Capitulo 5 (Parte 1)

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Trabajó con rapidez, dejando que los mechones de cabello cayeran al suelo. Justin había sacado el bote de agua oxigenada que Blair le había llevado junto con una máquina afeitadora. Él había preferido quedarse calvo a ponerse rubio. A ______ le daba lo mismo. Y Blair, que era la experta, había dicho que el pelo al cero iría con el look que estaba ideando para él.
-No sé por qué no te puedes quedar aquí en mi apartamento mientras me voy a trabajar -dijo mientras le echaba la cabeza hacia delante para cortarle la parte de atrás.
-Creo que hoy lo haré. Quiero ver si Sloss vuelve.
-Entonces no necesitas el disfraz.
-Bueno. Tal vez salga.
-No lo hagas. Quédate aquí y estarás a salvo.
-Si me quedo aquí podría ser peor.
Ella suspiró y continuó cortando.
-¿Y por qué iban a volver?
-Te comportaste de un modo sospechoso.
-¡No es verdad! Estuve muy tranquila. Teniendo en cuenta lo que había pasado -dijo entre dientes.
-De un modo lo bastante sospechoso como para que te recuerden. Debería haberte dicho que abrieras la puerta cuando llamaron la primera vez.
Ella se retiró para ver cómo le había quedado el corte. No estaba mal para una aficionada.
-¿Por qué están detrás de ti, exactamente? -quería saber si confiaba en ella lo suficiente para contarle lo del rubí.
Blair los interrumpió al entrar en la cocina con las botas de Justin en la mano.
-¡Tenemos que deshacernos de esto! ¿Estuviste metido en una cochiquera anoche?
Se puso de pie inmediatamente y le arrebató las botas; pero al instante adoptó una expresión de pesar al ver que ella levantaba las manos.
-Lo siento -dijo Justin-, pero creo que me las voy a quedar.
Blair se pasó la mano por la cabeza.
-Supongo que tienes que hacerlo. No tenemos otro calzado apropiado.
-O inapropiado -dijo ______.
-¿Entonces no cuentas con mis zapatos de tacón de aguja?
-Para Justin no.
-Para Justin desde luego que no -dijo él mientras metía la mano en una de las botas-. Recuerda, no voy a hacer un espectáculo de travestís.
Blair le acarició la barbilla.
-Jamás pasarías por un travestí, ni siquiera recién afeitado.
______ observó mientras Blair enganchaba a Justin del cinturón y tiraba de él hacia el salón. Llevaba un top de cuello alto de Gucci de los años setenta y unos pantalones ceñidos que le marcaban las piernas largas. Desde que Justin sabía que no era un hombre, sonreía cada vez que la miraba.
-Somos casi de la misma altura, de modo que creo que estos pantalones te cabrán -Blair le pasó un par de pantalones de campana con rayas verticales en tonos marrón, naranja y azul pastel. Echó a un lado una boa de plumas y una trenca de piel vuelta-. Y aquí tengo una camiseta.
-Es rosa -dijo Justin mientras dejaba las botas debajo del sofá-. Y con lentejuelas.
-Malva. Y no son lentejuelas. Son circonitas.
Justin estaba horrorizado.
-No pienso ponerme esto.
Blair puso las manos en jarras y lo miró de arriba abajo, como si él fuera un muñeco.
-¡Bah! Ponte en mis manos y déjate de tonterías. Sé lo que hago. Nadie te reconocerá cuando hayamos terminado. Absolutamente nadie. ______, cariño, ¿qué has hecho con el agua oxigenada?
-Está junto a la pila de la cocina -dijo, sintiéndose invisible.
Blair sonreía a Justin mientras se frotaba las manos.
-Fenomenal, lo haremos ahí.
-No -dijo él, muerto de risa mientras se echaba hacia atrás.
Ella lo persiguió, muerta también de risa cuando lo arrinconó al lado del frigorífico. Lo empujó contra la puerta y se volvió para abrir el grifo del agua.
-No seas niño... sólo es el pelo. Dentro de un par de semanas te saldrá otra vez la raíz.
-____, ayúdame -le dijo mientras Blair lo empujaba y tiraba de él hacia el fregadero.
______ estaba lista, con una toalla roja en la mano.
-No le mojes las vendas -dijo, reprendiéndose al momento para sus adentros por mostrarse tan recelosa.
Blair se echó a reír y le metió la cabeza debajo del grifo.

-¿Qué estás buscando? -le preguntó Justin a ______.
La agarró del brazo para que caminara más deprisa hacia la estación.
Estaba buscando el folleto de la reunión de antiguos alumnos en el suelo. Había decidido esa mañana que no debería haberlo tirado. A ella le gustaba tanto guardar recuerdos .Resultaba curioso las vueltas que daba la vida cuando uno menos se lo esperaba. Le daba gracias a Dios por Sabrina y la apuesta que habían hecho, por el anillo de compromiso de su abuela. De no haber sido por eso, tal vez jamás se habría animado a cambiar de imagen de pies a cabeza. Entonces no habría asistido a la reunión y se habría perdido la emoción de encontrarse con Justin en plena calle la noche pasada.
¿Estaría loca por haberle gustado su «ataque»?
¿Por querer que se quedara, a pesar de los delitos que hubiera cometido y del peligro que corría ella?
Justin urgió a ______ a que continuara, diciendo que la mejor manera de esconderse en pleno día era actuar con la mayor naturalidad posible. La estaba acompañando al trabajo, después de decidir que el disfraz de Blair era tan bueno que los tipejos que lo perseguían no lo reconocerían ni aunque estuvieran cara a cara con él.
Aunque su aspecto era todo menos normal, lo cierto era que no podía dejar de darle la razón. Ni ella misma lo habría reconocido. Afortunadamente, los tipos extravagantes abundaban en Nueva York.
Aparte de sus botas y su ropa interior, todo lo demás había cambiado. Después del corte y del tinte, el pelo le había quedado corto y de punta, y de un tono amarillo anaranjado. Los pantalones de campana y la camiseta de chica contrastaban con las botas y el pesado cinturón lleno de cromo, cadenas y cuero negro. Justin habría querido ponerse su cazadora de cuero negro; aunque después de la lluvia de la noche anterior hiciera un día primaveral.
Blair le había hecho unos tatuajes en los brazos con pintura especial para el cuerpo con un set de henna. Le había puesto unas gafas de sol de lentes azules y montura azul brillante y había añadido grosor a su estómago con una prótesis de gomaespuma para disimular su estómago plano. Un estupendo trabajo de maquillaje terminó por ocultar las cicatrices y los cardenales, aunque cualquiera que se acercara lo bastante vería el ojo morado a pesar del maquillaje.
Para sus adentros pensó que se parecía a la mayoría de los amigos de Blair del Pink Banana, es decir, que parecía gay. Pero a Justin le había dicho que era como un roquero elegante, y que no iba demasiado fuera de tono para aquel barrio de Chelsea.
Se sorprendió de lo fácilmente que había aceptado disfrazarse, a pesar de los gruñidos y protestas de rigor. Que estuviera dispuesto a salir en público le resultó aún más asombroso. O bien tenía una fuerte vena artística, o mucho empeño en protegerla.
La amenaza, por lo tanto debía de ser real. Dejó de fijarse en las alcantarillas y empezó a mirar a su alrededor.
Justin le dio un apretón en el brazo y se pegó un poco más a ella.
-No seas tan descarada.
-Tú precisamente no estás en posición de decir eso.
-Camina normalmente, como si fuera cualquier otro día.
-Sí. Elton John siempre me acompaña al trabajo.
Justin sonrió. Blair le había dado un par de lentillas marrones para oscurecer el color de sus ojos, pero seguían siendo igual de bonitos.
-¿Vas a llegar tarde por mi culpa?
-No pasa nada. La Cosita Más Dulce no abre hasta las diez. Los fines de semana un poco más temprano.
-Allí estarás segura.
Ella asintió.
-Estamos en medio de Greenwhich Village, rodeados de cafeterías y galerías de arte. En realidad- aminoró el paso y lo miró.
-¿Qué?
-Encajarás enseguida. Mi tienda de caramelos es muy colorida. Puedes quedarte por allí si quieres.
Él dejó de sonreír.
-Tengo cosas que hacer. Ver a varias personas -Justin miró hacia atrás-. Sigue caminando.
______ tuvo ganas de darse la vuelta, pero él le apretó el brazo y le dijo:
-No mires, sólo continúa caminando.
Le obedeció, pero sintió un escalofrío en la nuca.
-¿Quién es? -le susurró.
-Dos hombres en un Buick que está aparcado cerca del final de tu calle. Uno de ellos parece estar leyendo el periódico, pero creo que están vigilando la manzana. No estoy seguro de si están específicamente detrás de nosotros.
A ______ se le aceleró el pulso. Le dio la mano a Justin para sentirse más segura.
Él apenas se percató. Estaban en la esquina, esperando junto a un pequeño grupo de personas a que se abriera el disco. ______ estaba entre Justin y el coche. El se asomó con cuidado por detrás de ella, y sintió que se ponía tenso.
-Maldición, ese es Bonaventure.
Continuó mirando hacia delante con gran esfuerzo.
-Esto es lo que vamos a hacer -dijo Justin en tono tranquilo mientras cruzaban la calle junto a otros peatones-. Olvídate del metro. Un taxi es más seguro. Quiero que pares uno. Pero no vuelvas la cabeza o les alertarás.
-¿No vas a venir conmigo?
-Voy a dar la vuelta para asegurarme de que no nos siguen.
-¿Cómo vas a merodear por aquí con esa indumentaria?
-Buena pregunta. ¿Podrías darme la llave de la puerta de servicio de tu apartamento?
Se detuvo, haciendo tiempo mientras paraba un taxi. Echó una mirada rápida hacia el vehículo sospechoso. No vio ningún Buick, pero tampoco podía quedarse mirando.
Una oleada de incertidumbre la invadió. ¿Podría confiar en él? Justin era su amigo, aunque no lo veía desde hacía años, pero también era un ladrón.
La ayudó a entrar en el taxi y entonces se acercó a ella.
-No te robaré nada, Mack -las lentes coloreadas no ocultaron la sinceridad de su mirada.
El estúpido atuendo y el pelo teñido tampoco le restaban masculinidad. Ella se sofocó.
-Eso lo sé. Pero hay un muro con una verja cerrada con un candado; vas a necesitar también esa llave... -balbuceó.
Sacó el llavero del bolso, retiró las llaves que necesitaba Justin y se quedó con las demás.
-¿Qué vas a hacer?
Sonó un claxon. El taxista tocó también el suyo y agitó la mano por la ventana.
-Vigilar un poco.
-¿Desde mi apartamento?
-Ya veremos. Tú vete a trabajar. Ten cuidado, pero no te preocupes. No parece que estén detrás de ti. Estaré en contacto.
¿Quería decir que la dejaba allí? ¿Así sin más? Rápidamente sacó una de sus tarjetas de visita y se la puso en la mano mientras él cerraba la puerta del taxi.
-Por favor, llámame.
Él no contestó. Simplemente se apartó del vehículo, pero se quedó con la tarjeta.
El taxi se perdió entre el tráfico. El conductor le preguntó dónde quería ir. Pero ella no fue capaz de contestar. Tenía el corazón desbocado, observando a Justin mientras desaparecía entre los peatones de la atestada acera. Estuvo segura de que no volvería a verlo.

La Cosita Más Dulce era un local de dos plantas en la calle Bleecker, en el Village, donde había invertido todos sus ahorros. Aunque aún era demasiado pronto para decir nada, después de tan solo un par de semanas de negocio, parecía que el imperio del caramelo sería un éxito. Además, la elegante inauguración de La Cosita Más Dulce le había dado al negocio mucha publicidad. Ya había tenido que contratar a más empleados para poder atender la entrada constante de clientes.
Después de abrir la tienda, de poner en marcha las cajas registradoras y de charlar un momento con sus empleados nuevos, ______ subió la escalera de caracol hasta su despacho con vistas a la calle y se detuvo un momento a admirar el panorama.
Además de todas las clases posibles de caramelos, ofrecía una pequeña variedad de bebidas para poder tomar en las mesas fabricadas en plástico transparente de colores como el lima, el mandarina o el rojo.
Su despacho era el único lugar corriente de la tienda. Cuando había elegido los muebles, había pensado que agradecería poder abandonar los colores chillones y el cromo brillante y escapar a un despacho en tonos grises y con una sólida mesa de cerezo. Pero de pronto le pareció que había hecho mal.
Se sonrió. Con sólo saborear un poco la libertad su lado salvaje se había vuelto loco. O al menos quería hacerse notar.
Tenía que llamar a unos cuantos proveedores; la nueva línea de caramelos amargos había sido más popular de lo que habría esperado y necesitaba que le enviaran más. Pero lo primero era lo primero. Necesitaba hablar con alguien.
Mientras marcaba el número de Sabrina, ______ se quitó la cazadora y se quedó con una blusa de manga corta. Tenía los brazos muy blancos, y la temporada de playa estaba al caer. El estilista le había recomendado que se diera unas sesiones de rayos uva, pero lo cierto era que a ella eso no le llamaba mucho.
En Decadencia, el restaurante donde Sabrina trabajaba, le dijeron que su hermana había salido. De todos modos imaginó lo que le diría. Sin duda la animaría a hacer lo que le pidiera el cuerpo, a aprovechar la oportunidad.  

Algo Dulce - Justin Bieber y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora