God Of Sex [ADAPTACIÓN]

Capítulo 10

...

Año 2005.

Eran cerca de las 4 de la mañana cuando ocurrió la tragedia que dejó estupefacto a Yoongi y al resto de sus hermanos. El silencio nocturno fue interrumpido por un grito escalofriante proveniente de algún lugar de la casa. Yoongi saltó fuera de la cama y corrió hasta la puerta de su habitación. Antes de llegar al final del pasillo, voces desesperadas se escucharon por todas partes, sin ningún lugar fijo. Sonaron teléfonos, portazos, llantos. No alcanzó a llegar a la primera planta cuando una de los mayordomos de Dongwon lo atrapó, obligándolo a regresar a su cuarto. Se negó a hacerlo. Quería saber qué había ocurrido y porqué una mujer lloraba desconsolada en una de las muchas habitaciones de la primera planta. El mayordomo lo empujó escaleras arriba, sin ningún tipo de amabilidad.

- Vuelve a tu cuarto. Si el señor Dongwon te ve fuera, se pondrá furioso - le ordenó - Ya sabes las reglas.

Sí, las sabía. Y siempre las obedecía. Aquel sentido tan latente del deber, lo obligó a dar media vuelta y regresar a su cuarto, a pesar de que el corazón le latía con furia dentro del pecho ante la otra sensación que llenaba su cuerpo: miedo. Algo muy malo acababa de ocurrir.

En el inicio de la escalera aguardaban Yuri y Taehyung, con los ojos muy abiertos. La misma expresión de miedo torcía lúgubremente sus expresiones aún jóvenes.

- ¿Qué pasa? - cuestionó Yuri, en un susurro. El mayordomo no dijo nada. Los incitó a regresar a sus cuartos, cuidándoles las espaldas para que no intentaran regresar. Fue todavía más insistente cuando el sonido de una sirena de ambulancia llenó los rincones de la mansión. Se oyó cada vez más cerca, y las corridas de un lugar a otro, acompañado de voces exclamando preocupadas, aumentaron a la par.

El mayordomo cerró la puerta de su cuarto en sus narices, dejando a Yoongi en la oscuridad, con el oído agudizado al máximo, para percibir algo de lo que estaba ocurriendo abajo y que sabía que no era bueno. Se quedó mucho rato pegado a la puerta, pero esa casa tenía una excelente aislación. Casi todas las noches había cenas o eventos en la planta inferior y Yoongi nunca escuchaba nada. Aquel grito ensordecedor, sin embargo, había sido el primer sonido real que había escuchado y que de alguna forma, lo alertó de que las cosas que pasaban abajo, mientras él dormía, no eran muy buenas.

En la mañana, Yoongi finalmente se enteró de lo que había ocurrido durante la noche. Recibió la noticia de parte de un hermético Dongwon, que en ningún minuto se quitó los lentes oscuros para mirarlos y brindarles algún consuelo que les ayudara a mitigar el dolor de la noticia. Yoongi apretó los dientes, sintiéndose destruido por dentro, como si alguien hubiese utilizado un triturador para hacer pedazos cada uno de sus órganos. Lloró mucho. Yuri también lloró con el dolor desgarrador de la pérdida, y Taehyung, a su modo extraño, se puso neurótico. Dongwon los dejó digerir la noticia un buen rato. Luego los hizo vestirse con la ropa adecuada, cubrirse los ojos con unos lentes oscuros para evitar que se les viesen los efectos del llanto; y todos fueron juntos a una pequeña velada en una capilla a las afueras de la ciudad.

Durante la misa, Yoongi no despegó los ojos del ataúd. No podía creerlo. La última vez que había visto a Jonghyun sabía que algo andaba mal, pero se negó a pensar que su vida peligraba. Tal vez era demasiado pequeño para entenderlo, o tal vez, su maldito sentido del deber, lo obligaba a negarse a creer que junto a Dongwon pudiesen estar ocurriendo cosas malas. Solo cuando se acercó al ataúd y contempló el rostro pálido y deshabitado de Jonghyun, comprendió lo poco que había entendido a su hermano. Lo poco que se había ocupado de cómo estaba. De sus señales de desesperación, de la pérdida de aquel espíritu luchador que lo caracterizaba. Recordó la vez que él los reunió en el ático, y se echó a llorar, arrepentido por no haberlo escuchado.