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Las heridas de los azotes aún mostraban la carne viva. Dimitri había decidido dar un ejemplo a todos los miembros de las tripulaciones, así que desnudó los torsos de Irina y Casandra y las azotó enfrente de todos. Aquellos que trataron de impedirlo sufrieron la misma suerte. Cuando Dimitri ordenó que cavaran en la Tierra, Casandra temió lo peor, pero solo hizo una especie de pozo de varios metros de profundidad y ahí las arrojó. Las alimentaban una vez al día, pero el problema era cuando llovía pues el agua y el lodo a veces les llegaba hasta la cintura.
En total había seis personas en el pozo: Irina, Casandra, dos hombres de la misión Hermes y dos mujeres de la misión Argos. Irina no alcanzaba a ver lo que sucedía en el exterior, pero lo intuía. Dimitri había inmerso a los domos en un clima de opresión, pero nadie se atrevía a desafiarlo. Recordaba al malherido James que había dejado en los pantanos. Se preguntaba que había sido de él. Tampoco había visto a Noak. Irina pensaba que era momento de que los ayudaran, aunque no lograba ver la manera.
A los pocos días, los sacaron del pozo y los llevaron a una estancia en el domo Argos que fue adaptado a modo de prisión. A Irina y a Casandra les inyectaron grandes cantidades analgésicos para soportar el dolor, pero que provocaban que no pudieran estar conscientes de todo lo que sucedía, pues se la pasaban todo el día durmiendo.
A partir de ese momento todo se volvió confuso y borroso en la mente de Irina. Perdió la noción del tiempo y por lo mismo no tenía claridad para acceder a sus visiones. Dimitri se preocupaba por tenerla continuamente dopada. Los días y semanas se presentaban confusos. Solo recordaba que de vez en cuando los arrojaban al pozo y los volvían a sacar. Era como una forma de amedrentar a todos los demás. Un buen día, se agregó otro compañero de cautiverio en el pozo. Era Tommy de la misión Hermes. A pesar de su estado alterado, Irina logró comprender lo que sucedía en los domos. Los jasonianos los trataban a todos como prisioneros. Varias compañeras se habían quejado de acoso y de abusos sexuales por parte de los soldados de la misión Jasón, pero a Dimitri no le importaba. Tommy fue castigado por impedir que unos soldados violaran a una compañera de la misión Argos. También le pareció decir que Dimitri estaba preparando un ataque en contra de Hugo. Estaba construyendo armas, drones y robots de asalto con las impresoras 3D de las naves. Vociferaba que habían llegado más personas de la Tierra y que tenía que someterlas. Horas después, los volvieron a sacar del pozo y los encerraron de nuevo.
Una semana después de la detención de Tommy, volvieron a ser lanzados al pozo con excepción de Casandra, quien permaneció como rehén en la zona de los domos.
Sin embargo esa noche llegó una ayuda inesperada. Una cuerda cayó furtivamente desde la superficie mientras dos sombras los llamaban. Sin pensarlo dos veces, uno a uno y con esfuerzo emergieron del cenagal. Eran dos hombres. Casandra no los reconoció, le pareció que eran de la misión Hermes o Jasón. Los demás tampoco los tenían presentes, probablemente eran analistas en la sala de mando y se dejaban ver poco en campo. Se presentaron como Abdulah y Neil. Habían esperado que ninguna luna estuviera en el cielo para aprovechar la oscuridad. Traían provisiones, armas y mochilas. El grupo escapó hacia el pantano. Caminaron por varias horas en la oscuridad, pero sus libertadores traían consigo sensores infrarrojos. "¿A dónde nos dirigimos?" preguntaron todos, a lo que Neil contestó: "Vamos a la zona de ruinas, tenemos que encontrar a Hugo y alertarle de los planes de Dimitri."
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Los Dioses Arcanos. Segunda parte de los Viajeros de la Constelación del Dragón.
Ciencia FicciónHan transcurrido doscientos años desde la gran pandemia. Los descendientes de los sobrevivientes viven en la Tierra inmersos en la barbarie, mientras los restos de la civilización terrestre sobrevive en Marte. Dos jóvenes con orígenes muy diversos...