Lola.

351 19 0
                                    

Querido Sam: Voy a confiarte un secreto.

Si cuento el tiempo desde que te conozco, llevo exactamente dos años, seis meses, una semana, tres días y nueve horas de saber de ti. Llevo cada hora de cada día de cada semana de cada mes de cada año concluyendo que las cosas no suceden por casualidad. Venimos al mundo con un propósito, y posiblemente esté lejos de nuestro alcance poder cambiarlo.

Como seres humanos estamos limitados en muchos sentidos ¿Sabes? Como por ejemplo, al sueño de la noche o a la jodida profilaxis cuando te infectas de VIH.

No, no me jodas. No me he infectado de nada. Solo quería mencionar el asunto.

Hoy una compañera de clases me dijo que lo nuestro posiblemente sea ridículo. Pero vamos, si me pongo a comparar las amistadas entre personas que conviven a diario, en mi entorno, con lo que sucede con nosotros, puedo concluir que les llevamos la delantera en años luz.

Tú y yo hablamos a diario Sam. Tú y yo nos preocupamos el uno por el otro. Tú y yo creemos que el mundo es un asco pero hacemos de él un lugar mejor para que el otro se sienta a gusto. Tú y yo jamás peleamos porque encajamos a la perfección.

Tú y yo somos amigos, Sam.

¿Entiendes cómo funciona el asunto?

Y lo que más interesante me resulta es que a pesar de vivir a varios estados, muchísimas ciudades, cientos de kilómetros—tal vez miles—, y a una infinita mierda de distancia, te siento tan cerca que creo que podría decir que paso más tiempo contigo de lo que jamás habría pasado con nadie.

Dios. Eres un demente. ¿Cómo lo consigues?

Con cariño, Lola.

Lithium (Una memoria)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora