4. Daddy...

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''Me queda mucho por aprender.''


Cassie Delaney


Estoy histérica, loca diría yo si viera a alguna otra persona en mi estado. Por momentos me costaba hasta hacer que el aire llegara bien a mis pulmones, desesperándome aún más. ¿Por qué me caía tanta mierda encima? Acaso, ¿no tenía derecho a estar feliz?¿A olvidarme de todas las toneladas de porquería que me habían caído como peso muerto sobre mis hombros en los últimos meses, por no decir años.


Sentada sobre una butaca de la sala de espera del hospital en el que se encontraba mi padre lloraba a mares, sin importarme que las personas me miraran con lástima, sabiendo que algo grave estaba pasando a mi alrededor, y si no fuera porque el brazo de Jack me estaba rodeando los hombros ahora mismo estaría reventando cristales de este maldito sitio.


¿Jack?¿Aquí en Sant Cugat? Sí, ¿a que suena loco? A mi también me lo pareció cuando me dijo que vendría conmigo.


—Mi padre esta en coma—dije como pude en cuanto nos encontramos los dos chicos y yo fuera de la discoteca, alejados de todo el ruido y toda la humanidad.


Los chicos no dijeron nada, tampoco es que hubiera algo para decir. Pero en seguida recibí un fuerte abrazo por parte de ellos con buenas palabras de apoyo. Diciéndome Jack que no iba a dejarme sola en ese estado, siendo que mi abuelo en seguida había marchado al hospital, gracias a que no respondía ni los mensajes ni las llamadas. Hugo en cambio tuvo que quedarse, tanto como para cubrir a Jack en el tema del trabajo con la discoteca como para no tener más problemas en el trabajo.

 

En estos momentos ya no sé que hacer, a parte de esperar con la paciencia ya agotada. Se podría decir que la tenía directamente a números rojos. También estoy cansada. Muy cansada. Tan cansada como nunca antes. Incluso me siento cansada de esperar. Cansada de pensar. Cansada de recordar.


—He perdido a tanta gente...—sollozo contra el hombro del chico que esta sentado a mi lado—A tanta.


—Sht, estoy aquí para que te desahogues; llora todo lo que puedas, lo que necesites. Que yo estaré aquí, contigo para absorber cada lágrima que tus ojos suelten, ¿me oyes?


Incapaz de articular palabra, sólo asiento con la cabeza. Sin sonrisa ni nada, pero con un gran sentimiento de agradecimiento dentro de mi pecho. Algún día voy a tener que darle las gracias de algún modo, quiera él o no.


—Gracias por permitirme venir contigo.


Abro los ojos sorprendida. Estará de broma, ¿cierto?


—Dime que es una broma—digo separándome un poco de él, dejando el llanto de lado y mirándolo como si de pronto le hubieran salido tres cabezas. Me mira confundido y a la espera de que le dijera la razón de mi sorpresa—¿Me estás agradeciendo por dejarte acompañarme en mi peor momento?


Asiente.


—Estás loco—sonrío y río un poco fuerte, olvidando por un momento la razón por la que nos entontrábamos en un hospital—Debería agradecerte yo a ti, ¿no crees?

BadassDonde viven las historias. Descúbrelo ahora