Capítulo 6.

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Ni siquiera me he dado cuenta que me he sentado al lado de Nick cuando éste me saludó con la mano.

Lo saludé yo también, y él me sonrió. No porque él sea el novio de Samantha signifique que no deba saludarlo si él lo hace. Además, quedaría como toda una maleducada, y él no me hizo nada.

Volteé a ver a mi amiga Kim, y ésta me sonreía abiertamente con algo de picardía, y me enseñaba su pulgar, en lo que la fulminé con la mirada y pongo mis ojos en blanco. Luego entendí por completo su reacción.

«JÁ, Kim ya cree que será el momento en que tendré novio», pensé. «Pero está equivocada».

Sobretodo si piensa que mi primer novio será el tal Nick Byington. Primero y principal, apenas sé que ése es su nombre completo. Segundo, porque apenas hoy me vengo a enterar de que él es el famoso Nick Byington con el cual la famosa Samantha Anne Schmitd ha tenido unas cuantas idas y vueltas en éstos últimos meses, según lo que Kim ha visto por Facebook. Y tercero, porque si llega a ocurrir la "posibilidad" de que él se transforme en mi pareja, seguramente eso enfurecerá a Samantha, y disfrutará totalmente el momento de destrozarme a golpes por justamente ésa misma razón.

Así que no. Kim está totalmente equivocada.

Bueno... Jev no cuenta como mi primer novio. Así que sí, Kim está equivocada si piensa que Nick será mi primer novio.

Cinco minutos después de haberme perdido por completo en mis tontos pensamientos, todos mis compañeros ingresaron al aula en estampida, como si fuesen animales. Algunos directamente se sientan en los pupitres, o dejan sus cosas en ellos y se acomodan en grupos para charlar a los gritos, o se ponen a molestar a otros arrojándoles cosas. He logrado reconocer algunos rostros de mi curso, y veo algunos nuevos, en lo que debo sospechar que se deben de tratar de los que han repetido el año y lo tienen que cursar nuevamente.

Qué frustrante debe ser el estar un año más en la secundaria, sabiendo que ya tendrías que estar graduándote.

—Ni me lo digas —escuché a Nick a mi lado—.

Mi corazón se detuvo un segundo. ¿Qué rayos...? ¿Acaso él lee mentes o qué?

Ok, ya me estoy asustando.

Lo miré, e intenté formular alguna palabra, pero simplemente no me salía la voz. La boca me quedó algo abierta, y cuando noté que él me ha mirado, la cerré rápidamente, mirando hacia el frente, al pizarrón.

—¿Qué ibas a decir? —preguntó Nick a mi lado—.

«Muy bien, Audrey. Ya has quedado como toda una idiota».

Suspiré, y volteé a verlo.

—Es que... —tragué saliva— yo...

Iba a preguntarle cómo es posible que haya escuchado lo que pensé... hasta que me acuerdo que yo suelo recitar mis pensamientos en voz alta cuando estoy medio distraída, así que cerré la boca, y negué con mi cabeza mientras volteaba a ver al pizarrón nuevamente.

—Nada —dije—. Sólo... estaba pensando en la mala suerte de los que tienen que estar un año más en la escuela debido a que repitieron, y sin querer lo he dicho en voz alta.

Nick suspiró, y alcancé a ver por el rabillo de mi ojo que se acomodó mejor en su lugar, llevando sus manos a sus bolsillos.

—Pues lo que dices es la pura verdad. Es frustrante, y nos pasa por vagos. Aunque bueno, por más mierda que se sienta eso, digamos que no me puede importar menos. Total —se encogió de hombros—, ya sabía que en algún momento me iba a pasar —volteó a mirarme—. ¿Nunca te ha pasado?

Complicada. «Muda 3»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora