Capitulo 29

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Hola mis amores, otra vez publicando, compartan y recomienden porfa ❤

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El lunes amaneció triste y desapacible. El día encajaba perfectamente con el estado de ánimo de Daki. Se levantó temprano, se vistió rápidamente y salió de su apartamento antes de que amaneciera. No quería encontrarse ni con Eric ni con Jamie.

Pero era inevitable, no encontrarse con ellos. Llegó al trabajo justo a tiempo para asistir a la reunión de empleados que el señor Robert August había convocado para las nueve de la mañana. 

Jamie se encontró con Daki en el pasillo cuando ambos se dirigían a la sala de juntas.

—Buenos días, Dakota —dijo con frialdad—. ¿Has tenido un fin de semana agradable?

La joven se encogió de hombros. La voz de Jamie parecía llegarle de otro planeta.

—¿No vas a preguntarme cómo ha sido mi fin de semana, querida?

—¿Cómo ha sido tu fin de semana?

—Muy triste.

Se miraron un momento a los ojos y ella fue la primera en bajar la vista. La triste verdad era que todavía amaba desesperadamente a Jamie y odiaba tener que causarle aquel dolor.

—Pensaba decírtelo. Me refiero a lo del abogado —lo miró un momento—. Lo siento.

—Sí. Yo también lo siento —dijo él con brusquedad.

Apartó la vista de ella y entró en la sala de juntas.

Daki se aliso el cabello antes de entrar y se estiró el vestido gris de mangas tres cuartos, que llevaba. Contra su costumbre, fue la última en llegar. Cuando entró había ya una docena de empleados importantes instalados en torno a la mesa de conferencias. Jamie estaba sentado cerca de la ventana, entre dos de sus asistentes. Eric estaba al lado de Bella, pero había reservado la silla del otro lado para Daki. La joven lo ignoró y se sentó intencionadamente un par de sitios más allá. Miró a Robert August, que se sentaba a la cabecera de la mesa y observaba a todos muy serio.

Saludó al grupo con forzada jovialidad y entró inmediatamente en materia. La Fundación August se estaba expandiendo y él, desde luego, se sentía muy excitado por los nuevos proyectos artísticos dirigidos por su hijo. Miró a Eric con una mezcla de orgullo y placer y luego dedicó diez minutos a resumir los objetivos de la fundación para el mes siguiente.

Daki procuró concentrarse en su discurso e hizo todo lo posible por evitar mirar a Jamie, pero no tuvo mucho éxito. Siempre que miraba en su dirección, lo veía sentado allí, rígido en la silla, con una expresión impenetrable. ¿Estaría sufriendo en su interior la misma angustia que amenazaba con devorarla a ella?

—Ahora permítanme que le ceda la palabra a Eric —estaba diciendo Robert—. El les ampliará las propuestas de su departamento.

Eric se puso en pie. Miró a su alrededor hasta posar los ojos en Daki. Sonrió.

—Antes de entrar en negocios —dijo, sin apartar la vista de ella—. Tengo algo que anunciarles.

Daki miró a Jamie. El joven no apartaba la vista de Eric.

—Quiero que todos ustedes sean testigos de mi petición de mano a la mujer que amo. ¿Y bien, Daki?

Robert August aplaudió.

—Fantástico. Fantástico.

Daki se puso en pie de un salto.

—No, no. Yo no puedo... —tartamudeó.

LOCAMENTE CASADOS (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora