Capítulo 3.

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Era viernes por la tarde. Más de una semana ya había pasado desde aquella vez en que he cantado por primera vez enfrente de un escenario junto con mi prima Lynn, y no puedo evitar recordar aquel día con una sonrisa tímida en mi rostro. Hubo veces en que soltaba un pequeño chillido casi inaudible cuando me venía a la memoria ése momento único e inolvidable.

Todavía no puedo creer que he sido capaz de cantar enfrente de un escenario. No se trataba de un escenario como los de un concierto de una banda súper famosa en un estadio, sino uno común y corriente en un típico club nocturno de la ciudad, pero, en mi defensa, aquel club es uno de los más famosos y los más concurridos por los habitantes de Fargo. Obviamente, tenía miedo de desafinar como nunca en mi vida y que los jóvenes nos arrojen a Lynn y a mí todo lo que tengan a su alcance, pero gracias Dios, eso no pasó.

Antes estaba súper temerosa por subir al escenario y cantar enfrente de casi mil jóvenes que estaban allí para bailar, mi amiga y mis familiares, que hasta me acuerdo que estaba inventando mentalmente un millón de excusas para decirle a mi prima para no subir y cantar. Creí que tocar junto a Kim en el Concurso de Talentos de hace un mes hizo desaparecer mi pánico escénico, pero luego me di cuenta que hacía falta que cantara en un escenario para que desaparezca por completo.

Eso sí. Si me dicen para ir a cantar a algún lado, negaré rotundamente hasta el cansancio.

Como sea. Suspiré, y me estiré por completo. Estaba acostada en el sofá del living. Por ahora, me encontraba sola en casa. Mamá estaba trabajando, y papá creo que también. Ellos sabían que Jev vendría aquí, pero no sabían bien a qué hora, así que se las ingeniaron perfectamente bien, cerrando con llave puertas y ventanas, para que a Jev no se le ocurra entrar, o para que a mí no se me ocurra hacerlo entrar a la casa y así no hacemos nada loco mientras ellos no están presenten, puesto a que no confían completamente en nosotros al dejarnos solos.

Me di la vuelta en el sofá, quedándome de costado. El living estaría en un completo silencio si no tendría la televisión encendida. No estaba mirando un programa ni una película en concreto. Tampoco el noticiero, aunque eso es muy poco probable que llegue a mirar, puesto a que no me interesa para nada las últimas noticias de la ciudad. Se podría decir que no estaba mirando ningún canal en específico en la pantalla del televisor. Lo que estaba mirando es algo que nunca, pero eso sí que nunca me digné a mirar desde que he cumplido los siete años.

Después de todo, a uno siempre le va a nacer en su interior revivir sus momentos de la infancia reproducidos en DVD.

Suspiré, y observé atentamente la pantalla. Hace exactamente ocho años que no miro ninguno de los DVD's en donde están grabados todos los momentos de cuando yo era muy, muy, pero muy pequeñita. En todos eran infaltables mis padres, obviamente. En la mayoría de ellos, aparecía mi prima Lynn, mis tíos y mis abuelos. Algunos de los videos reproducían unas fotos muy lindas que mamá ha sacado con su cámara profesional, que poco faltaba para que soltase una pequeña lágrima al pensar en cómo ha pasado tan rápido el tiempo.

Sorbí aire por mi nariz, y apreté mis labios para no llorar. Era muy doloroso saber que los días pasan a la velocidad de la luz. Que debemos vivir la vida al máximo, como si éste día fuera el último de nuestra existencia, y de la misma manera con los que siguen. Porque ésta vida que cada uno tenemos es una sola, y no debemos desperdiciarla.

Pero lo que más me dolía, era el hecho de que Jev no aparezca en ninguno de los videos familiares.

Una lágrima se escapó de mi ojo, corriendo por toda mi mejilla. No me molesté en limpiarla, y la dejé caer libremente sobre mi clavícula, empapando mi piel. De no haber sido por causa de Summer, aquella... perra resentida, Jev hubiera estado involucrado también en nuestros momentos familiares. De no haber sido por ella, él hubiera estado presente en cada cena familiar, en cada Navidad, Año Nuevo, y en cada cumpleaños que celebramos en la familia. De no haber sido por ella, hubiera tenido a mi hermano a mi lado todo el tiempo para jugar juntos, pelear, hacer algo mal y culpar al otro, discutir por el amor de mamá y papá, y muchas otras cosas más que se suponen que hacen los hermanos.

Complicada. «Muda 3»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora