7. Nervios

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''Mírame, te lo ruego.''

Cassie Delaney

Día nueve sin ti:

No te olvido;

pero hoy he vuelto a reír de nuevo,

y he sentido un anhelo reconfortante al abrir la ventana,

como si el aire barriera los fantasmas de mi suelo.

Día diez sin ti:

He dejado de huir,

porque me he dado cuenta de soy la

única que me sigue.

Los recuerdos malos de ti tampoco: se han quedado atrás.

Creo que estoy llegando a la meta.

Día once sin ti:

He conocido a alguien; soy yo.

Creo que voy a darme una oportunidad.

Décimo segundo día sin Dave, mi padre. Hoy miro su tumba sin ningún papel ni boli. Hoy no tengo pensado dejarle ninguna carta sobre la tumba. Creo que ya he dejado bastantes, ya he dicho demasiado.

Ya me he encontrado.

Veo dichas notas aún ahí, tiradas en el suelo sujetas con piedras para que no se las llevara el viento. Las primeras están casi destrozadas, las últimas están de camino a ello. Mi única acción es la de meter mis manos en mis bolsillos, sin ese vacío en el pecho ni las ganas de llorar que tenía cada vez que venía o con la simple imagen de mi padre apareciendo a cada segundo por mi cabeza. Con la yema de mis dedos vuelvo a sentir el trozo de papel que en su día me quitó el aliento. Justin y sus palabras...

Por un momento pensé que a la mierda él y sus sentimientos, que yo también tenía los míos. Porque los chicos cambian. Mienten. Te pisotean el corazón. Si me preguntaran por él, lo definiría como el chico que mejor me ha hecho sentir pero que peor me ha hecho sentir a la vez.

A paso decidido comienzo a alejarme de mi padre, Jack ayer marchó hacia Salou, quise acompañarlo, pero dado que mi abuelo estuvo unos días en casa de mis padres...madre, al final fue él quien acompañó al que ahora es como un buen hermano, el que yo perdí. Me ha sacado a pasear, no como a una mascota, sino como a una chica joven que necesitaba estar despejada, comimos helados, compramos ropa y yo busqué trabajo. Tal vez consiga uno a tiempo parcial en una Pull & Bear de la zona, o en hollister.

Con mamá también a mejorado la relación, bastante a decir verdad. Ayer me abrazó y nos llevó al abuelo, Jack y a mi a cenar fuera. Es algo que me esta ayudando bastante. Justas debemos encontrar la manera de vivir sin papá.

Mis pasos son lentos a la vez que decididos. Hace demasiado calor y tengo ganas de llegar a casa para ver que me depara el día de hoy ya que no son más de la una del mediodía. Sé que ya me queda poco cuando veo la panadería del pueblo, una esquina y mi casa. Me paro en la primera, aprovechando que llevo algo de dinero para comprar algunas pastas para merendar con mi madre, sin embargo justo en el momento en que voy a estirar de la puerta para abrirla, esta se abre golpeando mi nariz con fuerza.

—Joder—digo por lo bajo y estoy a punto de gritar alguna grosería a la persona que casi me rompe la nariz. Acabo cerrando los labios y callando a la vez que me encuentro con unos ojos color marrón claro, casi verdes por la luz, que brillan como un papel de aluminio bajo el sol.

BadassDonde viven las historias. Descúbrelo ahora