Harder. [2da temporada "Miradas Secretas"] Justin Bieber & Tú.

Capítulo 27. "¿Donde estás?"

Ambos salimos y veo la patrulla de los policías con aquellas luces en azul y rojo que deslumbran...

-¡No se mueva! -dijo Justin apuntandole con esa arma a aquel policia antes de que el policia lo haga.

El policia llevo sus manos arriba.

-El arma... Deja tu arma en el suelo. -exigió Justin con una voz llena de autoridad y aquel policia con cautela hizo lo que le pidió.

Dejo su arma en el suelo.

Justin me miro y con sus cejas me señalo hacia el arma.

-Recogela y corres, ¿entendido? -su voz es ronca.

-Pero...

-Hazlo. -dijo irritado.

Con miedo y nervios me acerqué por aquella arma y la sostuve en mis manos con tanto miedo y sintiendome como la peor persona del mundo. Hice lo que me dijo y comencé a correr lo más rapido posible.

En un par de segundos escuche los pasos de Justin seguirme.

Giré mi cabeza para mirarlo, venia detrás mío corriendo.

-Sigue y no te detengas, yo estoy aquí. -seguí corriendo.

 Corrimos por demasiadas calles, ante las miradas algo sorprendidas y atónitas de las pocas personas que pudieran estar en la calle.

Paré de correr luego de sentirme segura de estar lo suficientemente lejos como para que no nos sigan más.

-¿Y ahora? -dije faltante de aliento.

-¿Ahora? -reiteró mi pregunta.- ¿Ahora? -se preguntó y quito aquella arma de mis manos y guardándola junto a la otra.- Ahora tienes que ir por tus cosas a tu apartamento y devolverte para Estados Unidos.

-¿Y tú?

-Yo estaré al pendiente de ti. -mi estomago dio un volco.

-¿Crees que dejen de seguirnos? -él se encogió en hombros y soltó aire.

-En Estados Unidos al menos tendremos un poco más de tiempo para pensar a donde más ir o qué más hacer. Estaremos seguros... por un par de días.

"Por un par de días" Mi destino es seguro por un par de días. ¿Y después? Es tan incierto.  

Cerré mis ojos y llore. Sentí su presencia acercarse.

-¿Porque lloras? -abrí mis ojos y mire borroso a Justin por todas mis lagrimas.

-Tengo miedo. -dije con voz quebrada.

Hubo un silencio. Un tenso silencio que permaneció por un par de eternos segundos. Me miro con un atisbo de vergüenza en su mirada.

-Yo también. -sus palabras rebotaron de un lado a otro en mi mente.

¿Él también? Pero si se mira de lo más centrado y tranquilo. No dije una sola palabra de todas las miles que pasaron por mi mente.   

-Andando, que no hay mucho tiempo.

Tomo de mi muñeca y me arrastro a él haciéndome caminar a su par.

El frio aire quema en mis mejillas y en cada parte donde mi piel esté al descubierto.

-¿Por donde queda su apartamento, señorita Hundson? -mire hacia los nombres de las calles.

-No muy lejos, por suerte. -me miro.- Hacia la derecha.