Capítulo 13.*

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(Era capítulo 13 xDDDDDD me re confundí ah)


AL FIN PUDE SUBIR CAPÍTULO.

Espero que les guste.♥♥

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Al final, no le dije ni una mierda a papá acerca de mi relación con Nick.

Y, para colmo, tuve que bajar y dormir en el living, ya que a mis dos queridísimos progenitores se les ocurrió satisfacer sus deseos sexuales justo a mitad de la madrugada, y digamos que sus gemidos no eran para nada delicados. Sobretodo los de mi madre.

Juro que los llegué a odiar en el preciso momento en el cual sus gemidos me despertaron de golpe. Sé que ellos tienen todo el maldito derecho de tener sexo cuando se les de la regaladísima gana, pero creo que deberían ubicarse un poco en los horarios y no despertar a medio vecindario con sus declaraciones de amor. Hubiera agarrado mi celular, conectar mis auriculares en él y escuchar música a todo volumen para no tener que escucharlos de no ser porque el preciado aparato no tenía más batería, así que mi última opción era ir a dormir al living.

Había sido que el sofá no es tan incómodo para dormir a lo que yo daba crédito. Los almohadones esponjosos me daban la impresión de que estaba durmiendo encima de una esponjosa y suave nube. Lo único que había llevado era mi frazada polar, mi almohada y mi reloj despertador, y cuando me acosté en el sofá no tardé ni un segundo en acunarme en los brazos de Morfeo. Lo bueno era que abajo no se escuchaban los gemidos, porque si así hubiera sido, no habría dudado ni una vez en irme a dormir al jardín.

En fin. Mi despertador sonó a las seis y media de la mañana, como siempre. Cubrí mis ojos con mi brazo. Apenas entraba luz por la ventana, pero de igual forma quería seguir durmiendo. A pesar de haber entrado en coma de golpe al acostarme en el sofá, digamos que no he dormido tan bien. Y los culpables de ello son mis padres.

Escucho pasos descendientes de las escaleras. Eran suaves y casi silenciosos, así que debo sospechar que debe ser mamá. Sus pantuflas de oso panda son inconfundibles hasta a grandes distancias.

—¿Audrey? —preguntó mamá a mi lado, soltando un bostezo al final— ¿Qué haces aquí?

Me quité el brazo de mis ojos, y la miré, sonriendo con sarcasmo.

—¿Se divirtieron papá y tú anoche?

Rápidamente, mamá abrió los ojos como platos, y se puso de todos los colores.

—¿En serio se escuchó hasta en tu cuarto? —preguntó mamá, horrorizada—.

—Así es —respondí, sentándome en mi lugar. Me crucé de piernas—. Por cierto, espero que hayan usado protección, o que, por lo menos, tomes algún anticonceptivo, mamá.

Mamá soltó una risa, y despeinó mi cabello juguetonamente.

—Tendría que haberme tomado diez anticonceptivos.

—Yo diría que más de diez.

—¡Hey, basta! —se quejó mamá, aunque riéndose—.

Solté una risa, y negué con mi cabeza.

—No sé qué es lo que te espanta —dijo mamá, dirigiéndose hacia la cocina—. Si no hubiera sido por el sexo, hoy no estarías aquí, quejándote de éso. Además, es fundamental que los padres se den ése gustito, hija. Así no se pierde la pasión.

—¡Mamá!

—¿Qué? ¡Es la verdad! —dijo entre risas—.

—Lo sé, pero jamás en la vida hubiera imaginado que hablarías de ése tema de ésa manera.

Complicada. «Muda 3»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora