¿Último reto? - 3

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-Ikebukuro, momento actual-

Hospital General

4 de junio, mañana

Aunque se supo bastante adolorido de los pies a la cabeza, Izaya pensó que era divertido verse atado a los barrotes de la cama del hospital. Petición de Namie, seguramente.

Si bien era la primera vez que despertaba desde que se hubo desmayado en los callejones en compañía de Shinra, y que por tanto no estaba enterado de lo que había ocurrido a partir de ese momento, se respiraba tal calma en el ambiente que decidió permanecer en el cuarto.

Al cabo de un rato, el informante volvió a poner sus ojos en las esposas y sonrió.

Hubieran cumplido su propósito si acaso me las hubieran puesto la primera vez. Ahora mismo creo que gozare de la comodidad de ser atendido. Después de todo, sé de alguien que no tardará en ofrecerme su compañía, aun si solo es para "saldar" cuentas. Y hablar.

-o-O-o-

—Asahi-kun —saludó Shizuo dándole apenas un vistazo al joven, quien era tan sigiloso al andar como Izaya.

—Heiwajima-san.

El guardaespaldas no se giró para verlo de nuevo.

—¿Estás bien? Me refiero a si tus tobillos están bien. ¿Y tu hermana?

—Ya puedo caminar mejor que antes. De hecho, he venido a revisión y ha sido una suerte encontrarlo. Y, respecto a Nee-chan, pienso que recibirá lo que se ganó a pulso. Eso espero, aunque seamos familia.

—A mi parecer todo es más bien injusto.

Asahi se encogió de hombros y le dio un vistazo a la sala de espera.

Después miró a Shizuo y habló en voz solemne.

—Gracias. Nee-chan nunca se quejó de nuestro trabajo, pero a ninguno de los dos nos agradaba Sato-sensei. Lo que hicimos... Quiero pensar que no tuvimos más opción. Gracias, de verdad —Asahi pareció un tanto acobardado por la excesiva seriedad de Shizuo—. Bueno, creo que eso es todo lo que he venido a decirle.

Shizuo asintió. Se levantó, le colocó una mano en el hombro a Asahi, con cierto aire afectuoso, y luego se alejó hacia la habitación donde reposaba el informante.

Al entrar, Izaya lo recibió con la actitud despreocupada de todos los días.

—¿Sabes que tendrás que someterte a un examen psicológico?

—Honestamente, Shizu-chan, eso no será ningún problema. Y lamento desilusionarte, pero ya me he sometido a más de una prueba porque también dudaba si acaso lo que hago no se debe a que ando mal de la cabeza. Sin embargo, para bien o para mal, según sea tu opinión, la conclusión a la que todas han llegado y lo seguirán haciendo es que no estoy loco.

—Y yo difiero. —Dijo Shizuo acercándose a la ventana.

Se hizo una pausa que no se atrevió a romper el monstruo, pese a la mirada escrutadora que le dedicaban.

—Shizu-chan, yo no soy una persona poco objetiva. Y, por lo tanto, se reconocer perfectamente cuando alguien merece reconocimiento —Izaya se incorporó hasta sentarse sobre la cama—. No volveré a decir algo como esto, por eso disfrútalo mientras dure: gracias. La ventaja que me diste fue muy útil. Y, al final, tú ganaste. Tú dirás que ha sido una decepción; yo, que ha sido un reto para los dos (aunque no por los motivos que tuvo Sato-sensei). Al parecer no he terminado de conocerte...

—No quiero hablar de eso —dijo Shizuo sombrío—. No creo que me sienta de ánimos después pero definitivamente hoy no quiero escucharte mencionar nada de lo que pasó o no pasó.

El Segundo del InformanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora