Capitulo 5 (Parte 2)

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Su problema era ser demasiado sensible. Había conseguido sobreponerse a la ruptura con Jason sólo porque sabía que no le había hecho daño ni a él ni a ella misma.
Pero con Justin nada era negociable. Sobre todo no sus emociones.
¿Dónde estaría en ese momento? ¿Qué estaría haciendo? Empezó a preocuparse, pero inmediatamente se obligó a pensar en el trabajo. Así que se puso a trabajar durante media hora antes de descolgar el teléfono con la intención de marcar el número de su apartamento. Le extrañaba que Justin contestara, pero no haría mal intentándolo.
Unos golpes a la puerta le impidieron hacer la llamada. ¿Sería él? El despacho tenía unas ventanas que daban a la tienda de la planta baja, pero no había estado prestando atención a las idas y venidas.
-Pasa -dijo, levantándose con expectación cuando un hombre entró en el despacho-. Ah, eres tú, Kit.
-Hola, ______. ¿Te pillo en mal momento? Parecías...
¿Una romántica esperanzada, tal vez?
-No, no -respondió ella sentándose de nuevo-. Me alegro de verte, Kit. Por cierto, llamé a Sabrina hará una hora y no estaba en Decadencia.
-Está en una reunión para organizar un almuerzo con fines benéficos.
-Ah -______ le hizo un gesto para que se sentara-. Se ha tomado su trabajo muy en serio, ¿verdad? Casi tendría que decir que se está volviendo muy responsable.
-Está haciendo un buen trabajo.
Kit Rex era la última conquista de Sabrina, y de momento la más seria: Tal vez la única seria que había tenido. Era tremendamente guapo, moreno y de mirada nostálgica, con un aire de pirata que no le daba precisamente el aro de oro que llevaba en una oreja.
Sabrina había conocido a Kit en Decadencia e inmediatamente se había sentido atraída por él. Sin embargo, parte del pacto era que su hermana no podía estar con ningún hombre durante una temporada. ______ le había sugerido que consumiera chocolate cuando sintiera la tentación de estar con Kit, pero eso no había funcionado demasiado tiempo.
El suficiente, aunque Sabrina no lo había reconocido, para que su hermana se enamorara antes de meterse en la cama con él.
______ juntó las manos encima de la mesa.
-¿En qué puedo ayudarte, Kit?
-Se trata de Sabrina -dijo con cierta timidez.
______ pestañeó.
-¡No irás a dejarla!
-¡Ni hablar!
-Oh, Kit. Ya sabes cómo es. Ahora que la he convencido para que se quede en un sitio, que la dejes es lo peor que podría pasarle. Sé que pasó hace mucho tiempo, pero le afectó tanto el divorcio de nuestros padres que...
-______, basta ya -Kit parecía sorprendido de su parrafada-. No voy a dejar a Sabrina.
-Lo siento... -______ se sintió avergonzada; por eso a ella le gustaba siempre cerrar la boca antes de precipitarse y quedar en ridículo-. Sólo es que... bueno, siempre la he protegido mucho.
-Pero ella es la hermana mayor.
-Sólo un año mayor. Y es mucho más... -______ se movió en su asiento, intentando encontrar la palabra que pudiera explicar la diferencia entre ellas dos- frágil -dijo.
Kit sonrió.
-Sabrina cree que es dura.
-Tú y yo sabemos que no es así -______ aspiró hondo y se calmó un poco-. Perdóname por sacar conclusiones precipitadamente. ¿Qué ibas a decirme?
-Tengo que pedirte algo.
-¿A mí?
-Tú estás implicada... Verás -se aclaró la voz-. Voy a pedirle a Sabrina que se case conmigo.
______ abrió mucho los ojos. En realidad, no estaba tan asombrada. Sabía que Kit deseaba formar una familia, pero le asombró que él pensara que Sabrina estaba lista.
-Esto, Kit. Es estupendo, pero... ¿no crees que vas demasiado deprisa?
-Estoy loco por ella -se rascó la cabeza y se sonrió un poco, como si le confundiera lo enamorado que estaba-. Llevamos juntos casi... -hizo una pausa para contar los meses-, de acuerdo, sólo han sido dos o tres meses. Pero para mí es suficiente. Tu hermana es una mujer deliciosa.
______ sonrió.
-Veo que tú estás seguro. Sin embargo, estoy pensando en Sabrina. Tal vez te cueste atarla.
-Sí, pero le tengo preparada una sorpresa que tal vez la convenza. Sólo necesito algo de ti. Sabrina mencionó un anillo, ¿es posible? O más bien la oí hablar de ello contigo.
De pronto ______ lo entendió.
-Quieres el anillo -el estómago se le encogió.
Kit intentó estudiar su expresión.
-Si es apropiado.
-El anillo era el de compromiso de nuestra abuela. Se lo dio a mamá, que a su vez se lo dio a Sabrina cuando papá y ella se volvieron a casar. Querían un anillo nuevo, ya ves...
No estaba segura de si debía hablarle o no de la apuesta que habían hecho el día de la boda de sus padres. En un principio, Sabrina había tenido la intención de darle el anillo a ella, con el pretexto de que ella no pensaba casarse y que nunca lo utilizaría. Pero ______ sabía ya entonces que a Sabrina le importaba el anillo, a ambas desde que eran pequeñas, y al final habían decidido que aquella preciada herencia sería el premio para quien ganara la apuesta. No habían planeado hacer balance hasta un año después, cuando podrían ver cómo se habían desarrollado los cambios en sus vidas, pero los eventos se habían sucedido mucho más deprisa de lo que habían anticipado.
-Sabrina es la mayor.. Ella debería tener el anillo.
Kit percibió su vacilación.
-¿Hay algo que... ?
-No -______ decidió no decir nada-. Que le propongas en matrimonio con el anillo de la abuela significaría mucho para Sabrina.
-Me sorprende que le importe tanto un símbolo tradicional.
-Es una cosa de chicas. De pequeñas, cuando mamá se lo quitaba para hacer las tareas domésticas o para ducharse, nos peleábamos para ver quién se lo ponía ese rato. Sabrina se lo puso una vez cuando tenía quince años, sin que se enterara mamá, claro. Yo pasé muchos nervios hasta que lo devolvió al joyero.
Kit sonrió.
-Al menos no lo perdió. Ni lo empeñó.
-¡No! -dijo ______-. Ese anillo es probablemente la única cosa en la que Sabrina cree. Hasta que llegaste tú -de pronto sintió una alegría extrema; se puso de pie y abrazó a Kit-. Estoy tan feliz por vosotros dos.
-¿Entonces crees que tengo alguna oportunidad?
-Claro, aunque tal vez te cueste un poco convencerla. Inténtalo con el chocolate.
-Tal vez.
-Cuando se mudó a su apartamento nuevo, me dio el anillo para que se lo guardara. Ya sabes, en mi casa está más seguro...
Su voz se fue apagando al tiempo que se daba cuenta de lo que estaba diciendo. ¡Le había dado la llave de su casa a un hombre que había estado en la cárcel y que había robado una joya!
-¿______, estás bien?
-Sí, lo estoy -______ salió de su ensimismamiento-. Esto, lo buscaré en casa y...
¿Qué le diría a su hermana si se hubiera perdido el anillo? Sabrina se quedaría fatal.
-Podría pasar a buscarlo yo, si lo prefieres
______ pensó deprisa. Lo mejor era que él no fuera a su apartamento; por si acaso.
-No, iré yo. En cuanto pueda, te lo llevo al restaurante -cruzó los dedos por debajo de la mesa-. ¿Para cuándo lo necesitas?
-La comida es la semana que viene, así que hasta entonces no lo necesito. Después le voy a dar una sorpresa, en el muelle.
______ se echó a reír.
-Bueno, no dejes que te tire al agua si se te lanza a los brazos.
-Espero que se emocione tanto como para eso -Kit se levantó para marcharse-. Gracias por ofrecerme el anillo, ______. Eres una joya.

Justin avanzó con los hombros pegados contra la pared de ladrillo. El cielo era de un suave azul gris claro que se agarraba a la luz y prometía un largo verano. Era aquel un callejón sórdido donde no llegaba el sol y había mucha humedad; maloliente de las basuras y sólo apto para gatos callejeros y las babosas. Y las ratas. De las de cuatro patas y de las de dos, pensaba mientras veía a una escondiéndose detrás de unos contenedores.
Se preguntó qué estaría haciendo ______. Seguramente habría vuelto a casa del trabajo. Se la imaginó en el apartamento, preparando la cena, ahuecando los almohadones, fregando los platos, y después sentándose a leer un libro con un cuenco de caramelos a mano. Segura.
Ella era segura.
Esa mañana, después de dejarla en el taxi había dado la vuelta a la manzana para poder salir detrás del Buick, que no se había movido de sitio. Había observado a Bonny y a su acompañante, que era uno de los criminales jóvenes que buscaba las casas de empeño, hasta el mediodía, cuando finalmente se habían cansado y se habían marchado. Eso le había indicado a Justin que Bonny sólo había estado probando. De haber habido órdenes estrictas, se habría aplicado a cumplirlas. Pero él sólo no tenía iniciativa; era un vago.
______ era segura. Justin podría volver allí y estar también seguro si tenía mucho cuidado.
Por la tarde había vuelto al apartamento de ______ para ponerse su ropa. El disfraz estaba bien para salir a la luz del día, pero no podría pasar desapercibido.
Finalmente la puerta trasera se abrió y salió Frankie, escondido detrás de unos paneles de cartón de dibujos animados.
-Eh. ¿Jus?
Se adelantó sin apartar la vista de la parte de la calle que se veía desde el callejón.
Frankie asintió; entonces prendió una cerilla y se encendió el cigarrillo que le colgaba de los labios. Era el camarero del garito de la acera de enfrente; él veía y oía todo lo que se cocía en el East Side. Veinte meses atrás, Justin había ayudado a Frankie a sacar a su hermana pequeña de la calle, y desde entonces el camarero le había sido de gran valor.
-¿Qué te has hecho en el pelo, tío?
Justin se ajustó el pañuelo tipo pirata para taparse el cabello.
-Es un nuevo look.
-Sí, siempre has tenido estilo -dijo Frankie, un hombretón de metro ochenta que tenía una cara que parecía que se la habían hecho de distintas partes-. Connie sigue enamoriscada de ti.
-¿Qué tal le va a tu hermana?
-Está yendo a una escuela de peluquería y belleza. Vuelve a casa oliendo a química, de las permanentes que hacen.
-Podría ser peor. Podría oler como tú.
Frankie sonrió amigablemente con el cigarrillo en la boca. Justin observó la puerta, la calle, la escalera de incendios oxidada.
-Así que estás metido en un lío otra vez.
-¿Lo sabes? -Justin entrecerró los ojos-. ¿Has oído algún rumor?
-Sólo que Sloss y Bonny están detrás de ti. Sloss vino anoche e hizo correr la voz.
Como Justin había sospechado, no estaría seguro si se acercaba a los sitios conocidos.
-Tenía pensado ir a tu casa, supongo que esperando a que te presentaras. ¿Qué hiciste?
-Me pillaron con las manos en la masa.
Frankie pellizcó entre los dientes la boquilla del cigarrillo.
-¿Lo sabe ya El Gordo?
-Sin duda.
-Estaré todo lo alerta que pueda.
-Tan solo aguza el oído. Estaré en contacto.
Se dieron la mano.
-¿Tienes donde dormir? -le preguntó el camarero.
Justin no pensaba acercarse a la lapa de Connie.
-Sí -respondió, aunque no estaba seguro de si debía volver donde ______. Tal vez se presentara algo; o tal vez volviera.
Debería centrarse en el caso, en lugar de estar pensando en meterse en la cama calentita de ____ y pasarse toda la noche abrazado a ella.   

Algo Dulce - Justin Bieber y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora