Capítulo 25. {ESPECIAL} [PARTE 2]

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[ C O N T I N U A C I Ó N   D E L   C A P Í T U L O   A N T E R I O R ] . . .

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Julianna había negado la invitación de Steven para volver hacia donde están sus familiares, por lo que él se volvió solo, y ella se quedó sola en el pasillo, mirando por la ventana para intentar distraerse un poco de lo que está pasando. Ella debía ser fuerte por su hija, porque ahora mismo Audrey la necesitaba con mucha fortaleza, más que antes; al igual que necesitaba a su padre. Ambos no la iban a dejar sola por ningún motivo, no importa cuál fuere. La prioridad de ellos dos era, es y siempre será Audrey.

Al igual que su otro hijo, Jev, por supuesto. A pesar de que haya pasado solamente un año de que él haya aparecido en sus vidas después de veintiún años sufriendo por su "muerte", ambos le tienen un cariño tan inmenso como si lo hubiesen criado desde su nacimiento, como lo han querido hacer. Lo único que lamentan es que Jev ya tenga veintitún años, y no hayan podido disfrutar con él sus momentos cuando era apenas un bebé pequeño; su primer año de vida; sus primeros pasos; sus primeras palabras; su primer día en el Kinder, en la primaria y en la secundaria; verlo disfrutar con sus amigos; su primera novia...

Su reacción cuando le dijeran que iban a tener una hermana.

Una lágrima se escapó de su ojo. Quería involucrar a Jev en todos sus planes familiares, para incluirlo en la familia de una buena vez por todas, pero después de lo que haya pasado entre Audrey y él... todavía no se siente muy cómoda al dejarlos estar juntos, y solos. Sabía perfectamente que ya había pasado casi un año desde que no se ven, pero... ¿y si no lograron superarse? Ni ella, ni Steven querían arriesgarse a que ocurra lo mismo. Simplemente querían que ambos se lleven y se quieran... pero como hermanos. Que conversen y bromeen... pero como hermanos. Que peleen y se griten... como hermanos. Todo como hermanos.

De pronto, se sintió muy mal al recordar la reacción de Audrey cuando les dijeron que ella no iba a volver a ver a Jev por un tiempo indefinido. Ni ellos sabían por cuánto tiempo, pero de igual forma, éso le ha afectado bastante a su hija. Audrey no les ha hablado por unos dos o tres días después de su descabellada decisión. Al principio fue una buena idea, que ellos dejaran de verse hasta que aclaren sus ideas y sentimientos; pero luego pasaron más y más meses, y era tiempo de que volvieran a reunirse para ver cómo avanzaban las cosas. En el cumpleaños de Audrey fue todo normal: no se miraron incómodos, hablaron un poco, y hasta se ayudaron entre ellos para acomodar las mesas en el jardín. ¿Por qué no la dejaron verlo más seguido a su hermano después de ése entonces?

Y fue en ése momento, en que Julianna volvió a llorar. Ahora mismo, se sentía tan culpable y tan enojada con ella misma. A pesar de que lo que Audrey y Jev hayan hecho está muy mal, es imposible negar el cariño que se tienen mutuamente. Al principio sí fue lo ideal que ambos no se vieran por un tiempo, pero después todo se fue completamente de las manos, y hasta se han acostumbrado totalmente a que Audrey se tenga que ir a otro lado o tenga que ocultarse cuando Jev los iba a visitar. Se dio cuenta en ése momento, de lo exagerados que Steven y ella fueron con sus dos hijos.

Se dio cuenta, de que Audrey está internada en la sala de Cuidados Intensivos, y que Jev no sabe nada de ésto.

Se dio cuenta, de que hay cincuenta por ciento de posibilidades de que Jev no pueda volver a ver más a Audrey.

Sus sollozos fueron aumentando cada vez más y más, las lágrimas brotando de sus ojos como manantiales. Hizo un esfuerzo sobrehumano para llorar en silencio, y así no preocupar a los pacientes o a las enfermeras y las demás personas que deambulaban por ahí. Resurgió una idea en su mente, algo que no había hecho desde que tenía memoria. No porque no creyera, ya que Julianna es un poco creyente, sólo que no tanto como su madre, sino porque nunca le daban ánimos de hacerlo, ya que parecía que mientras más lo hacía, más las cosas en su vida se complicaban.

Complicada. «Muda 3»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora