llamo luego. -su tono aun es enojado-. Deja el maldito celular encendido, ¿Quieres? -me quedo en silencio-. Adiós. -colgó.

Bloqueé el celular y lo deje a un lado.

Gruñí y di un grito.

Recogí mis rodillas hacia mi y las abracé.

¿Por qué fui tan idiota? ¿Por qué?

Sus palabras rondan por mi mente, haciéndome acumular aun mas la indignación y hacer sentir herido a mi orgullo.

¿Porqué me esta afectando tanto lo que diga?

Debería llamarle y pedirle perdón.

Me odio por haberlo arruinado. Y me odio por... Por lo que sea que estoy sintiendo. Me odio y odio a la amnesia que me impide recordar, recordarlo.

¿Es amor? Porque es diferente a lo que antes hubiera sentido. Y como voy a saber, si el amor no se sabe, se siente. Y tengo miedo de sentirlo por él. Ni siquiera sé quien es, es decir mas allá de su nombre y profesión. He conocido de él, una parte que me aterra. Un hombre que fue capaz de quitarle la vida a alguien, sin escrúpulos. Pero hay algo tan grande, que me hace querer afrontar y hasta olvidar ese miedo, con tal de conseguir algo mas de él.