Badass

14. Temores

''¿Has hablado con ella?''

Justin Bieber

—Vale Daphne.—Digo con esperanza en mi voz mientras su pequeño brazo alcanza una oliva del diminuto plato que nos ha puesto la camarera y me lo acerca la boca—Di Justin.—abro la boca y agarrando con mis dientes el alimento con el suficiente cuidado de no pillar sus dedos—Jus—tin.

Después de que me despertara Tonia a las 11 de la mañana, junto a Tayson y su novia, me duché y vestí para venir a comer al bar de Lox; una anciana que ha llevado a la cima su local durante 25 años ella sola, sin ayuda de nadie. Sus patatas bravas y sus bocadillos están de muerte, a parte de las pizzas y los platos de pollo cowboy que vuelven loco a casi todo el pueblo.

Por lo que sé, Cassie y Jack se marcharon a casa de ella, lo que por una parte me jodio demasiado. Es tan...¿Frustrante? Al igual que tener sueño y no poder dormir por la necesidad de pensar momentos de mi vida que nunca pasarán. Sólo quiero saber qué nos alejaba, si era timidez, orgullo o simplemente no tenía interés en mí.

—Cassie y Jack ya están llegando.—Mi corazón se acelera cuando Macy anuncia lo último. Son la una del mediodía y ya me encuentro emocionado por el simple hecho de que voy a verla, y triste al mismo tiempo porque mis labios no van a poder tocar los suyos. Entonces es en ese momento cuando las palabras que me dijo Tonia ayer vienen a mi cabeza como un huracán:

La relación perfecta consiste en hablar como mejores amigos, tontear como niños, discutir como casados y protegerse como hermanos.

—Buenos medio días.—Exclama alegre una voz masculina. Jack.

Este último le da un beso a Tonia y a Macy en las mejillas, antes de ofrecerle la mano a Tayson a modo de saludo. Cuando llega a mi sacudo su mano con la mía, por simple educación más que nada. La tensión puede cortarse con un cuchillo desafilado. Cassie termina de darle dos besos a Tayson antes de llegar a mi. Sus ojos me miran fijamente como su de alguna maravillosa escultura me tratara, pero lo más seguro es que sean nada más y nada menos que imaginaciones mías. Como siempre me pasa.

Pongo en marcha mi plan y me levanto de mi silla antes de que ella pudiera agacharse y, tomándola por sorpresa, pongo una mano en su cintura y acerco mi rostro al suyo, dejando un beso demasiado suave sobre su mejilla más rato de lo habitual.

—Hola, hermosa.—Susurro sobre su oído cuando me separo, lo suficientemente bajo cómo para que sólo ella me escuchara.

Y parece que tiene el efecto que deseaba pero sin embargo no esperaba. Su cuerpo se estremece bajo mi tacto y su respiración se vuelve más pesada y sé, que aunque le esté gustando mi cercanía, se siente un poco incómoda. Por lo que me decido a separarme con una sonrisa que, para mi sorpresa ella me devuelve con timidez.

Me siento en el mismo sitio, dándome cuenta como ella se sienta en la silla libre que se encuentra a mi lado. Una silla que antes no se encontraba ahí. Miro a Tonia, quien está atenta a nosotros al igual que todos con una sonrisa de descaro sobre sus labios. Me guiña un ojo y se cruza de piernas, abriendo una revista que ha encontrado en la mesa vacía de al lado.