Sam.

148 15 0
                                        

Querida Lola: Me importas.

No estoy seguro del por qué aún no te terminas de enterar de lo importante que eres para mí. Y aún no puedo creer que discutamos por esto, porque... ¿Es una discusión, cierto?

Mira, tú tienes tu lugar Lola. No en mi corazón, porque seamos realistas, ahí solo hay musculo y arterias. Pero sí seguramente en mi hipotálamo. El muy cabrón te evoca a cada rato, y apareces por todas partes. En la ensalada, en el refresco, en el pollo con patatas o en el arroz. Y comienzo dar por sentado dos cosas: Una, que tú me provocas hambre. Y dos, que sin darme cuenta cada día estoy esperando que suceda esto. Y lo espero con ansias. Como un niño al que le han prometido un helado en una tarde calurosa.

Vengo a casa y siento el nerviosismo de encontrarme con tu correo electrónico. Y cuando la mierda de internet que mis padres han contratado por fin termina de cargar la bandeja de entrada y encuentro que tengo un nuevo e-mail y que es tuyo, sonrío.

...Sam.

Lithium (Una memoria)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora