Conversación: Celty

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-Ikebukuro, momento actual-

Callejones de Ikebukuro

1 de junio, altas horas de la noche

La dullahan no se tomó el trabajo de subir al viejo edificio con su montura. En cambio, a sabiendas de que nadie rondaba cerca del sitio, optó por dejar la motocicleta negra tras un enorme contenedor de basura. Luego, subió al techo, en busca del informante de Shinjuku.

[Pensé que sería un mayor reto encontrarte.]

Al joven de 21 años (de acuerdo con sus propias palabras), acostumbrado a utilizar día y noche cualquier tipo de dispositivo electrónico, no pareció molestarle la luz que emitía el PDA de Celty. Al tiempo que Izaya daba un vistazo a lo escrito por la mujer, ella pensaba que la cara iluminada del informante, con la luz del PDA, resultaba inquietante.

—No creí que de todas las personas de Ikebukuro, fueras tú, transportista, la primera en venir —dijo Izaya acercándose al borde del edificio.

[Fue más por una petición de Shinra que ganas de mi parte.]

—...

[Debes volver, lo sabes, ¿no?]

—En primer lugar, no me hubiera escabullido de aquel hospital si hubiera tenido ganas de quedarme ahí. Eso resulta obvio.

La dullahan, sin pedirle al informante que no hiciera equilibrio en las salientes del edificio, escribió con velocidad impresionante en su PDA.

[Aunque suene extraño decir algo como esto, tengo que intentarlo: nadie está molesto contigo. Lo que sucedió fue mala suerte y no culpa tuya.]

—Pienso que Shizu-chan no estaría de acuerdo contigo. Tan seguro estoy que puedo apostar porque desconoce esta conversación.

Celty no trató de negarlo.

[Puedes entenderlo. No está en posición de venir él mismo.]

—¿Es que ahora piensas dar recados por parte de ese protozoario?

[Ni siquiera lo intentes. Si estás enojado no es con Shizuo.]

De improvisto, Izaya se dio la vuelta en la saliente, pero Celty no pensó que corriera el riesgo de caer. Aunque, si lo pensaba mejor, no podía saber si el informante tenía esas intenciones. Confiando en su neblina, la dullahan quiso acercarse a la orilla, mientras pensaba que lo mejor hubiera sido haber traído con ella a Shinra.

—Eh, Celty, en vista de que te has tomado la molestia de venir, dime, si acaso decidieras arrancar y luego estrujar el corazón del buen médico en tus manos, ¿confiarías después en obtener su perdón?

[...]

—¿Su amor es tan grande como para no importarles el dolor que se causen a ustedes mismos y a los demás?

[Lo que puedo decirte es que cuando Shinra habla sobre la posibilidad de separarnos, también dice que, en ocasiones, los lazos son tan fuertes que tienden a repetirse en el tiempo. Por eso es posible prometer que lo buscarás nuevamente.]

—Un pensamiento consolador para quien teme perder sus recuerdos si llegara el día en que deba recuperar su cabeza, ¿no te parece?

[Si creyera, a raíz de todo lo pasado, que aun eres una causa perdida, no estaría aquí.]

—No espero que Shinra te pida nada a cambio por este favor. Por eso, te daré las gracias. Pero no, no pienso ir a buscar al Monstruo de Ikebukuro. No importa lo que podamos sentir. Al final, fueron las circunstancias las que nos obligaron a "concebir" ese tipo de sentimientos inútiles, si bien de gran interés para mí.

[La fachada del informante de Shinjuku no servirá.]

—¿Pones en duda mi amor por los humanos?

[En absoluto. Creo que, si no dijeras la verdad, no hubiera ocurrido nada.]

—De modo que si me culpas.

[No pienso eximirte de tu responsabilidad en el asunto.]

—Entiendo.

[¿Qué harás?]

Izaya no respondió enseguida. Siguió balanceándose como si lo encontrara realmente divertido. Sin embargo, decidió bajar por su cuenta pues no le pasó desapercibido el que Celty tuviera intenciones de obligarle con su neblina.

—¿Es cierto que Shinra afirma esas ideas ridículas?

[No voy a seguir insistiendo.]

—Me parece bien. No creo que las disputas infructíferas sean una buena forma de pasar el tiempo.

[Así que... no piensas regresar. ¿Vas a esconderte del mundo?]

—Si lo hiciera, ¿cómo podría seguir jugando con ellos?

[Cualquiera diría que han jugado contigo y no al contrario.]

—Solo es interesante cuando los dos frentes ponen todo de su parte.

[No entiendo cómo puede Shizuo estar enamorado de ti.]

—Aquella es una interrogante que podría llevarnos un buen rato descifrar.

[Tu estrategia es ¿qué? ¿burlarte?]

—Ja, ja, ja, siempre es opción. No te preocupes más por Shizuo. Estoy seguro de que no tiene ganas de volver a relacionarse conmigo.

[Si no fueras tan odiosamente orgulloso, admitirías de una buena vez que estás dolido.]

—Mejor primero admitamos que tengo corazón —dijo Izaya con sarcasmo.

[Haz lo que te parezca mejor. Pero piensa que nadie más es capaz...]

Celty se detuvo, con duda.

—Ya reconocimos que no tengo corazón, así que no te reprimas. Aun si estoy equivocado, voy a permitir que lo arranques y estrujes a tu gusto.

[Eso ya no es necesario. Sé que no has dicho mentiras.]

Izaya se apoyó en la puerta que daba al interior del edificio.

[Limítate a usarme como transportista. Necesito el dinero.]

—Aun con todo, la persona más desagradable de Ikebukuro, soy yo, ¿eh?

[Únicamente porque te esfuerzas en serlo.]

Celty no tardó en marcharse. Desde el inicio sabía que era inútil convencer al informante, pero las palabras de Shinra abogando por su amigo (por ambos), habían sido, en su momento, suficiente incentivo. Subió a su moto y se perdió entre las calles desiertas.

Izaya siguió a Celty con su mirada hasta que no pudo verla más. Después, volvió sobres sus pasos y tomó asiento en el borde.

No hubieras callado, transportista. ¿Callado...? Suena curioso para quien ha perdido su boca. En cualquier caso, ¿qué riesgo había? Ya no queda nada que puedas arrancar y luego estrujar. Se han empeñado en ello. Pensar que mi amor algún día se convertiría en mi propio veneno. ¿Por qué no creerme? No fue sino Celty quien primero supo de Shizuo. Nadie, ni yo mismo, lo pensó posible en su momento.

Celty, no es de sorprender que también creas en las palabras de Shinra.

Ustedes los humanos son fascinantes y, sin duda, tontos.

¿Hirientes? Nunca. Pensar así, es lo mismo que reconocer que soy igual a los demás. No es como si también me hubiese enamorado.

Estúpido protozoario... ¿Quién se ha creído que es para cuestionar mi naturaleza?

Izaya quiso reír, en vano.

Lo peor de todo es que soy un tonto. No sería difícil cumplir una promesa tan ridícula. Después de todo, le quiero tanto como para intentarlo...

... Ja, ja, ja.

Antes de imitar a la dullahan, Izaya volvió a leer el mensaje más reciente de Shizuo:

"Cuando estés listo hablaremos, mientras tanto, esperaré por ti."

El Segundo del InformanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora