Capítulo 8

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...

Año 2001.

Jonghyun los reunió una tarde en el ático, un sitio oscuro que Yoongi no sabía que existía ni mucho menos que Jonghyun tenía acceso a él. Pronto se dio cuenta de que no lo tenía. Estaban ahí sin permiso de Dongwon. Cuando este se enterara se pondría furioso. Intentó marcharse, pero Jonghyun, con su considerable tamaño, lo detuvo sin problemas.

- ¿A dónde vas? - preguntó, molesto.

- No podemos estar aquí - explicó, manteniendo la compostura.

- Quiero hablar con ustedes de algo muy importante - Jonghyun siguió sosteniéndolo, con los ojos encendidos y llenos de un millón de secretos. Yoongi vio desesperación, miedo, angustia. Algo en su corazón le dijo a gritos que lo escuchara, pero hizo caso a su sentido del deber por encima de todo, y se mantuvo firme con respecto a que debían bajar, porque Dongwon se molestaría muchísimo.

- ¿Harías todo lo que él te pidiera, no es así? - cuestionó Jonghyun, ya no molesto, sino casi desesperanzado. Yoongi miró a sus demás hermanos antes de hablar. A Yuri, que mantenía los ojos fijos en él como si fuese el pilar de todo su mundo. A Taehyung, que se debatía mentalmente entre seguir a Yoongi o a Jonghyun. Finalmente, volvió a mirar a Jonghyun, con una respuesta definitiva en los labios.

- Se lo debo. Gracias a él estoy aquí y no allá...- pronunció. Jonghyun sonrió con amargura, pero bajó los brazos, permitiendo que Yoongi se escabullera de su alcance.

- ¿Y ustedes? - Jonghyun se giró al resto de sus hermanos. Yuri bajó la cabeza, al tiempo que se unía a Yoongi. Taehyung salió tras ella, porque entre ellos había un vínculo que era muy fuerte, que solo los dos entendían.

Jonghyun no intentó hablar de nuevo con ellos después de aquella reunión. Tampoco volvió a ser el mismo de antes. Solo varios años después, Yoongi llegó a la conclusión de que, a partir de ese día, Jonghyun se fue extinguiendo de a poco, hasta que finalmente, se apagó para siempre.
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Año 2011.

Yoongi se levantó temprano, porque no podía seguir durmiendo. Llevaba dos horas despierto, mirando el techo de la habitación con un recuerdo dando vueltas en su cabeza: El día en que Jonghyun los reunió en el ático. ¿Hace cuánto tiempo que no pensaba en eso? Años. Incluso había terminado por olvidarle. Cuando lo recordó, se sorprendió al descubrir que no era un invento de su mente, que realmente había pasado.

Como consecuencia de ese recuerdo, Yoongi se puso a pensar, por primera vez, en lo que habría ocurrido si hubiese escuchado lo que Jonghyun tenía que decirles. Si no hubiese sido un cabrón obediente. ¿Habría podido evitar su destino...?

Su enfermera llegó a las 8:30 en punto a darle los medicamentos. Necesitaba calmantes para la ansiedad y el dolor, y un paliativo al efecto de gozo que solían producirle las sustancias. Estaba en abstinencia. Y era doloroso. Pero a la vez, el dolor significaba que estaba vivo. Que no había muerto como Jonghyun... que seguía allí. Para luchar, o para rendirse definitivamente.

Cuando estuvo listo, la misma enfermera lo condujo a su segunda sesión de terapia. No quería ir, porque sabía que volvería a quedarse en silencio. A pesar de que la siquiatra que presidía la reunión había asegurado confidencialidad, Yoongi tenía cierto temor de que Dongwon se enterada de había dicho más de la cuenta. Pero no temía por él, no. Temía por Yuri, por Taehyung. Quería que vivieran.

Para su sorpresa, esa sesión fue distinta a la primera. La psiquiatra no hizo preguntas. Trajo música para oír, y libros para ojear. Ella quería que todos se reencontraran consigo mismos a través de los gustos por la música o la literatura. Yoongi se quedó escuchando mucho rato una canción de los Beatles, pero no porque le recordara algo en específico, sino porque mientras oía la letra viajó a un lugar lejano, donde había paz y tranquilidad, donde él era apenas una partícula en medio de la calma infinita.

God Of Sex [ADAPTACIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora